12 diciembre 2012

Prohibir

El gran principio destacado del mundo materialista moderno ha sido la prohibición, en abstracto. Donde nosotros decimos que un elemento social es peligroso o dudoso, que hay que vigilarlo, que tal vez, en alguna ocasión, haya que reprimirlo, aquello que se llamaba mente moderna siempre gritó, con voz de trueno, que había que prohibirlo. El partidario de la ley seca declara que no debe haber vino; el pacifista, que no debe haber guerra; el comunista, que no debe haber propiedad privada; el partidario del secularismo, que no debe haber práctica religiosa. El fracaso de la ley seca en el único país en que era aplaudida, en que era tan popular como puede serlo algo tan inhumano, significó el hundimiento de todo el concepto de eliminar por completo las tentaciones del hombre y las pruebas de la vida mortal.

G. K. Chesterton, "El pozo y los charcos", en La cosa y otros artículos de fe.

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