Acudió Melanio entonces a recordar tiempos de su lejana
historia griega, cuando la democracia iba construyéndose, y señaló una época en
la que entre los que atracaban en las callejas de Atenas y el comportamiento de
algunos del erario, la diferencia estaba en que aquéllos te hablaban de tú y
los del erario de vuesa merced. Matizó Melanio que dado que en la lengua griega
no existía el tú y el vuesarced para distinguir en el tratamiento, sino que éste
se hacía mediante el uso del plural o de la interjección, lo más preciso sería
decir que el del erario exclamaba: "Oh, contribuyente, venid a mí!",
mientras que el rudo asaltador exigiría: "¡Contribuyente, descarga la
bolsa!"
En Antonio Prieto,
El embajador