08 noviembre 2011

El fermento de Cristo


La eficacia del cristianismo se subtitula esta nueva* obra del gran divulgador. Y no se trata, como podría hacer pensar el subtítulo (yo lo pensé) de algo parecido a lo que hizo César Vidal en El legado del cristianismo en la cultura occidental; es decir, de ofrecer una perspectiva histórica de los cambios (a mejor) experimentados en nuestra civilización gracias al cristianismo. Más bien se trata de qué puede hacer la fe cristiana en la persona; qué diferencia personalmente a un cristiano de alguien que no lo es.

Divide Lorda su libro en tres partes, correspondientes a las tres virtudes teologales: "La luz de la fe", "El fervor de la caridad" y "La ilusión de la esperanza". En definitiva, no deja de ser un compendio (y así lo admite el autor) de sus clases de formación cristiana, perfectamente estructurado. La primera parte muestra la idea cristiana del mundo, creado por Dios y entregado al hombre, el cual pecó y hubo de ser redimido por Cristo, Dios hecho hombre. La segunda parte desarrolla el modo de vivir de los cristianos, presidido por el amor, es decir, la caridad. "Que donde haya odio, ponga amor, donde ofensa perdón..." La sencilla y sublime oración de san Francisco de Asís pone fin a esta parte. La tercera se dedica a la celebración del misterio de Cristo, reflejo de nuestra esperanza: "anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. Ven, Señor Jesús". Pues sólo al final de los tiempos se hará patente la victoria de Cristo, aunque ya está actuando aquí, como fermento.

Nota redactada en mayo del 2003. Posteriormente Juan Luis Lorda ha publicado los dos volúmenes de Humanismo, el segundo comentado aquí.

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