Una entrevista en directo es peliaguda, sobre todo si te
piden opiniones de lo que no es lo tuyo. Llevaron a Javier Cercas a un
Festival de literatura infantil y juvenil (Fundación Santillana) y no tuvo más
remedio que soltar tópicos y alguna gracieta. Entre otras cosas, va y dice:
"La persona que lee es un peligro público".
Para el poder, se supone, claro. Sí, hay gente a quien le
gusta creer que vivimos en un régimen totalitario. Son sobre todo jovencitos
radicales que encuentran así la justificación para embadurnar las paredes. Algo
turbio se vislumbra, como ya he sugerido aquí alguna vez, con las leyes Lgb y
tal, pero a día de hoy, hombre, ya quisieran los cubanos y los coreanos. Sin
mencionar que, en un régimen como esos, sería difícil encontrar algo cuya
lectura te convirtiera en "peligro público". Ya se encargan ellos.
Es cierto que la persona bien formada es un peligro para
todo aspirante a controlar la sociedad, y por eso se diseñó la Logse por
ejemplo. Pero estar bien formado no es leer así comoquiera; no es leer
cualquier cosa, en plan intransitivo, al gusto de la beatería de la lectura que
tanto abunda en ambientes académicos y que lleva a los chicos a pensar que con
unas intrascendentes historietas de chavales pueden sentirse inmunes a toda
manipulación. El directo es peligroso, pero yo, en lugar de Cercas, tal
vez habría dicho que una persona que lee es, ante todo, una esperanza.