02 febrero 2010

Hay un truco muy socorrido

para presumir de experto en literatura, y en concreto en ese autor del que se habla por el motivo que sea (muerte, premio, aniversario). La pega es que sólo se puede utilizar cuando el autor de marras tiene una obra muy popular y más conocida que las demás.

El truco, por supuesto, consiste en decir que esa obra que todos conocen no es la mejor de su autor.

Sucedió el otro día en una tertulia radiofónica sobre Salinger (q. e. p. d.). Era cuestión de tiempo que alguien dijera que El guardián entre el centeno no le parecía su mejor obra, y, en efecto, uno cayó en la tentación. Tentación un poco vulgar, porque el truco empieza a estar un poco visto. Pero se perdona porque ya es de agradecer una tertulia literaria en la radio a las seis de la tarde. Y a lo mejor el tío era sincero y todo.

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