31 diciembre 2007

Balance de lecturas 2007

Voy a imitar a Arp en esto del balance libresco del año. Es lo mejor de lo que he leído (a falta de terminar el Jesús de Nazaret), no de lo que ha aparecido: de hecho, casi todo es antiguo.

Y también hablaré de lo peor, cosa que me resulta fácil este año que me he metido a crítico de bestsellers. Esto sí es nuevo. Ahí va.

Lo mejor

-La democracia en América, de Alexis de Tocqueville. Una apología (seria) del sistema democrático y un agudo análisis de la mentalidad norteamericana. Con razón es un clásico.

-La gran esperanza, de Rafael García Serrano. La memoria personal, más que histórica, de un falangista impenitente. Divertido y brutal, y un ejemplo de cómo elevar el lenguaje cuartelero a alturas exquisitas.

-Introducción al Cristianismo, de Joseph Ratzinger. Qué os voy a explicar...

-El enigma de "La vie", de Carlos Rojas. Prueba de que, en efecto, la mejor novela española está fuera de los escaparates. Un licor fuerte y selecto.

-La desheredada, de Benito Pérez Galdós. Una grata sorpresa, para mí que menospreciaba un poco a don Benito.

-Pasarse de listo, de Juan Valera. Y dicen que es la peor de sus novelas...

-Mariana Pineda, de Federico García Lorca. ¡Poeta!...

Lo peor

-El caballero del templo, de José Luis Corral. De cómo si sabes un poco de Historia te puedes forrar haciéndote pasar por novelista.

-Medianoche, de Richard Zimler. Indigesta "epopeya" sobre un negrito presuntamente angelical. Una tontería.

Y, por supuesto:

-La sangre de los inocentes, de Julia Navarro. Que este adoquín mal escrito, hinchado de tópicos y politicorrecto hasta la risa floja se haya vendido como pipas sería uno de los misterios de la humanidad antes del 14 de marzo de 2004.

Feliz fin de año a todo el mundo.

30 diciembre 2007

La estructura narrativa


"Y otras experiencias literarias". Son ensayos de diversa índole pero todos centrados en el fenómeno literario, sobre todo en la novela. Y hay en Francisco Ayala una excepcional lucidez, tanto en los capítulos que tocan lo sociológico como en los que más propiamente dedica a la novela como obra de arte. Son muchas las ideas que podríamos subrayar y meditar. Es un placer leer, por ejemplo, que, por encima de los hechos relatados, el interés de una novela está en el elemento humano. "Quizá no sienten [interés] ninguno por los concretos hechos históricos allí referidos, pero sí por la humanidad revelada a través suyo (sic)". Yo no tengo empacho en reconocer que La Regenta es una novela de primera a pesar de que no reconozca en Fermín de Pas a un sacerdotre católico, porque el auténtico interés de la obra está en el choque de dos personalidades subyugantes como la del magistral y la de Ana Ozores. Miles de lectores tragan hoy embobados novelas como Cien años de soledad, Conversación en La Catedral o la propia Muertes de perro de Ayala, extasiándose ante el compromiso democrático del autor, que denuncia valientemente la dictadura, y quedándose sin saberlo en la más estéril superficialidad, porque "no es en el argumento donde han de buscarse la intención última y la originalidad de una obra de arte".


No es frecuente, no, oír diagnósticos tan certeros y, al mismo tiempo, tan sencillos, no sólo sobre la obra de arte, sino sobre nuestro mundo, "un mundo que parece haber eliminado de una vez para siempre el aspecto moral de todas las cuestiones". Una pena, que a Ayala le quede ya tan poco tiempo entre nosotros.


Nota redactada en febrero de 2001. (Y, para desmentirme, Ayala sigue aún entre nosotros).


29 diciembre 2007

Más Tocqueville


En la confusión de todas las clases, cada cual espera poder parecer lo que no es y realiza grandes esfuerzos por conseguirlo. La democracia no engendra ese sentimiento, que es natural en el hombre, pero lo aplica a las cosas materiales. La hipocresía de la virtud se da en todo tiempo; la del lujo pertenece especialmente a los democráticos.


También en La democracia en América, parte II (que es la más jugosa).


28 diciembre 2007

Paz en la guerra



Mi impresión más superficial de este libro es que le sobran páginas, de modo que tal vez no he acabado de comprender su sentido. La apariencia es la de una magna novela de guerra, al estilo de Guerra y paz. Pero faltan episodios individuales, que ceden ante los hechos de la colectividad. Es, sí, una novela de colectividad, y Juan Pablo Fusi lo pone de manifiesto en su prólogo, donde trata de demostrar que Unamuno virtió aquí todo su concepto de lo que era el pueblo vasco y en concreto lo que era Bilbao, ciudad vasca, española y liberal.



Pero puede que la novela supere esos alcances y entre a formar parte de la cosmovisión unamuniana, es decir que no estemos hablando sólo de vascos y de españoles, sino de hombres. Así parecen confirmarlo los últimos párrafos, que vienen a explicar todo lo que hemos contemplado en las trescientas páginas anteriores: la guerra no altera sustancialmente la vida de los hombres, que viven en su paz, en sus trabajos y sus días, por encima de las contingencias de la política, o de su continuación por otros medios.



¿Qué tiene que ver esto con Unamuno? Aquí no hay esos caracteres singulares, Abel Sánchez, la tía Tula, Manuel Bueno... Bien, yo diría que es el pórtico de todo ello. Parece claro que la única guerra es la vida, y en este sentido no hay mucha diferencia entre una coyuntura bélica y una de paz. Este es el plano general, el contexto sobre el que después van a ejercer su manera propia de ser todas las grandes creaciones unamunianas.



Nota redactada en mayo de 2003.




27 diciembre 2007

Si no fuera por estos tipos clarividentes...


Todavía se encuentran entre nosotros cristianos llenos de celo... Ellos serán, sin duda, quienes luchen en favor de la libertad humana, fuente de toda grandeza moral. Al cristianismo, que ha hecho a todos los hombres iguales ante Dios, no le repugnará ver a todos los ciudadanos iguales ante la ley. Mas por un cúmulo de extraños acontecimientos, la religión se encuentra momentáneamente comprometida con los poderes que derroca la democracia, llegando a ocurrir a menudo que rechaza la igualdad que ama, y maldice a la libertad como si se tratara de un adversario, siendo así que si la llevara de la mano podría santificar sus esfuerzos.


Alexis de Tocqueville, La democracia en América


24 diciembre 2007

Yo lo imagino así.


No con cara de chico bueno de enciclopedia Álvarez, ni bendiciendo con la mano. Esos están bien para recordarnos que era Dios y para invitar a la adoración. El de verdad apretaba los puños, rebullía y babeaba, como hicimos nosotros. Tenía, como tuvimos todos, cara de no entender nada de lo que pasaba, e invitaba a apretujarlo y hacerle cucamonas. El Verbo se hizo bebé, y desde entonces todos los que fuimos bebés podemos ser Dios. Por eso, feliz Nochebuena, feliz Navidad a todos.

