18 marzo 2011

Estrecho y oscuro


... a veces en la vida de los pueblos llega un momento en que cambian los hábitos, las costumbres se destruyen, las creencias se tambalean, el prestigio de los recuerdos se desvanece y sin embargo la ilustración no es incompleta y los derechos políticos siguen igual de inseguros o restringidos. Entonces los hombres ya no ven la patria más que bajo una luz débil y confusa; ya no la simbolizan ni en el suelo, que se ha convertido a sus ojos en tierra inanimada; ni en las costumbres de sus abuelos, que se les ha enseñado a considerar como un yugo; ni en la religión, de la que dudan; ni en las leyes, que no hacen ellos; ni en el legislador, a quien temen y desprecian. No la ven, pues, en ninguna parte, ni con sus rasgos propios ni con otros, y entonces se retraen a un egoísmo estrecho y oscuro. Estos hombres... no tienen el patriotismo instintivo de la monarquía ni el patriotismo reflexivo de la república, sino que se han detenido entre los dos, confusos y decepcionados.

Alexis de Tocqueville, La democracia en América

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