La novela de Mary Shelley comienza en una expedición
al Ártico, y pronto se empiezan a superponer diversos planos narrativos: el
doctor Frankenstein es subido a bordo de su barco por el primer narrador, y
allí cuenta su abracadabrante historia. Más tarde el monstruo toma la palabra
durante unas cuantas páginas... Ya vemos que la novela difiere bastante de la
película de Boris Karloff, porque allí el monstruo no hablaba y de
encuentros en el Ártico nanay. En realidad la mayor creación de la película fue
la figura externa del monstruo, realmente horripilante, hasta que Michael
Jackson le quitó el encanto al convertirse en su parodia. Por otra parte,
las cuestiones morales que plantea Mary Shelley quedan menos explícitas
en la versión fílmica, aunque puedan deducirse. Es a esas cuestiones morales,
creo, a las que debe la fama la novela, que por lo demás queda reducida a un
cuentecillo gótico bastante convencional, con sus excesos retóricos incluidos.
La dudosa licitud de fabricar vida humana en un laboratorio, si ello fuera
posible; el desamparo en que queda sumida la criatura, sin familia ni
posibilidad de crearla; el rechazo provocado por el diferente cuando el
diferente es bastante feo; la propia fealdad de la venganza... y hasta qué punto el hombre es un monstruo
de Frankenstein que justifica sus malas acciones por haber sido llamado a un
mundo horrible que no buscó él (cuestión muy romántica por cierto). Todo eso
está ahí y es más relevante, como digo, que la propia novela como creación
literaria, algo así como lo que sucedía con aquella película titulada Matrix,
puro festival pirotécnico que volvía a poner sobre el tapete, sin embargo,
cuestiones eternas.
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