23 diciembre 2007

Agnes


Hace treinta años, una historia de amor titulada tal cual, Love story, triunfaba en las listas de ventas. Era sencilla hasta la simpleza, y algunas de sus frases lapidarias podrían pasar a la antología del disparate, como aquello de "amar significa no tener que decir nunca lo siento". Pero daba fe de una manera de concebir el amor que se estaba abriendo paso, un amor estilo hippie sin flores ni marihuana, con anillos de quita y pon, hasta que la vida nos separe, y a la vez desdramatizado, lejano del arrebato pasional. Un estilo que luego se impuso en la literatura como lo había hecho en la vida, y donde la convivencia marital llegaba antes, mucho antes que la plena confianza mutua.


Es este último hecho el que ha nutrido los argumentos de las novelas, en un momento en que se habla de la agonía del género narrativo. Ese algo de recelo, ese no-sé-qué que hay en el cónyuge que no es mío todavía, que no me ha sido entregado, es una de las fuentes de las que viene alimentándose el realismo psiquiátrico de nuestros días.


Pero era el propio estilo de convivencia el que rara vez se ponía en cuestión; y no es normal, porque esta suerte de para-matrimonio acarrea conflictos no pequeños, derivados sobre todo de la falta de finalidad u objeto de dicha unión. Me refiero, por supuesto, a la ausencia de apertura a la procreación, a la familia.


Peter Stamm, suizo de expresión alemana, ha escrito su primera novela, Agnes, que se parece mucho a Love story salvo en el tratamiento de esta problemática, que, aunque bien encauzada, solamente la esboza, y es una pena.


Nota redactada en septiembre de 2001.


22 diciembre 2007

Bohemia


Me alegra ver que la editorial Alba ha recuperado las Escenas de la vida bohemia de Henri Murger, una de las narraciones más divertidas del XIX, eclipsada por la versión operística de Puccini. De la ramplona edición que tengo en casa extraigo este desengañado discurso:


... Más que de una pasión, somos los esclavos de una costumbre. Esta cautividad es la que hay que romper, o nos agotaremos en una esclavitud vergonzosa y ridícula. Pues bien: el pasado es pasado, y hay que romper los lazos que todavía nos unen con él; ha llegado la hora de ir hacia adelante sin mirar atrás, hemos tenido nuestro tiempo de juventud, de inconsciencia y de paradoja. Todo eso es muy hermoso, se haría con ello una hermosa novela; pero la comedia de las locuras amorosas, el despilfarro de los días perdidos con la prodigalidad de gentes que creen tener la eternidad para gastar, todo eso debe tener un desenlace. Bajo pena de justificar el desprecio que harían de nosotros y de despreciarnos nosotros mismos, no nos es ya posible continuar viviendo al margen de la sociedad, casi al margen de la vida. Porque, en fin, la que llevamos, ¿es una existencia? Y esta independencia, esta libertad de costumbres de que tanto nos vanagloriamos, ¿no son ventajas bien medianas? La verdadera libertad es poder pasarse sin los demás y vivir por sí mismos. ¿Hemos llegado a eso? ¡No! El primer miserable recién llegado, cuyo nombre no qusiéramos llevar ni durante cinco minutos, se venga de nuestras burlas y se convierte en nuestro señor el día en que le tomamos prestado un duro, que nos presta después de habernos hecho gastar cien escudos de astucias o de humillaciones. En cuanto a mí, ya estoy harto. La poesía no existe únicamente en el desorden de la existencia, en las dichas improvisadas, en amores que duran la existencia de una candela, en rebeliones más o menos excéntricas contra los prejuicios, que serán eternamente soberanos del mundo, se derroca más fácilmente una dinastía que una costumbre, aunque sea ridícula. No basta ponerse un gabán de verano en el mes de diciembre para tener talento; se puede ser un poeta o un artista verdadero teniendo los pies calientes y haciendo las tres comidas. Por mucho que se diga y que se haga, si se quiere llegar a algo, siempre es preciso tomar el camino del lugar común. Acaso te sorprende mi discurso, amigo Rodolfo; vas a decirme que rompo mis ídolos, vas a llamarme corrompido, y no obstante, lo que te digo es la expresión de mi sincera voluntad [...] En efecto, ¿qué nos ocurrirá si continuamos este monótono e inútil vagar? Llegaremos a la orilla de nuestros treinta años, desconocidos, aislados, disgustados de todo y de nosotros mismos, llenos de envidia hacia todos los que veamos llegar a un fin, sea el que sea; obligados para vivir a recurrir a los medios vergonzosos del parasitismo, y no creo que sea esto un cuadro de fantasía que invoque expresamente para espantarse. No veo negro el porvenir sistemáticamente, pero no lo veo tampoco del color de rosa: me limito a ver con precisión. Hasta el presente la existencia que hemos llevado nos era impuesta: teníamos la excusa de la necesidad. Hoy no seríamos ya excusables, y si no entramos en la vida común será voluntariamente porque los obstáculos con que hemos tenido que luchar no existen ya...

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21 diciembre 2007

Ruin

Los esfuerzos de la derecha por hacerse perdonar su condición rebasan a veces el límite de lo ridículo para entrar en lo ruin. Así cuando Carlos Herrera equipara de modo implícito a la Falange y a la ETA: "ahí cantando el Cara al Sol...", dice ayer el tío, aludiendo al canto del Eusko Gudariak por los condenados del entorno etarra.

Pues sí, tienen razón al reír y cantar, porque saben la batalla ganada. La ideológica, con tipos así, por supuesto; y con ella, las demás. Esta condena no es sino un mero accidente, por hablar en los términos de su aliado.

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19 diciembre 2007

La unidad del mundo


Esta conferencia pronunciada en el Ateneo de Madrid en 1951, recogida por Florentino Pérez Embid en su colección "O crece o muere", muestra que la devoción hacia Carl Schmitt por parte del tradicionalismo data de antiguo. El exegeta de Donoso Cortés dedica aquí su atención a lo que parece ser un lugar común de aquella época: que la universalización a través de la técnica iba a conducir a una abolición de las naciones y a un consiguiente gobierno mundial. No parece Schmitt muy partidario de esta tesis, y sugiere que nos encaminamos más a la pluralidad que a la unidad. La división en dos bloques (siendo el dos, según santo Tomás, número nefando por la tensión dialéctica que lleva consigo) va a generar una tercera, o quizá incluso cuarta o quinta vía que darán al traste con la pretendida unidad. Aprovecha aquí el autor de Die Diktatur para criticar las filosofías de la historia, entendiendo tal concepto en sentido restricto, oponiéndolo a la idea religiosa de esa misma historia, es decir, circunscrito a las interpretaciones racionalista y marxista. Y aquí es donde se torna más atractivo el discurso de Schmitt. Su idea de que el progreso técnico no tiene por qué correr paralelo con el progreso moral no es nueva ni supone un hallazgo, pero sí es una conclusión obligada después de echar un vistazo a la trayectoria de los últimos siglos.


Nota redactada en marzo de 1999.


18 diciembre 2007

Sender


... Por cierto que el loro de doña Aldonza, excitado, gritaba también y su voz dominaba a las otras.


(Ramón J. Sender, La aventura equinoccial de Lope de Aguirre)


He aquí un rasgo que revela al buen novelista. El malo se habría contentado con decir que aquella reunión semejaba un coro de avechuchos graznantes. ¡Bravo!


