La colección “Naturaleza e historia” de Rialp reunía tanto ensayos como libros que podrían calificarse de manuales, como este de Ramón García de Haro, ilustre moralista, que realiza una exposición clara, desde el punto de vista cristiano, de lo que indica su título.
Si el primer capítulo se titula “Los planes de Dios” ya
podemos intuir cuál es el origen de esa cosa que llamamos conciencia. Ella nos
señala si caminamos de modo concorde a esos planes o nos desviamos de la ruta. Lo
nuestro es hacer lo posible por descubrir esos planes y luego colaborar con
ellos o no estorbarlos. La conciencia está ligada sin remedio a la libertad,
porque el seguimiento del plan divino es libre (“La libre incorporación del
hombre a los planes de Dios” es el segundo capítulo) y, aunque Dios puede mover
nuestra libertad, no la fuerza. Las cuestiones que siguen son, como cabe
esperar, la necesidad de formar la conciencia y el modo en que uno puede
oscurecerla voluntariamente.
Como nos muestra el autor, no siempre es necesario empezar
el título por “Introducción a” siempre que vayamos a hablar de un tema de modo
general y más o menos sumario.
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