He notado que siento repelús incluso al teclear el nombre del presidente del gobierno, y prefiero aludirlo mediante un circunloquio. Es posible que si busco ese nombre en este blog aparezca poquísimas veces.
Esta Semana Santa, al meditar el Vía Crucis, me vendrá bien pensar que no soy mejor que él. "Tirad, pero tirad sin odio", como decían los capellanes del Alcázar de Toledo.