07 enero 2012

Examen de conciencia



Sabía que los dos la querían. Cada cual a su manera. Pero ninguno la quería del todo. Jim la amaba en la medida en que Daisy correspondía a la concepción que él se había hecho de la mujer ideal. Su madre la quería como si fuera una proyección de ella misma, pero exigiendo que la imagen proyectada no tuviera ninguna de las imperfecciones que tenía el original.

En Margaret Millar, Un extraño en mi tumba

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