si la centuria que agoniza [siglo
XIX, por supuesto] ha transcurrido pugnando en vano por ajustar los hechos a
una filosofía preconcebida, en lugar de derivar la filosofía de la sucesión
aleccionadora de los hechos?
No le quedaba nada por ver a Ramiro de Maeztu
("El desarme", en Hacia otra España). La centuria siguiente
convirtió la filosofía en ideología, y muchos intentaron embutir a los
ciudadanos en esa camisa de fuerza con la complacencia de ellos en tantas
ocasiones. Y en eso seguimos, aunque ahora con una ideología que no tiene nada
que envidiar a los caprichos de Sigerico de Horría, el tiranuelo que inventó Víctor
Mora para el Capitán Trueno, y que se empeñaba en que en su país
todo se hiciera al revés.
Oigo con frecuencia que la famosa ideología de género
tiene su raíz en el individualismo: que nadie intente coartarme con normas
estúpidas cuyo origen es incierto y discutible. Vive a tu aire, pon las normas
que te dé la gana que yo pongo las mías propias. Según eso, no estaríamos ante
una ideología sino ante la exaltación de la libertad individual llevada al
límite.
Algo hay, pero eso no explica por qué ellos buscan reprimir
mediante leyes, y cuando no, mediante la coacción violenta, a quienes
simplemente quieren expresar que tal vez ese modo de organizarse la vida no sea
conveniente ni a los propios individuos ni a la sociedad. Quien dice que poner
al burro mirando a la carreta no puede traer nada bueno, es reprimido como en
el reino de Sigerico.
Estoy más bien con los que dicen que la IG no es más que
otra vuelta de tuerca del marxismo: la historia de la humanidad no es sino la
historia de la lucha de sexos, y el fin de esa historia es una sociedad sin géneros,
o de géneros elegidos a discreción.
No hay vuelta de hoja: a día de hoy, o se es cristiano o se
es totalitario. Solo Cristo revela al hombre al propio hombre, y fuera
de él solo hay cadenas, pesadas como las de 1984 o dulces como las de Un
mundo feliz. El demonio no se conforma con ser una opción entre otras: necesita
imponerse. Y, para ello, la destrucción del matrimonio y de la familia es la
mejor opción. Lo viene planeando con siglos de antelación. No tiene prisa.