29 marzo 2016

Bajo el sol de Satanás


La segunda novela de Bernanos que me atrevo a leer tiene una estructura más compleja que la otra, el Diario de un cura rural. Aquí damos saltos temporales de una parte a otra, y no solo temporales, puesto que cambiamos de protagonista. El Prólogo es en realidad una primera parte y nos presenta a la pecadora, a la hija pródiga, esa Mouchette casi niña y con una lucidez tremenda que escoge el mal con plena conciencia. Pero, como en la parábola, el hijo pródigo no es más que el protagonista aparente. Las otras dos partes están ocupadas no ya por el padre misericordioso, sino por el Cristo que hace que la misericordia pueda hacerse efectiva. Cristo, en este caso, representado por el santo, que expía a través de sus sufrimientos entre los que se cuenta la tentación de la desesperación, título de la segunda parte. Junto a lo abismal de estos personajes palidece la caricatura del burlón agnóstico que se cuela en la tercera parte, pero Bernanos parecía sentir la necesidad de mostrar esa pequeñez como contrapunto de su héroe/santo. No falta tampoco la figura del cura viejo y de vuelta de todas las debilidades humanas, figura complementaria quizá (y consejero inestimable) del atormentado asceta.

Por supuesto, la hondura del discurso narrativo es tremenda, como lo es en el Diario, y de ahí lo del atrevimiento que decía al principio. Sin duda es una novela que requiere más de una lectura. Quién tuviera cinco vidas más, al menos.

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