16 diciembre 2007

Iglesia y culturas


En 1985 Paul Poupard reunió en un volumen las conferencias y los artículos que había venido impartiendo y publicando acerca de este tema que tanto preocupó al Concilio Vaticano II y a los sucesivos papas hasta Juan Pablo II. La secularización de la cultura y el advenimiento de la era global han planteado, conjuntamente, a la Iglesia el reto de la aculturación y la inculturación, neologismos que Poupard utiliza de modo reiterado y que estima nada superfluos.


Pensamiento fundamental a lo largo de estas páginas es que la fe no puede subsistir sin hacerse cultura, pero la fe es superior a la cultura. Lo mismo puede decirse de la moral: a este respecto, Poupard cita una frase de Jan Potocka: "no es el hombre quien la define [la moral], sino que es la moral la que define al hombre".


A los cristianos de hoy nos toca, sugiere Poupard, hacer de nuevo el papel de "primeros cristianos": "los viejos moldes están gastados y los modelos no aparecen cortados a la medida". Así pues, nos toca repetir lo que Daniel-Rops llamaba "la gesta de la sangre", la epopeya de los primeros. Un cristiano ya no es un miembro de la cristiandad, alguien que se deja llevar por la corriente: "no se trata ya de conformismo social, sino de adhesión voluntaria, muy a menudo contra corriente..." De alguna manera viene en nuestra ayuda ese signo de los tiempos que es el "vértigo de la diversidad". Ser marginal, de algún modo, comunica un aura de prestigio.


Nota redactada en julio de 2003


14 diciembre 2007

"... montó en Lepanto sobre Clavileño",


dice el narrador de Carta sin tiempo en clara alusión a Cervantes. Es ya un tópico hacer analogías entre don Quijote y su creador. Ciertamente, los españoles de la época montaron muchos clavileños en defensa de una cristiandad ruinosa y entrando al trapo de la modernidad y el cuius regio, pero quizá Lepanto no sea la referencia más adecuada. En realidad, allí Europa se jugaba realmente su supervivencia. Y la ganó recurriendo más a María que a Amadís, aunque quizá el gusto por la caballería andante tenga algo que ver con el espíritu demostrado por Cervantes en aquella ocasión.


13 diciembre 2007

Contexto

Leo un editorial atrasado de La Gaceta sobre el informe Pisa. Dice, entre otras cosas, que la reforma educativa de 1970 fue la mejor del siglo XX, "a pesar de su deficiente contexto político".

¿Se sentían obligados a añadir lo último?, me pregunto con timidez. Pero pongamos que hubiera habido, en esa época, tres o cuatro leyes a la misma altura y en materias tan fundamentales. ¿Pueden decirme para qué querríamos un "contexto político normal"?

12 diciembre 2007

Juan Martín el Empecinado


Novelar la historia de España en el XIX es idea atractiva; Galdós podía hacerlo, luego lo hizo. Una vez más volvemos a encontrarnos en buena armonía la historia y la peripecia individual. Como en La corte de Carlos IV, la parte novelesca ocupa la segunda mitad del volumen y se centra en dos personajes: por un lado, Gabriel Araceli, el protagonista de la serie, convertido aquí en un Errol Flynn que se escapa de prisiones y supera enemigos como si tal cosa; y mosén Antón Trijueque, cura guerrillero, tan inverosímil como fascinante. Inverosímil, no por ser cura y guerrillero, sino por su personalidad titánica, hombre nacido para dominar y disponer a su antojo de vidas y destinos ajenos, condenado a hacer de comparsa, primero de don Juan Martín y luego de los franceses, a los que se pasa por puro despecho. Incapaz de andar por este mundo "como por un barril de aceitunas", acaba colgado de una encina en un cuadro deplorable, compartiendo el destino de todos los titanes e inspirando lo último que él hubiera deseado: compasión. Galdós no ha renunciado a la imaginación en sus incursiones históricas. Junto al cura guerrillero se alza también, mucho más amable, la figura imponente del Empecinado, héroe humanizado por su lealtad y su entrega a una causa diversa de su propio ego.


Nota redactada en febrero de 1999.

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11 diciembre 2007

A la memoria de José María Valverde,

citado aquí ayer, le tengo un tremendo respeto, más que por su cultura humanística, por su famoso gesto de solidaridad con José Luis López Aranguren. Cuando este fue apartado de su cátedra de Ética por motivos políticos, Valverde, a la sazón catedrático de Estética, le remitió este escueto mensaje:


"Nulla aesthetica sine ethica; ergo, apaga y vámonos".


Y renunció a su vez a la cátedra. Por lo general me resulta más simpático Franco que sus oponentes, pero sé reconocer a un hombre cuando lo veo.

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10 diciembre 2007

Ingenioso


Ya saben que hay en las lenguas lo que se llama falsos amigos: palabras que parecen tener una traducción evidente en el propio idioma, pero que en realidad significan algo distinto. Así, un supporter, en inglés, no es el que soporta, sino el seguidor o admirador. El conductor no "conduce", sino que "dirige" la orquesta. Y así podríamos componer un diccionario entero, como se ha hecho.

Pero también sucede dentro de la misma lengua, en el eje diacrónico. De la Breve historia de la estética de José María Valverde recuerdo, ante todo, la aclaración que me hizo acerca del adjetivo ingenioso en el título del Quijote. Al parecer, en época de Cervantes este adjetivo significaba lo que hoy denominamos extravagante. La aclaración no es superflua, desde luego, ya que siempre me pregunté qué tenía don Quijote de ingenioso. Un falso amigo, entre muchos, que acecha a todo el que lee a los clásicos.


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08 diciembre 2007

Gog


Un nihilista con ínfulas de titán que se ríe a mandíbula batiente de las ocurrencias de los nihilistas sus contemporáneos. Quizá porque no soporta la competencia. Criatura de su tiempo y a la vez látigo de las criaturas de su tiempo, es lo más original que se puede decir de este aborto de la imaginación calenturienta de Papini.


Temo que este sea uno de esos libros que rara vez se leen hasta el final. En realidad, leídos unos cuantos capítulos uno se ha hecho cargo de lo que es. Se compone de breves episodios (seis páginas, a lo sumo) inconexos salvo por la personalidad de Gog, descrito con rasgos casi monstruosos en el prólogo. Por cierto, como ocurre con otras obras contemporáneas (¿contemporáneas?) de ficción, quizá lo más sustancioso de esta sea el prólogo. Estos episodios responden, casi todos, a uno de estos tres modelos: encuentros de Gog con un artista o soñador que le habla de su proyecto u obra extravagante, por lo general rechazado con desdén por el protagonista; visitas de Gog a celebridades de su siglo (Einstein, Freud, Shaw), que se explayan sobre su propia personalidad (tal como la entendió Papini, se deduce); y proyectos llevados a cabo por el propio Gog, de los que suele acabar hastiado o decepcionado. Al cabo, lo que parece estar ausente de todo este cuadro es la razón y la sensatez, que se dirían cosas olvidadas en la niebla de los siglos.


