23 diciembre 2018

Let me in


Escucho una conferencia sobre las Brönte. El ponente recuerda los sueños de una sirviente de Cumbres Borrascosas, donde un fantasma infantil pide obsesivamente let me in, let me in, déjame entrar. Dice que niños vampiros con esa misma petición en sus bocas aparecen más tarde en Elizabeth Gaskell e incluso en Stephen King.

Me recuerdan a esos aparecidos de la medianoche de que hablaba Ibáñez Langlois, los no-nacidos por anticoncepción, aborto o paternidad responsable. Y, bien mirado, el Niño que no pudo hallar posada llega también cada Nochebuena: let me in, let me in, solidario de esos hijos de la nada, que le piden su propia carne para nacer. Él pidió ser acogido y fue rechazado, como los otros; los otros, por quienes sudó sangre en el huerto.

Nochebuena, de nuevo. Perdónanos, y entra, Niñito, a tu casa.