23 julio 2013

Lección magistral


El soldado Bucky Paige está desolado porque su mujer le escribe diciendo que se ha enamorado de otro tío. Le deniegan el permiso para ir a casa. Su amigo le lee la cartilla.


--Entonces ve allí de todos modos. ¿Qué tienes en los extremos de tus brazos, nenúfares? –Levantó una de las muñecas de Paige y la dejó caer de nuevo--. Te pusieron los puños aquí para algo, ¿no crees? Lucha por ella. Tienes que pelear para separarlos. Tal como yo lo veo, si no lo haces, eres un gallina. Probablemente el tipo ni siquiera valga la pena. A mí me pasó algo parecido. Al principio de nuestra relación, tuve que partirle la cara a un tipo que tonteaba con mi Sadie en el paseo de Coney Island. Desde entonces –concluyó, dándose un puñetazo en la palma de la mano--, no hemos tenido el menor problema. Todo lo que ella hace es quedarse en casa y parir hijos.

En Cornell Woolrich, Rendez-vous en negro.

La última frase puede parecer desafortunada: hablamos de una mujer, no de un animal doméstico. Pero si ella se comporta como tal…

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