Torcuato Luca de Tena consigue aquí salir airoso de un tema trillado, tan trillado como el de la persona que se ve de repente trasladado a una época que no es la suya, con la obligación de adaptarse a los usos de tal época. Tema que, como sabemos, suele utilizarse para hacer una crítica social. Digo que sale airoso porque, junto a esa crítica, que la hay, don Torcuato acierta a presentarnos el drama humano que tal deslocalización lleva consigo.
Al capitán Contreras lo encuentran vivo, aunque
inconsciente, en su sepulcro. Más tarde nos explicará que fue objeto de una
operación cuyo secreto conocían solo algunos moriscos y que de entrada solo debía
haberle mantenido dormido quince días. Un doctor y un periodista, ambos ávidos
de la gloria que proporcionará el caso, se lo llevan a los Pirineos, lo
reaniman y lo reeducan para
aclimatarlo a su nuevo ambiente. Contreras muestra ser un hombre noble hasta el
punto de que, en conflicto con la doblez y la mala fe que halla a su alrededor,
resulta ingenuo. Hastiado, se traslada a una propiedad en el campo, donde hace
vida casi eremítica junto a una mujer que, al parecer, le comprende. Pero no
podrá escapar tan fácilmente.
Luca de Tena no
disimula la tesis: hemos avanzado increíblemente en lo material pero a costa de
retroceder de modo lamentable en lo espiritual. Contreras se ve deslumbrado por
los progresos realizados por el hombre durante los siglos que ha permanecido en
hibernación y da gracias a Dios por ello, pero el roce con la mezquindad de que
hacen gala hombres y mujeres le lleva al desengaño.
El autor utiliza varios planos ficcionales con el fin de
dejar en suspenso la realidad de la historia. El lector puede quedarse con la
versión policial que acusa de fraude a Cornejo, el periodista, o hacer caso a
este asumiendo la verdad de la resurrección
de Contreras. Tenemos también un extenso prefacio (con dramatis personae y todo) que, en tercera persona y desde el siglo
XVII, nos pone en antecedentes de todo. Para que luego digan que la novela
experimental empieza en los 60, eh.
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