24 abril 2008

La mujer en el tiempo de las cruzadas


Para quien se sienta fascinado por aquel hecho histórico que llamamos cruzadas, libros como este son una delicia, incluso cuando resulta difícil marear entre la profusión de nombres de reyes y príncipes. Digo libros "como este", y quiero decir escritos por autores que son también entusiastas de la materia, porque estamos saciados de desmitificadores. No sé si hay peligro de mitificar unos episodios como aquellos, que de por sí hacen innecesarios los mitos. Causa respeto toda aquella masa de personas (aquí no es pertinente decir hombres) que se lanzaron a través de Europa para defender una tierra sagrada o (y esto es lo más admirable) para hacer penitencia por algún delito más o menos horrible. Reconocer la propia culpa y expiarla no es gesto muy frecuentado por los gobernantes en ningún lugar. No quiero decir con todo esto que el libro de Régine Pernoud escamotee las sombras: príncipes que pagaban a pobres hombres para que viajaran a Tierra Santa en su lugar, aventureros sin escrúpulos que deshonraron el nombre de cruzados, reyes y reinas criminales, todo eso está ahí. Pero viene compensado por innumerables rasgos de grandeza humana e incluso (Bernardo, Luis) de santidad. Lo mejor de esta obra es dejarse llevar por el encanto de nombres como Godofredo, Melisenda, Alix, San Juan de Acre. ¿Fascinación pueril, propia de jóvenes bovarys? Sí, el Capitán Trueno está ahí, pero, como decía Lennon, "I´m not the only one". También disfruta Pernoud.


Nota redactada en febrero del 2000.