27 diciembre 2022

Política sin Dios

Este libro surge a raíz de la polémica sobre la mención o no mención del cristianismo en el proyecto de Constitución europea, felizmente olvidada, la constitución, digo. El título original es El cubo y la catedral, mientras que Política sin Dios iba en el subtítulo, al contrario que aquí. Antojos de los editores. El cubo es la Grande Arche, un monumento parisino al que GeorgeWeigel erige en símbolo de la Europa laicista frente a la catedral de Notre-Dame, que, decían, cabía entera en el cubo de marras.

Lo que consiguió aquella polémica fue poner de manifiesto la catadura de los gobernantes europeos, que negando, u ocultando, la matriz cristiana de Europa, hacían una declaración de intenciones. El caso es que la dichosa constitución se ha olvidado, pero el proyecto de descarte de Dios sigue adelante a grandes pasos. Weigel repasa los principales fenómenos concomitantes de esa descristianización (o que él considera tales, desde su postura de conservador norteamericano), los autores que han venido haciendo de profetas (Solzhenitsyn, LubacEl drama del humanismo ateo–, Dawson y, más modernamente, J. H. H. Weiler, de cuyas ideas este libro viene a ser en parte una glosa), defiende el origen cristiano de los derechos humanos y la democracia, encomia el papel de Europa del Este, sobre todo Polonia, en su lucha contra el comunismo y, por supuesto, destaca el papel de Juan Pablo II (de quien, por cierto, es biógrafo), que, como de costumbre, no dejó entonces de afirmar las raíces cristianas de Europa con voz recia y clara.

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