01 abril 2008

Cínico pero sincero


No soy creyente, pero tampoco soy ateo. Ni un agnóstico, una posición que considero absurda, y excesivamente timorata. Supongo que todavía soy católico, por más que no practico la fe. Como los demonios en el infierno, creo y tiemblo. Si la gente me pregunta, digo que es porque ciertas posiciones de la jerarquía o del Vaticano me son repugnantes, como si la Iglesia no fuese lo bastante buena para contener la gloria que es Jake Mishkin, pero esto no es verdad. Abandoné el culto para poder ser un demonio entre las mujeres. Sí, mi único pasatiempo caro.

(Jake Mishkin, narrador de El libro del aire y de las sombras, flamante novelón de Michael Gruber)


Y se agradece esa sinceridad, tan inusual en el mundo de las letras. Se trata de un personaje, claro, pero revela a un autor consciente de lo que se oculta detrás de tantas teorías sobre los propios agnosticismos.

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