Nota redactada en julio de 2005


06 diciembre 2007

Heidegger, en "Serenidad" (1955)


Podemos usar los objetos técnicos... manteniéndonos a la vez tan libres de ellos que en todo momento podamos desembarazarnos de ellos... Podemos decirles no en la medida en que rehusamos que nos requieran de modo... que dobleguen, confundan y finalmente devasten nuestra esencia... Quisiera denominar esta actitud... la serenidad para con las cosas... La serenidad para con las cosas y la apertura al misterio se pertenecen la una a la otra.


04 diciembre 2007

Y a mí que la unidad de los demócratas

me produce el mismo efecto que la idea de España a Savater...

Si el patriotismo es el último refugio de los bribones, la democracia, por lo que llevo viendo desde hace treinta años, es el primero.

01 diciembre 2007

Negociad, negociad... malditos.


Lamentable accidente en Francia: miembros del sector duro de ETA, esos reacios a la negociación y a la paz (y por tanto equiparables a Alcaraz o a Mayor Oreja) han disparado contra dos guardias civiles que se cruzaron lamentablemente en su camino.


Y hablando en serio: ya está ahí el gesto que el GAL esperaba por parte de ETA. Oh, sí, esto funciona así. ¿O acaso no se votó a Zapatero en el 2004 para que saliera pitando de Irak y nos ahorrara este tipo de molestias? ¿Qué diferencia a ETA del terrorismo islámico? El mensaje es ahora: negociad, negociad, por favor. Salid pitando del país vasco si es necesario, pero no nos amarguéis la digestión en Zamora, o en Getafe, o en Peraleda del Zaucejo. Y dará resultado.


27 noviembre 2007

No pidas sardina fuera de temporada


Andreu Martín sabe que es un narrador ágil y brillante. Y sabe también que es muy difícil que sólo con esas cualidades consiga componer una obra maestra, ni siquiera aportar algo nuevo a la novela. Así que lo que hace (y no se lo censuro, sino al contrario) es aprovechar al máximo esas cualidades que he citado, y ha elegido un doble camino: primero, el de las novelas para adultos, dando a esta expresión su sentido más lamentable: es decir, explotando el gusto por lo obsceno y lo sangriento; así en Prótesis y otras que no siento desconocer. La segunda vía, más amable, es la de escribir para el público adolescente, campo que hoy tiene salida segura, aunque sus clientes sean obligados en su mayor parte. En la serie sobre Flanagan Martín da lo mejor de sí mismo como narrador (es una delicia perder el tiempo con estos nuevos folletines que muestran rasgos aislados de genio) y aprovecha otra de sus cualidades: la de ser un gran conocedor de los resortes de la novela negra norteamericana. Juan Anguera es un Marlowe reconvertido en adolescente porque el personaje ya no da mucho más de sí, ajado hasta el ensañamiento por tantos imitadores; pero siguen siendo eficaces esos resortes: pistas que se dosifican hábilmente a lo largo del relato, revelaciones inesperadas, alguna escaramuza en los capítulos finales, que espolea el deseo de conocer el desenlace... e, incluso, el gesto heroico del protagonista, dispuesto a sacrificar el amor de su dama en aras de la verdad.


Nota redactada en enero del 2000. Por cierto, de los relatos de Flanagan responde también Jaume Ribera, guionista de historietas, discreto sustituto de Ibáñez cuando la demanda era superior a las fuerzas del genio.


23 noviembre 2007

La vida política española sigue gravitando en torno a Franco.


Se diría un juego que consistiera en evitar a toda costa un coco con el nombre del caudillo, y el que lo rozara perdiera, ante el alborozo del adversario. Los medios, por su parte, actuarían como jaleadores, gritando caliente o frío. Difícil es hallar un día en que ninguna columna periodística se refiera de algún modo a Franco o al franquismo.

Hace poco, alguien se refería a las relaciones exteriores del gobierno Z evocando las buenas relaciones entre Franco y Fidel Castro. Normal: "todo quedaba entre dictadores". Pero tú, presidente de un gobierno democrático...

Eso me hizo recordar que Gonzalo Redondo (por cierto, compañero de universidad del firmante), en su monumental e inconclusa obra sobre el franquismo, afirmaba que este no fue una dictadura, sino un típico régimen tradicionalista. Por mi parte añadiría que el de Fidel tampoco, sino un típico régimen de socialismo real. Ambos pueden tener alguna coincidencia, como la ausencia de partidos o la marginación de la sociedad civil, pero sobre sus respectivos resultados en el orden social y humano hablen las diferentes evoluciones posteriores de España y del bloque soviético.

Claro que estas distinciones quizá sean demasiado sutiles para los toscos esquemas que impuso la transición. De esos esquemas sigue viviendo la izquierda española, y permiten que una punta de degenerados se vea alzada, desde el punto de vista moral, sobre "la espada más limpia de Europa", que dijo Pétain.


20 noviembre 2007

Se ha privado al hombre de la vid


¿Por qué en este lugar de nuestras consideraciones sobre Europa nos referimos a la parábola de Cristo sobre la vid y los sarmientos? Quizás porque precisamente esta parábola nos permite explicar de la mejor manera el drama de la ilustración europea. Rechazando a Cristo, o por lo menos poniendo entre paréntesis su actuación en la historia del hombre y de la cultura, ciertas corrientes del pensamiento europeo han cambiado de rumbo. Se ha privado al hombre de "la vid", del injerto en esa vid que permite lograr la plenitud de la humanidad. Se puede decir que se abrió el camino a las demoledoras experiencias del mal que vendrían más tarde de una forma cualitativamente nueva, jamás conocida antes o, al menos, no con tal magnitud.

Juan Pablo II, Memoria e identidad


16 noviembre 2007

El viaje de Jonás

José Jiménez Lozano ha hecho una caricatura, pero no en el mal sentido que suele darse a esta palabra cuando se la saca de su acepción primaria. Es la misma historia bíblica contada con desenfado, jocosamente, atribuyendo al profeta caracteres, relaciones y hechos que quizá no tienen base real, pero sirven para darle un aspecto humano en lo que la humanidad tiene de más risible, y que no se contradicen con lo que de Jonás refiere la Escritura. Presenta, en efecto, la historia bíblica de Jonás chispas del sentido del humor de Dios, que juega con su creación. Las referencias a nuestro tiempo no hacen sino contribuir a ese acercamiento jocoso del personaje a nuestra entraña humana: la esposa de Jonás se dedica a desconstruir todo lo que Jonás hace o dice, el profeta compra su báculo lujoso en Tiffany´s... La referencia a la deconstrucción no puede por menos de caerme especialmente en gracia, por lo que tiene de burla de la pedantería de ciertas filosofías, claro.

En fin, en este Jonás de Jiménez Lozano vemos algunas de nuestras más flagrantes caídas en el ridículo: ese utilizar la propia y objetiva pequeñez como excusa para no emprender lo que Dios le encarga; ese confundir la justicia de Dios con la suya propia (al utilizar las amenazas divinas para satisfacer su ansia de venganza contra quienes le pegaron); esas setenta y siete semanas que los cónyuges permanecen enfadados, por convención... Catártico.

