09 diciembre 2009

Pasenow o el romanticismo


En el fondo, el drama de Pasenow, como el de muchos otros personajes de esa época (y, por consiguiente, también de sus creadores), es el no haber sabido distinguir lo esencial de lo accidental dentro de la famosa "caída de los valores". Si he comprendido bien el asunto, a Joachim von Pasenow le acomete el escrúpulo a la hora de casarse con Elisabeth y consumar el matrimonio, pues ha traicionado las convenciones de su mundo al enamorarse de la cocotte Ruzena. O todo o nada: o me convierto en el amante de Ruzena y mando al demonio el uniforme, o soy fiel al uniforme y, por tanto, al matrimonio con una de mi clase.

Si oímos hablar a Eduard von Bertrand, el comerciante, el traidor al uniforme y a los valores, nos parece estar ante un hombre de nuestro tiempo, en el que el sentido común se impone ante los convencionalismos agobiantes. Para Pasenow, echar abajo esos convencionalismos significa tirar también por la borda el matrimonio, el honor... (la muerte de Helmuth en duelo tiene mucho de simbólico). Sin embargo, Broch parece ofrecer un rayo de esperanza, esperanza en que Joachim acabe de comprenderlo, gracias a la encantadora Elisabeth y al fondo cristiano del propio Joachim, que viene al final en su ayuda. Mihura planteó el mismo asunto en clave de humor (Tres sombreros de copa), pero sin el rayo final de esperanza. Exquisita la prosa de Broch y delicioso el desafío final del novelista a sí mismo y a los lectores.

Nota redactada en septiembre del 2000

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