17 noviembre 2010

Hay generaciones infieles a sí mismas



que defraudan la intención cósmica depositada en ellas. En lugar de acometer resueltamente la tarea que les ha sido prefijada, sordas a las apelaciones urgentes de su vocación, prefieren sestear alojadas en ideas, instituciones, placeres creados por las anteriores y que carecen de afinidad con su temperamento. Claro es que esa deserción del puesto histórico no se comete impunemente. La generación delincuente se arrastra por la existencia en perpetuo desacuerdo consigo misma, vitalmente fracasada.

José Ortega y Gasset, El tema de nuestro tiempo

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