Nota redactada en octubre de 2003

12 noviembre 2007

Federico Jiménez Losantos


está disfrutando en los últimos tiempos de una publicidad que ya quisiera yo para lo poco bueno que hago. Políticos y plumíferos echan pestes de los excesos de "un locutor", "cierto comunicador", "una voz de la COPE"... así, sin citar el nombre por lo general, lo que añade misterio al asunto y el prestigio del malditismo para el interesado. Eso le está proporcionando jugosos incrementos de audiencia, incluso de no adictos a su línea. Ya hace años un mi compañero, nada sospechoso de fachismo, contaba como un gran descubrimiento el de FJL y lo pasaba en grande escuchándolo por la mañana.

Por otro lado, resulta chocante que, cuando desde el gobierno se legislan barbaridades que serían la envidia de Calígula y se cocinan traiciones no vistas desde don Julián, muchas conciencias hipercristianas se escandalicen ante una de las voces que más ha denunciado tales tropelías, sólo porque tal o cual vez se excede en sus calificativos. Hay quien no dormirá a gusto hasta que en la COPE no bauticen hasta a los clips y los pendrives. Y aquí hay que recordar que la COPE no es Radio María, sino una emisora generalista donde se hace apostolado, sí, pero también periodismo de opinión donde la crítica al poder se ejerce con la contundencia requerida en cada caso.

Cada vez más, incluso, se permiten exhortar a los obispos a que silencien esa y otras voces, en uno de las exhibiciones de mentalidad totalitaria más flagrantes que han visto estos ojitos. Eso son compañeros de viaje para el GAL, vive Dios, y no los de los bolcheviques.

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09 noviembre 2007

Con frecuencia se afirma la licitud del aborto


cuando se juzga que probablemente el que va a nacer (el que iba a nacer) sería anormal, física o psíquicamente. Pero esto implica que el que es anormal no debe vivir, ya que esa condición no es probable, sino segura. Y habría que extender la misma norma al que llega a ser anormal, por accidente, enfermedad o vejez. Si se tiene esa convicción, hay que mantenerla con todas sus consecuencias; otra cosa es actuar como Hamlet en el drama de Shakespeare, que hiere a Polonio con su espada cuando está oculto detrás de la cortina. Hay quienes no se atreven a herir al niño más que cuando está oculto -se pensaría que protegido- en el seno materno; lo cual añade gravedad al hecho: en una época en que cuando se encuentra a un terrorista con una metralleta en la mano, todavía humeante, junto al cadáver de un hombre acribillado a balazos, se dice que es "el presunto asesino", la mera probabilidad de una anormalidad se considera suficiente para decretar la muerte del que está expuesto al riesgo de ser más o menos anormal.


Julián Marías, Sobre el Cristianismo.


07 noviembre 2007

Porque soy realista


creo que el 11M fue lo que parece: una trama de la entente GAL-ETA para asaltar el poder. "No fue la ETA", dicen. Por supuesto. Que la ETA diera el golpe sería una torpeza indigna incluso del GAL. Eso no habría hecho sino reforzar al gobierno que había que tumbar. La ETA no estaba en la mano de obra, sino en la tramoya: en el pacto de Perpignan, en los coches cargados de explosivos que fueron convenientemente interceptados... En todo aquello que iba a crear el ambiente de que ETA lo intentaba y que en algunos sitios se los habían quitado de enmedio sin disparar un tiro.


Pero no me causaría un trauma el que, en efecto, hubiese sido obra de islamistas. Algunos parecen pensar que eso daría la razón a los socialistas. Y no. En buena lógica, la autoría islamista no debería haber perjudicado al gobierno de Aznar, sino haberlo reforzado, como hizo en otros lugares. Si a los islamistas les molestaba la guerra de Irak, señal de que era acertada. Pero aquí se impuso otra lógica: la de los torturadores ("¿es que queréis que os maten a todos?") y la de los cobardes ("¿es que no veis que nos van a matar?"). Es lo que me tiene deprimido desde entonces.


06 noviembre 2007

Perseguid a Boecio


Una de las obsesiones de Vintila Horia fue siempre la revolución que la física cuántica provocó en el mundo del pensamiento. Según expresó en muchos artículos y en algún libro, la sociedad de nuestro tiempo está viciada porque se basa en sistemas de pensamiento ya caducos, como es caduca también la física newtoniana, porque (y esta es otra de las constantes de su obra) no podemos aislar la ciencia de una época de su filosofía y su arte, pues todo ello no es sino una diversidad de técnicas de conocimiento. Para la nueva Física, no todo es predecible de acuerdo con unas leyes, sino que el comportamiento de las partículas se rige por la indeterminación. Esto, según Vintila Horia, da el golpe mortal al materialismo dialéctico, y así lo creyeron también los jerarcas de la URSS, por lo que prohibieron en el país las teorías de Planck y de Heisenberg. El protagonista de Perseguid a Boecio se encientra de repente iluminado por la verdad al descubrir los papeles de un viejo pensador muerto en el universo concentracionario soviético. Por pequeño que él pueda ser (como una partícula) posee la "conciencia de este desierto" y podrán matarle pero no seguir engañándole. La iluminación en el destierro es otro de los temas favoritos de nuestro autor. Todo, pues, resulta familiar a sus lectores, incluso la técnica del entrelazamiento de historias en tiempos diversos pero unidos por unos personajes que comparten el mismo destino. Por fortuna, no decae la exquisita sensibilidad de este hombre, capaz de encontrar significados hasta en la más banal de las situaciones.
Nota redactada en noviembre del 2000.

01 noviembre 2007

Once


Decía Ricardo Piglia que el cráter, la clave de la eficacia de un relato breve está en el punto de encuentro de dos historias, de las cuales una se nos cuenta y otra se deja a nuestra intuición. Quizá sea exagerado, pero algo tiene que ver esto con lo que Vargas Llosa llamaba el dato escondido, algún elemento de la historia que no se nos dice claramente. Alguno de los mejores relatos de esta colección de Patricia Highsmith se basa en esa técnica: es el caso de "La heroína", donde vamos poco a poco atisbando la enfermedad de la protagonista, hasta que algún hecho confirma nuestras sospechas, pero de un modo brusco y que no esperábamos. De algún modo el dato escondido nos hace despertar la tensión, nos pone en situación de esperar algo raro, como en esos trenes de feria que te meten por recovecos oscuros.


También podríamos describir su técnica como el desvelarnos poco a poco un paisaje que al principio se muestra apacible para después, pasando del primer plano al plano general, desasosegarnos con la presencia de algo que "no debería estar ahí", hasta que nuestra inquietud se vuelve desolación al contemplar todo el cuadro. Todos los cuentos de este volumen se resuelven, sí, en desesperanza, al quitarnos progresivamente las posibilidades de que algo pueda terminar bien. A veces el desenlace no existe, y la primitiva decepción que sufre nuestra curiosidad se transmuta en la conciencia de que esa falta de un final es aún más desoladora que, por ejemplo, el horrible fin del profesor Clavering.


Nota redactada en julio de 2001.


31 octubre 2007

La Madelón


¿Así que esto es una soldado (o soldada)? Pensé que lo de la incorporación de la mujer al ejército era algo nuevo.

