Creo que en la cuestión de los refugiados hay que huir del
buenismo como de la peste y gestionarlo con inteligencia, lo cual no es fácil.
Pero me hacen gracia los discursos basados en la identidad, la europea,
se entiende, esa que estaría en peligro con la llegada masiva de árabes. ¿Qué
identidad, por favor? ¿La del matrimonio homosexual? ¿La de los derechos de la
vaca y el lorito? ¿Acaso queda algo de lo que hemos sido? Lo cierto es que, a
juzgar por lo que se ve por la calle, si no vienen los árabes, al cabo de un
siglo lo único que hay aquí son perros. Identidad canina.
...
No es cierto que Podemos y adyacentes no compartan
nada con el Islam radical: comparten enemigos, y eso une lo suyo. Arnaldo
Otegui llamó resistencia árabe al terrorismo islamista cuando el
11-M. Ambos, ETA-Podemos e islamismo, son resistencia (mejor sería decir ofensiva) contra un orden
que hay que liquidar, y que tarda en caer con las armas letales que se ha
dejado colocar en sus puntos neurálgicos, como son las políticas antifamiliares o los
discursos posmarxistas que dominan la educación. Un poco de
aceleración no viene mal.
...
Mientras tanto, el propio Occidente sigue colaborando en su ruina: en
Radio 5, un ginecólogo recomienda encarecidamente la vitrificación de óvulos
como el mejor recurso para la mujer que quiere retrasar su embarazo y tener un
bebé guay (porque el riesgo de Down aumenta con la edad, al parecer). Y es que,
claro, la situación actual de la mujer no deja espacio para la maternidad
temprana y tal y tal y etcétera. Lo que pueda pensar o sentir el bebé guay cuando se
sepa poco menos que producido en una cadena de montaje como un automóvil de
turismo, ni se menciona. Pero el hombre desarraigado es la mejor carne de cañón
para el totalitarismo. Desorientados como Adán el día de la madre los quiere el
Gran Hermano.