11 febrero 2017

El asiento del conductor


¿Quién es Lise? Uno se va a quedar con las ganas de saberlo, y eso que Muriel Spark nos da toda clase de detalles sobre su aspecto y sobre sus actividades en el breve espacio de tiempo en que transcurre la historia. Realmente, esto parece un cuento camuflado de novela. Tiene las características del cuento pero no tiene su extensión, aunque se trate de una novela breve. Es la crónica de un momento decisivo en la vida de un personaje, pero sin que se nos revelen antecedentes ni consecuentes. Tal vez le hubiera gustado a Chejov.

Aunque narra en presente, Spark no tiene empacho en revelarnos el final de su personaje casi desde el principio, al estilo de la Crónica de una muerte anunciada del otro. Se diría, como allí, una crónica periodística, llena de datos pero con ausencia del mundo interior de los actores. Es lo que me enseñaron a llamar técnica behaviorista o conductista en la novela. Uno quiere saber, uno trata casi de gritar, diciendo no lo hagas, preguntando cuál es el problema, puedo yo ayudar, pero le será negado todo apoyo. Ella coge lo que dice serán las vacaciones de su vida, se compra el modelito más hortera que encuentra, hace todo lo posible por dejar pistas y camina con paso seguro hacia su ligue macabro. ¿Una parábola? ¿Un experimento narrativo? Me quedo tan perplejo como con Flannery O´Connor, a pesar de las diferencias.

__