...empieza por uno mismo pero sólo si se entiende como lo hace el personaje del Diario de un cura rural.
Odiarse a sí mismo es más fácil de lo que se cree.
La gracia está en olvidarse a sí mismo. Pero, si todo orgullo estuviera muerto
en nosotros, la gracia de las gracias estaría en amarse humildemente a sí
mismo, como a cualquiera de los otros miembros sufrientes de Jesucristo.
(Lo cita Moeller en uno de sus tochos, y no recuerdo quién hablaba ni en qué momento de la novela)