y pienso en lo que le habría gustado a Netanyahu.
Toda la república
puede ser lícitamente castigada por el pecado del rey. Si el rey declarase una
guerra injusta a otro príncipe, puede el que recibió la injuria saquear y
proseguir todos los otros derechos de la guerra hasta dar muerte a los súbditos
del rey, aunque ellos sean inocentes. Después de que el rey ha sido instituido
por la república, si él comete alguna insolencia, es imputable a la república. Por
esta razón tiene la república el deber de no encomendar esa potestad, sino al
que justamente la ejerza y use de ella, pues de otra suerte se pone en peligro.
[…]
La república tiene
autoridad no solo para defenderse, sino también para vengarse a sí misma, y
para exigir reparación por las injurias. Se prueba, porque como dice Aristóteles
en el libro tercero de los Políticos,
la república no podría conservar suficientemente el bien público y el propio
Estado, si no pudiese vengar la injuria e infundir respeto a los enemigos. Sin esto
los malos se harían más prontos y audaces para inferir injuria, si viesen que
podrían hacerlo impunemente…
Francisco de Vitoria,
en Relecciones. Citado aquí.
Lo tenían también muy claro, por cierto, las potencias
aliadas tras la Segunda Guerra.
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