30 octubre 2007

Selva enmarañada


En Conversación sobre la guerra, lírica novela de José Asenjo Sedano premiada con el Nadal en 1977, aparece esta definición que anoté en su día, no sé muy bien por qué:


La vida es la verdad que avanza a través de una selva enmarañada. A cada paso de la vida, sucede el asalto de la cizaña, cegando los caminos.


Bueno.



27 octubre 2007

Alain Finkielkraut

termina La humanidad perdida con una pregunta terrible: "¿ha sido inútil el siglo XX?" Los quinientos mártires españoles dicen que no lo ha sido. La gran aportación del socialismo a la humanidad será el ejemplo de sus víctimas. Su sal y su luz.

26 octubre 2007

Diario de Paula


Creo que puedo perdonarle a José Ramón Ayllón su ingenuidad desmesurada en cuanto al alumnado de instituto: "algunos siempre con un libro en la mano, aprovechando un tiempo muerto entre clase y clase. De vez en cuando, alguien queda deslumbrado por un hallazgo literario inesperado, y entonces vienen los préstamos, las colas de lectores a la espera". En fin, soñar es gratis y, al cabo, él aspira a hacer una novela ejemplar, siguiendo el uso de la literatura juvenil de ahora.


Estoy hablando de la última novela* de Ayllón, publicada en la colección juvenil Paralelo Cero, de Editorial Bruño. Se titula Diario de Paula y quien conozca Vigo es Vivaldi puede suponer que se trata de una nueva entrega de los chicos del Instituto Cunqueiro de Vigo. De hecho, es la misma historia narrada desde la perspectiva de la chica, y prescindiendo del sorprendente desenlace de aquella.


Novela ejemplar, digo, pues sus mensajes, su lección moral, se hallan descaradamente explícitos, y el autor lo sabe y no le importa. También es consciente de que la carga sentimental (melosa, a veces) es mucho más fuerte que en Vigo es Vivaldi, pues no en vano la narradora es una adolescente, con sus emociones a la intemperie por partida triple, debido a la edad, la crisis familiar y el cambio de residencia. Y, por otro lado, Ayllón sabe lo que les gusta a sus potenciales lectores.


Por eso, digo, porque el autor lo sabe y porque no la ha escrito para un quisquilloso profesor de literatura con más conchas que un crustáceo de la ría de Vigo, le perdono lo ingenuo, lo meloso y lo ejemplar. Y también por otra razón.


El Diario de Paula, como Vigo es Vivaldi, se parece externamente a tantas otras novelas juveniles de esta colección o de Espacio abierto, por ejemplo, que citábamos hace poco. Pero hay algo de nuevo. Nuevo y, diría, refrescante, como la portada del Diario, con esa ventana al mar abierto. Algo que yo llamaría vitalidad. Los personajes de Ayllón aman la vida y la reciben con un gesto gratificante, con un abrazo o una afirmación que llamaría guilleniana, si no fuera porque carecen del escepticismo que aletea en la poesía de Jorge Guillén. La muerte está ahí, sí, pero sólo como un pequeño susto que tras ser superado parece asumirse, no como un punto de llegada, sino como continuación del viaje, quizá de otro modo, pero en la misma vida. De ahí todos esos pasajes, quizá lo mejor de la obra, donde los personajes se dejan atrapar sensualmente de la lluvia, del color del cielo o del frescor de la mañana: morning has broken, no en vano aparece allí esa canción, que en tres palabras y una melodía parece sugerir el mismo despertar de la vida.


No es así en otros títulos de esta especie, donde los muchachos parecen acurrucados para proteger su cachito de felicidad, siempre amenazada por algún malvado. Y ese es otro de los rasgos de Vigo... y del Diario: no hay malos. No niego, por supuesto, la realidad del mal, ni que la literatura deba reflejarlo. Pero aquí la maldad aparece como una carencia, un fallo, en el sentido en que le decimos a alguien "me has fallado". Los malos son los propios personajes cuando, de algún modo, no dan la talla, se fallan a sí mismos o a los demás. Capaces de lo mejor y de lo peor, no son las pobres víctimas de una sociedad viciada que existe sólo para molestarles. Sufro bucho, podría ser, remedando a Millán Salcedo, el título común a tantas y tantas novelas juveniles que sólo tienen de tal el presunto destinatario y la ligereza de su lectura. La juventud, en los libros de Ayllón, la trasudan Borja y Maxi, Paula y Cristina. Y basta, que, más que una nota crítica, esto parece ya un prólogo.


*Esta nota apareció en el llorado Piensa un poco (luego Opina Digital), a raíz de la aparición del Diario de Paula (2003)


25 octubre 2007

Yo quiero un Maura

Están ciegos los que, con tal de suprimir los obstáculos en que tropiezan las reformas, propenden a destruir o amenguar el ascendiente de la Iglesia católica sobre la sociedad. Si esta luz se apagase, perdida o alterada la tradición de tantos siglos, se perdería también la ley moral que implantó el cristianismo, base de la cultura europea. No: quiero a la Iglesia fuera del Estado; pero imperante y viva en el seno de la sociedad, para que su espíritu sea expresado por las formas de la soberanía nacional, el espíritu de las leyes y la norma del Estado. Cúmplase el voto del pueblo conforme a las leyes de Dios.

Antonio Maura, citado por Vicente Cárcel Ortí

24 octubre 2007

La señora de pueblo


actuaba en una obra de teatro y en los ensayos se empeñaba en decir cetafe en lugar de Getafe porque "a mí no me gusta decir palabras feas" (jeta no significa en todas partes "cara" u "hocico").


Me pregunto si será un escrúpulo similar el que lleva a muchos curas a evitar la palabra perturbación ("... libres de pecado y protegidos de toda perturbación") y a sustituirla por adversidad, peligro, mal... Otra razón no se me alcanza.


23 octubre 2007

La educación en peligro


No deja de ser una grata sorpresa que la crítica más contundente del sistema educativo que padecemos venga de una extranjera. Cuando describe la situación en Suecia uno parece estar contemplando lo que pasa en España. El PSOE, en esto como en otras cosas, no hizo sino copiar las malas recetas que la izquierda había aplicado más allá de los Pirineos, y de las que en lugares como Inglaterra empiezan a estar de vuelta. En una esclarecedora primera parte, Inger Enkvist pasa revista a lo que ha sido la pedagogía del siglo XX, o, como ella dice, la antipedagogía. Nombres como los de Dewey, Piaget, Freire y otros han sido tan letales para la educación como los de Freud, Sartre o Marcuse en el campo del pensamiento y de la cultura, porque trataron de aplicar a la escuela unas medidas supuestamente científicas que estaban cimentadas sobre bases ideológicas. Su consecuencia fue la puesta en entredicho de la figura del profesor, reducido al mero papel de moderador de un debate, cuya figura es tanto más efectiva cuanto más desaparezca de escena. En estas condiciones, la desaparición del cuerpo de catedráticos y su paso a mera condición es sólo una anécdota en el panorama desolador de la escuela española. Con no menos implacable lucidez, Enkvist enumera en la segunda parte de su trabajo todos aquellos aspectos de la educación que han sido negados a las últimas generaciones, mostrando en todo momento, con datos, el empobrecimiento cultural que ha resultado de todo ello.
Nota redactada en marzo de 2001
Imagen: "Y... es algo incómodo, pero es la única manera de que nos presten algo de atención en clase"

19 octubre 2007

... pero, ante todo, bebamos.


