O, más bien, tertulianas. Primera:
“... no solo pueril, sino infantil e
inmaduro”
No lo habrían mejorado ni Hernández y
Fernández, los de Tintín. Segunda, en la misma tertulia, y tal vez
de la misma persona:
“...los egos personales...”
Ya se ve que existe el ego corporativo.
No anda descaminado, no crean.
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