El más interesante, para el lector español, de los ensayos
que componen este volumen es el primero, "La desprestigiada herencia de
Cervantes". Para Kundera, si es cierto que los filósofos se han
olvidado del ser, "con Cervantes se ha creado un gran arte europeo
que no es otra cosa que la exploración de este ser olvidado". Más adelante
dirá, como quien no quiere la cosa, que el novelista no ha de rendir cuentas a
nadie, salvo a Cervantes, frase que creo que se puso de cinta
promocional en la portada del libro. La novela, como repite muchas veces Kundera,
consiste en colocar al hombre frente a unas condiciones existenciales
determinadas y propias de cada creación. El autor cita repetidamente a los
autores que de modo más genial realizaron este cometido, y que resultan ser,
junto a Cervantes, Hermann Broch, Kafka, Diderot, Balzac
y Laurence Sterne. A Broch y a Kafka van dedicados de modo
monográfico algunos de estos trabajos.
Desde luego, que te fascine El castillo cuando tienes
catorce años anuncia ya a un lector excepcional, y Kundera demuestra
serlo en estos escritos. Es mérito, cuando se es un disidente del comunismo, no
apropiarse a Kafka para la causa. No es que no reconozca que sus obras
describen a la perfección el universo totalitario, pero reconoce que hubieran
tenido el mismo valor si no se hubiese producido la irrupción de esos sistemas.
A la espera de comprobar qué tal novelista es él mismo, las observaciones
contenidas en este volumen revelan una intuición que muchos quisiéramos para
nosotros.