Este libro tiene una historia textual complicada, según nos
hace ver el prologuista de la edición digital que he utilizado (Vicente de la Fuente). Son varios los
códices que lo contienen, con variantes de distinta entidad entre sí. La mayor
diferencia vino determinada por las supresiones que las autoridades
eclesiásticas sugirieron a la autora. Esta edición que digo trae las dos
primeras redacciones, ambas conservadas, una en El Escorial y otra en
Valladolid. He escogido la primera, la del Escorial, que es la versión libre de
las zarpas de los bienintencionados pastores.
La obra se divide en pequeños capítulos con secuencias
numeradas a su vez. He “subrayado” en los primeros capítulos numerosos pasajes,
no tanto en los últimos. Los primeros, de hecho, tienen, diría yo, un ritmo más
vivo, y son una serie de indicaciones de tipo ascético dictadas por la
experiencia y con conciencia bastante segura. La mayor parte me resultan
familiares, porque sirven no solo para la espiritualidad monacal. Así, por
ejemplo, a la hora de corregir una monja a otra
debe encomendarla
mucho a Dios, y tratar de lograr en sí misma la perfección en la virtud
contraria a la falta que ve en la hermana; de esta manera ella entenderá mejor
su error que con cualquier reproche o castigo.
O bien, tratando de la caridad:
…compartir con las
hermanas las cosas que a ellas causan placer, aunque a vosotras no interesen,
es caridad…
Ojo con el cuerpo serrano, que
…tiene un defecto: que
mientras más lo regalan, más necesidades se descubren. Es extraño lo mucho que
quiere ser regalado. Como así puede engañar a la pobre alma para que no
progrese, no se descuida.
Y sobre aquellas monjas que andan siempre queriéndose salir
con la suya:
La que no quiere
llevar la cruz, y acepta solo la que le dieren muy puesta en razón, no sé para
qué está en el monasterio; vuélvase al mundo, donde tal vez tampoco le
respetarán esas razones…
Entre otros muchos consejos de sabia y piadosa directora. La
segunda mitad del tratado se dedica a glosar el Padrenuestro y su análisis es
más reflexivo y sutil, al menos no encontré sentencias tan directas al blanco
como las que he citado.
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