(Los cazadores se disponen a emprender la búsqueda y captura del gran oso)


... Siempre había una botella presente, de forma que llegó a parecerle que aquellos bellos y fieros instantes de corazón y cerebro y valor y astucia y velocidad estaban concentrados y destilados en ese licor marrón que ni las mujeres, ni los chicos, ni los niños, sino solamente los cazadores bebían, bebiendo no la sangre que habían derramado sino alguna condensación del espíritu selvático e inmortal, bebiéndola con moderación, incluso con humildad, no con la esperanza vulgar y sin base del pagano de adquirir por medio de ella las virtudes del ingenio y la fuerza y la velocidad sino para saludarlas. Por eso le parecía en esta mañana de diciembre que era no sólo natural sino realmente lo adecuado, que esto hubiese empezado con whisky.


William Faulkner, El oso


17 octubre 2007

Desdobles


"Ellos tienen desdobles... tienen de todo". Así comentaba el director de mi IES las ventajas de los institutos de la capital sobre el nuestro.


Desdobles... Bueno, aquí tenemos atención a ACNEEs, ANCEs y otras especies. Tenemos diversificación, claro, como está mandado. Tenemos en regla las programaciones, con sus temporalizaciones y todo, y dinamizamos en lo posible la integración de los inmigrantes. La comisión de coordinación pedagógica se reúne este jueves.


Desdobles... Es curioso constatar la distancia entre la pomposa retórica que se gasta la enseñanza media en España y el estado piojoso de los centros. Es como un mundo de alucinados que viven en su limbo de esdrújulos y que, para mayor perplejidad, han conseguido convencer al profesional, al maestro que pisa cada día las ruinas, de que cada polisílabo responde a un logro efectivo; que los pronuncien sin risa floja o sin un gesto de desdén hacia los locos peligrosos que habitan los despachos.


¿Curioso? Más bien aterrador.


16 octubre 2007

Los documentos póstumos del club Pickwick


Se acababa el tiempo de los héroes. El éxito del Pickwick fue su puntilla. En su lugar entraba el hombre bueno, incapaz de acometer grandes hazañas (ni siquiera sabe patinar sobre hielo) pero dispuesto a todo por ser fiel a sus amigos y a sus principios; a todo, incluso a ir a la cárcel, como efectivamente hace, en un gesto que no desmerece de los de los grandes héroes. Todo ello sin que estén ausentes las situaciones ridículas y las meteduras de pata, tomadas con excelente buen humor, que es como los cristianos, y los hombres equilibrados en general, reciben las adversidades. Oh, sí, perder el buen humor es una cosa grave.


Cervantes había intuido ya esa transición del héroe al hombre bueno, que no buen hombre (o sea: bueno en el buen sentido de la palabra, ¿verdad, don Antonio?). Alonso Quijano está en Pickwick, no cabe duda, despojado ya de la ofuscación caballeresca. Pero se echa de menos en él cierto... atractivo mundano. Y es que el arquetipo de Pickwick aparece incompleto si no le sumamos a Samuel Weller, el dulce pícaro, longa manus de su amo en todos los asuntos que requieren su pizca de malicia, astuto como serpiente y sencillo cual paloma, cuya nobleza natural va tomando raíces profundas al contacto con su señor. Una pena que este nuevo arquetipo no prosperara, sustituido primero por el hombre determinado del Naturalismo y luego por el hombre sin atributos. Necesitamos un nuevo Dickens, pero ya.


Nota redactada en marzo del 2000.


14 octubre 2007

Yo he cumplido mi deber de poeta


oponiendo una Mariana viva, cristiana y resplandeciente de heroísmo frente a la fría, vestida de forastera y libre-pensadora [sic] del pedestal.


Federico García Lorca, sobre Mariana Pineda.


11 octubre 2007

Madres y padres


Las antiguas APA (Asociaciones de padres de alumnos) son ahora AMPA, lo que, por cierto, se presta a chistes fáciles. Los movimientos educativos de inspiración cristiana hablan también a veces de padres y madres en semejantes contextos. A mí eso me parece, sin paliativos, cooperación al mal. Explico por qué.


La palabra padres, como plurale tantum (carente de singular) designa en español al matrimonio progenitor, lo que en francés e inglés se llama parents y en latín eran los parentes. Es bueno que las asociaciones de padres lo sean en este sentido, como modesta contribución lingüística a la defensa de la familia. Ya que, por el contrario, emplear padres y madres parece sugerir un padre por aquí, una madre por allá, dos madres más por acá... Modelos alternativos, vamos. Desestructuración. No sé si me explico. O si me estoy volviendo paranoico, que también cabe.

09 octubre 2007

Historias de cronopios y de famas


Cuando uno tiene en la cabeza ideas más bien escasas sobre sí mismo y sobre lo que ve y toca; cuando la cultura es algo que seduce pero no se sabe para qué sirve, surgen esta clase de libros, en que todo ello: el yo, el mundo, la cultura, se convierten en piezas de mecano, para armar según los modelos que la imaginación más o menos fértil del creador concibe. Es lo que, de un modo mucho más brillante, expone Cortázar en el prólogo de estas Historias, y por cierto que estamos ante uno de esos libros en que quizá el prólogo sea lo mejor. Pero eso no hace desmerecer al "manual de instrucciones", a las "ocupaciones raras", al "material plástico" y a las "historias de cronopios y de famas", que son las secciones que componen el volumen. "Lo fantástico surge para mí dentro de lo cotidiano", ha dicho Cortázar en muchas ocasiones y de muchas maneras; y ese eludir el tedio de la realidad mediante su transformación, mediante su continua manipulación poética, está en la génesis de todo ello. Hay algo del humor de Mihura en las "ocupaciones raras", en ese hacer montañas de azúcar sobre el mostrador del bar para luego escupir encima y oír cómo cruje el compuesto; hay creatividad borgiana en esa geografía de las hormigas, pero ayuna de trascendencia, llena en cambio de ánimo juguetón, del ánimo de un niño que hace monerías con unos materiales que ni siquiera imagina que puedan resultar patéticos.


Nota redactada en junio del 2000.


07 octubre 2007

No pasarán


En apariencia, en la historia moderna no existe ninguna otra ocasión en la que mil quinientos guerrilleros bien armados y -es lógico suponerlo- razonablemente bien adiestrados y determinados, hayan sido tan fácilmente derrotados.


George Hills, Franco, el hombre y su nación, en referencia al maquis.


05 octubre 2007

Chesterton abertzale


Las elucubraciones en torno a lo que habría hecho o dicho tal personaje de vivir hoy son más bien estériles. Ese personaje es él y su circunstancia, e imaginarlo en otra no tiene otra salida que escribir una novela macanuda o dejarlo correr.

