En las
Elegías
encontramos al
Juan Ramón melancólico
de esa época, como en las
Baladas de
primavera. Los escenarios son similares: jardines al atardecer, con el
color oro, o amarillo, como predominante:
¡Oh
plenitud de oro!... El oro de mi ocaso se ha puesto ya jazmín… Sobre el collado
mustio descansan mis ruinas doradas… Cielo que miro, azul y oro, sobre el
triste patio blanco…
Desde el punto de vista formal, es también un libro bastante
uniforme, pues consta todo él de serventesios alejandrinos, en poemas de dos,
tres o cuatro estrofas. Supongo que lo compondría al mismo tiempo que otros de
la época, como Jardines lejanos o las
propias Baladas de primavera.
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