Grata sorpresa: no me esperaba de Somerset Maugham
una historia como esta, no porque hubiese leído algo de él, que no, sino por
haber visto en la Wiki algunas cosas sobre su conducta privada. Que fuese amena
sí, pues algo me sonaba de su éxito comercial; pero no que se tratase de un
relato edificante.
Edificante es, al estilo de La mujer nueva de Carmen
Laforet, aunque el carácter principal parte siendo una señorita
frívola e irresponsable, al contrario que la de la novelista española: Kitty,
que así la llaman (encima), se casa de modo bastante inconsciente con un tipo
del que se cansa al poco tiempo y se echa otro andoba al que cree poco menos
que el Guerrero del Antifaz. Siendo así que el marido, el bacteriólogo, es
mucho mejor persona que el otro, o al menos a mí me parece el personaje más
salvable de la novela, a pesar de que todos lo consideren un mediocre. Cuando
descubre el adulterio, trama una maquiavélica muerte en vida para ella,
pidiendo un traslado a un rincón remoto de la China para tratar una epidemia de
cólera. Llegas a pensar que el tipo lo tiene todo pensado para que ella sepa lo
que es la vida (y la muerte) y se haga una persona responsable. Pero parece ser
que no. De hecho él llega a admitir que al principio esperaba que ella muriera.
En todo caso, aquello le sirve de purgatorio también a él. Porque allí hay unas
monjas que mantienen un hospital y que no abandonan a pesar de que van cayendo
como moscas... Y ya se imaginan, pero no se preocupen, está muy bien contado.
Dice Alberto Fijo que en la película que hicieron
hace poco han eliminado el elemento religioso. Pues se la han cargado. La va a
ver su tía.
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