16 marzo 2012

Se contenta con burlarse de ella

En su ambicioso Panorama de las literaturas europeas, René Albères define con bastante precisión una característica del héroe novelesco a partir de 1950.

... no es ya un representante de la humanidad designado para enfrentarse con el cosmos, las cuestiones morales o la acción social, sino un ser que se debate, en tanto que individuo, ya sea para pensar o para vivir... Ese ser no está en desacuerdo con su época más de lo que pueda estarlo con cualquiera otra, pero tampoco cree que esté destinado a salvarla. La situación del hombre en el mundo y el estado en que se encuentra ha dejado de interesarle, porque está resignado y no trata de comprender. "Estamos desesperados, es cierto; es tan evidente como que tenemos dos piernas y dos brazos. Tan evidente, que acaba por no tener importancia". Ese personaje es pesimista; no cree que la sociedad de su tiempo sea perfecta ni que pueda perfeccionarse. Se burla de la sociedad sin perder el tiempo criticándola. Reconoce que es estúpida y que está mal gobernada, pero no tiene ninguna esperanza de modificarla y se contenta con burlarse de ella.

(La cita entrecomillada es de Robert Sabatier, Canard au sang)

_