el símil de Ana Iris Simón, según el cual nuestro mundo se parece cada vez más a una competición de plañideras.
Y a esa competición se suma ahora la segunda autoridad del
Estado. Con plena conciencia, claro. Dicen que se trata de un hecho insólito.
Lo que demuestra es que conoce su mundo. No hizo más que incoar la melodía, y
en seguida se sumó el coro de los allegados. Y así hasta que los otros se
sientan culpables, claro.