28 diciembre 2010

Lo que arraiga en el hueso


Este divertido biopic de un artista imaginario es al mismo tiempo una reflexión sobre el arte, y si Francis Cornish hubiera existido realmente podríamos decir que Robertson Davies reconstruyó su vida bajo su propia mirada de artista, la del autor, digo. Una mirada escéptica, distanciada y con un humor que nos deja ver lo mucho de británico que queda en los canadienses anglófonos.

Lo que me desalienta es que me he quedado sin saber qué es lo que arraiga en el hueso ("lo que arraiga en el hueso no se desprende de la carne", dice el proverbio inglés, según nos informa la traductora). Me pregunto si se referirá a esa "alma católica encadenada por el protestantismo", la de Cornish, pues, en efecto, su padre exigió bautizar a sus hijos en esta religión contra los deseos de su familia materna, católica. Cuando Cornish dice que la creencia "es mejor que el vacío", su maestro Saraceni contesta: "así es, te lo aseguro". Y no porque Saraceni sea un modelo de creyente, pero los discursos de este peculiar personaje acerca de la pintura y del arte en general son un auténtico gozo y transmiten tal vez los pensamientos del propio Robertson Davies, lo que revelaría (lo hace ya la propia novela) a un autor para no perder de vista.

Nota redactada en marzo del 2010

__