26 diciembre 2012

Un truquillo

para las relaciones sociales.

Le habían legado también la costumbre de repetir lo que le decían, para que pareciese que se interesaba y que quería formar juicio de las cosas. Si decían de un pintor que sus cuadros eran bonitos o que tenía una linda casa, Albertina exclamaba: "¡Ah!, ¿con que sus cuadros son bonitos? ¿Con que tiene una linda casa?"

En Marcel Proust, A la sombra de las muchachas en flor.  

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