29 mayo 2014

Ninis


... el mundo de la educación está lleno de la retórica del individualismo romántico, pero carente de ideas y de esperanza. Aprobar a los estudiantes por decreto es una terapia basada en la ilusión. Equivale a creer que se puede inducir una mejora psicológica y social, otorgando estrellas de oro inmerecidas y omnipresentes caritas sonrientes por cualquier trabajo que los alumnos lleguen a realizar. No obstante, la terapia de la ilusión lo único que logra es postergar el momento de enfrentarse a la realidad y rendir cuentas. Los estudiantes que han sido elogiados por su excelencia innata y su valor intrínseco y único descubren más tarde que no son capaces de conservar un buen empleo.

J. D. Hirsch, La escuela que necesitamos

Son los descartados (como diría el Papa) a fuerza de buenas intenciones.

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