Cinco guardias civiles y sus mujeres en el ambiente opresivo
de un castillo-cuartel. La noticia: uno de los guardias ha muerto en una
refriega, pero aún no se sabe quién. Las horas se suceden tensas (mediodía, dos
de la tarde, cuatro de la tarde…) mientras, en contrapunto, el narrador nos
retrotrae a las vivencias de la guerra civil en cada una de las mujeres, que
son las auténticas protagonistas, unas fuertes, otras más débiles, esta más
frívola, aquella más grave. La muerte, que pareció pasar de largo para todas en
aquella circunstancia, parece volver ahora como para cobrarse el crédito otorgado
entonces.
Aldecoa no se ensaña con los lectores que se hubieran
encariñado con los personajes y acude a un fácil expediente para facilitar el
desenlace, que no es, desde luego, lo importante. Lo es el enfrentamiento
contra la vida y la muerte de estas mujeres. Aldecoa lo sirve con una acertada
construcción y con la prosa exquisita que le caracteriza.
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