Este volumen no es sino una exposición de las doctrinas de Benedicto
XVI sobre la relación entre la verdad revelada y el poder político, tomando
pie de su famosa advertencia acerca de la "dictadura del
relativismo". Esa dictadura se concreta, para Mariano Fazio (bueno,
y para cualquier persona con ojos) en los preceptos de la llamada corrección
política, nueva expresión del partido único de los regímenes totalitarios.
Al mismo tiempo, ese relativismo es una reacción pendular contra las
interpretaciones globales del mundo que dieron origen, justamente, a los
totalitarismos. La prohibición de tener esas concepciones globales toma a su
vez la forma de una nueva imposición, que no distingue lo que es una
elucubración mental convertida en doctrina de lo que es producto de la
reflexión sobre la realidad objetiva.
Uno de los conceptos clave a la hora de aplicar el principio
"Al césar lo que es del césar" es el de libertad religiosa. Fazio
explica el sentido de este concepto dentro del Magisterio, con una claridad que
debería ser definitiva frente a quien aún lo confunde con el relativismo. Vale
la pena citar el párrafo completo:
...rechazando el subjetivismo,
la Iglesia hacía suya la subjetividad [...] No hay ruptura doctrinal con el
pasado: lo que ha habido es un cambio de perspectiva. El Magisterio precedente
adoptaba una óptica objetiva, es decir desde el punto de vista de la verdad
revelada. En este sentido --y solo en este-- la verdad tiene más derechos que
el error. El Concilio, en cambio, adopta una perspectiva subjetiva --no
subjetivista--: se parte del punto de vista del sujeto que se debe adherir
libremente, sin coacciones de ningún tipo, a esa verdad objetiva. Son
perspectivas complementarias, no contrarias u opuestas entre sí, sino que se
enriquecen mutuamente.
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