28 febrero 2007

El revés de la trama

Dios ama a los seres humanos, a pesar de sus miserias. Scobie también. La colonia en la que vive es una imagen a escala reducida del mundo de los hombres. El paraíso está "absolutamente del otro lado". Y Scobie, el honrado, dará su vida y su salvación por amor a un ser humano, a dos seres humanos. La identificación con Cristo es clara, y sin embargo, al suicidarse, nuestro hombre ha cometido un pecado imperdonable. Es la paradoja que nos plantea esta novela, tan propicia a la polémica. Se parece, por muchos motivos, a San Manuel Bueno, mártir, donde, también, un ser pecador aparece comparado a Cristo: Manuel Bueno, increyente, entrega su vida por los demás. Ambos planteamientos son igualmente inverosímiles, porque prescinden de muchos factores que también, gracias a Dios, entran en juego; pero presentan posibilidades teóricamente reales, como lo hace también El condenado por desconfiado, igualmente inverosímil.

El problema de Scobie es, aunque parezca sorprendente, de falta de humildad. El padre Rank, tan inoperante otras veces, acierta cuando, ante la declaración de Scobie, "me siento vacío", responde: "a veces ese es el momento que Dios elige". El protagonista, en cambio, es incapaz de aceptar que su visión de los hechos esté equivocada; pero es que tampoco le plantea nadie esa posibilidad porque él a nadie habla, ni siquiera a su diario. Se me ocurre que todas las conciencias atormentadas de la novela contemporánea son producto de la crisis de la dirección espiritual. Scobie es víctima de un enemigo del que nunca fue consciente, y que los ascetas suelen llamar el demonio mudo.


Nota redactada en agosto del 2001. Hablo, claro, de la novela titulada originalmente The heart of the matter, de Graham Greene.