Muchos de los militantes de la Legión de San Miguel Arcángel
se refugiaron en España cuando Rumania pasó a la órbita soviética.
Blas Piñar, que ideológicamente, y
según propia declaración, se sentía ya atraído por el movimiento paramilitar y
paramonacal de
Cornelio Codreanu, no
tardó en trabar amistad personal con ellos y en particular con quien sucedió al
“Capitán”, es decir, el “comandante”
Horia
Sima. Hasta tal punto que se podría considerar a este como cofundador de
Fuerza Nueva, pues, según nos cuenta
José
Luis Jerez Riesco, no dejó de animar a
Piñar
para realizar dicha fundación y estuvo junto a él en la inauguración de la
primera sede en los años 60. Desde entonces, los exiliados rumanos serían
invitados habituales en las conferencias que se impartían en Fuerza Nueva y la
editorial homónima publicó algunas de sus obras. Recuerdo que, en la
transición, cuando me dio por comprar algún ejemplar de la revista, me llamaba
la atención ese nombre tan raro, Horia Sima, en lo que consideraba un tinglado
puramente español: por entonces no tenía la menor idea de quién era ese tipo, y
pensé que podría ser un seudónimo. Se anunciaban obras suyas como
El hombre cristiano y la acción política
o
Qué es el comunismo, citados y
glosados por
Jerez Riesco en su
libro.
Un libro que he leído con prisa para tratar de no reparar en
el enjambre de comas que el autor ha esparcido por doquier y no siempre a
tontas y a locas, pues entre sujeto y predicado el tío sigue la norma contraria
a la establecida y no perdona la dichosa coma ni una sola vez, ni siquiera en
las citas. Eso y una construcción con frecuencia caótica de las frases
desespera al más pintado, a no ser que el tema te interese, como a mí. De todos
modos, me he saltado los dos primeros capítulos, que te cuentan la historia de
Rumanía y los contactos históricos entre ese país y España. El resto se dedica
a la historia de la Legión, a la influencia del pensamiento de Codreanu en Blas Piñar, a la semblanza de los más relevantes personajes de esa tendencia
que recalaron en España y a la relación entre ellos y don Blas, así como con el movimiento al que este dedicó su vida
política. Todo ello con una no disimulada toma de partido que a veces toca en
lo pueril, a tono con la retórica, mal envejecida, de la Legión de marras.
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