Si acaso, nos sirve para meditar en cuántos factores intervienen en la génesis de una opinión y cuán errados andamos al estimarlas en más de lo debido. ¿Hubiera condenado Chesterton a la ETA?, polemizan Enrique e Ignacio. A ese hombre no le gustaban las ruedas de molino, pero habría que contar con la perversión del lenguaje, con la prensa de su país, con el ansia de notoriedad que en un momento dado le aquejase, con los matices que fueran del caso…

En todo caso Chesterton tuvo su circunstancia y su modo de encararla dio lugar a una obra que aún nos maravilla a muchos. ¿Para qué vamos a calentarnos el tarro rumiando imaginarios desacuerdos con nuestros piensodeque? Si acaso, como divertimento pueril, podemos imaginar acuerdos, como le comentaba hace poco a Gregorio Luri.

(Por cierto: el copyright de piensodeque como sinónimo jocoso de la doxá clásica pertenece a Tirso de Andrés. A cada uno lo suyo.)

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02 octubre 2007

Esperando a los bárbaros


Déjà vu: así dicen los amigos de los pedantemas cuando quieren referirse a algo que ya se ha visto, sobre todo en cuestión de obras de arte. Los castizos dicen que "está más visto que el tebeo". El caso es que es esa, justamente, la sensación que me produjo Esperando a los bárbaros, por más que su autor goce de la veneración de los enterados.

Vamos a ver: se trata de un funcionario de un poderoso imperio que adquiere poco a poco la conciencia de que quizá no esté viviendo en el más justo de los mundos. Porque sí, ese imperio se enorgullece, como todos, de ser el summum de la civilización y del progreso, y los que están frente a él, los bárbaros, no serían sino escoria de una forma de vida a abatir.

Pero ese civilizado imperio practica, a los ojos de nuestro prota, unos modos de represión que no dejan de hacerse acreedores al calificativo que da a sus enemigos. La convicción de que quizá estos tengan cosas interesantes que comunicar, desde el punto de vista humano, se afianza en el funcionario a medida que se cuela por una bárbara a quien sus compatriotas (los del funcionario) han dejado mutilada. Y así, hasta el punto de convertirse en un réprobo.

Y todo ello expresado de modo más bien poco sutil, a pesar de la belleza de su discurso, que recuerda con frecuencia (y para mí es elogio) a Vintila Horia.


Nota redactada en junio de 2004. Por cierto, el autor es J. M. Coetzee, a quien habían dado el Nobel el año anterior.






30 septiembre 2007

... pero Franco es el más malo, el más tonto.


Los cuentos orientales solían empezar con fórmulas como: "cuentan los hombres dignos de fe (pero Alá sabe más)...; "cuentan (¡pero Alá es el más grande, el más sabio!)..." Era, supongo, un modo de guardarse la espalda frente a un Dios celoso, no fuera a pensar que dábamos más fe a un hombre que a Él. En España, los hombres de la derecha política tienen un extraño prurito en virtud del cual, cada vez que tienen que zurrar a los socialistas o similares, hacen alguna pirueta para que se la acabe cargando el franquismo. No vayan a pensar en la izquierda, espejo de demócratas, que nosotros tenemos algo que ver con Franco, qué va. En artículo de La Gaceta, Alejandro Llano (enorme cabeza, gran pluma) replica a un texto de Educación pra la Ciudadanía que afirma que los comunistas fueron una "minoría perseguida": no lo serían, dice Llano, en el franquismo, cuando la Universidad estaba repleta de ellos y campaban a sus anchas. Ah, pero...

... en la universidad franquista, los estudiantes represaliados eran sobre todo los socialdemócratas y cristianodemócratas, porque -así lo escuché a la sazón de labios de una relevante autoridad- éramos realmente más peligrosos para el régimen franquista.

Pues nada, don Alejandro. Esperamos con curiosidad el relato de sus experiencias en las cárceles franquistas. Y de las cargas de los grises en la Universidad de Navarra.

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28 septiembre 2007

Rictus Morte


es uno de los nombres más enigmáticos de la galaxia bloguera en que me muevo. Nombre con su punto macabro y que contrasta con el desenfado que anima su bitácora, especializada últimamente en poesía satírica rolando a lo picante. Rictus Morte ha tenido la gentileza de distinguirme con un Thinking Blogger Award, por lo que le doy las más efusivas gracias.

Es el segundo award de estos que me conceden, y ya le dije a Nadie que me veía incapaz de corresponder señalando cinco entre los blogues , tan talentosos todos, que orbitan junto al mío. Que, por cierto, diría más bien que pertenecen a dos galaxias: una de índole más literaria, otra más política. Pero con puntos de tangencia. Véanse comentarios.

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27 septiembre 2007

Nuevas andanzas y desventuras de Lazarillo de Tormes


Es curioso, pero resulta difícil leer algo tan divertido y al mismo tiempo tan amargo. Quiero decir que es curioso este contraste. Uno asocia con frecuencia el humor a la alegría. Pero ya sabemos que existe algo denominado humor negro. Y en este aspecto Cela es un maestro. Aquí hay humor de la mejor ley y negrura hasta el hartazgo. Estoy por decir que el Lazarillo auténtico es una novela más positiva de lo que habitualmente se piensa. Porque ni de lejos encontramos esta desolación ante la humanidad que vemos en la historia de Cela.
Lo primero que asombra es el virtuosismo verbal del de Iria Flavia, unido a su genial asimilación del español clásico y del estoicismo que impregna la picaresca. Esta riqueza verbal en boca de los peleles que pueblan su relato es lo que produce la hilaridad. Y al mismo tiempo el horror. El horror ante el cuadro esperpéntico que se nos presenta. Hay gente buena aquí, sí; el penitente Felipe, y alguno que otro, quizá el mismo Lázaro. Pero la bondad aparece tan inútil, tan ridícula y contraproducente, que no inspira más que compasión. No es que se haga una apología de la maldad. Al contrario esta se nos muestra como es, aborrecible. Pero es lo que hay. Ahí está el fondo desolado de los relatos de Cela, que, en el fondo, hace siempre la misma comida con distintas salsas, aunque eso sí, muy sabrosas.

Nota redactada en octubre de 1999.

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26 septiembre 2007

Crossovers


Al parecer, se llama crossover books a aquellos libros que tienen la pretensión de ser degustados por toda clase de público, o que consiguen efectivamente llegar a todas las edades. Hoy he comenzado el ya famoso Niño con el pijama de rayas, que me ha venido recomendado desde tres diversos ámbitos de mi diario vivir, y que tiene todo el aspecto de pertenecer a esa categoría.

Mientras ejercitaba las cervicales me he puesto el primer Greatest hits de Abba (1975 o por ahí). Creo que este grupo puede presumir de haber sido uno de los pocos crossovers de la música pop. Sin ir más lejos, recuerdo haber oído a mi abuela (q. e. p. d.), ya pasados los ochenta, un "qué bonita es esta canción", ante Chiquitita, mientras que un mi compañero de colegio, asiduo del Popular 1 y gran devoto de Deep Purple y otras brutalidades, disfrutaba con Fernando o Arrival. No recuerdo semejante proeza de ningún otro grupo.


25 septiembre 2007

La desolación del suicida potencial


Si quiero bien, si quiero el bien para el otro -para cada uno de todos-, uso rectamente de la libertad que Dios me ha dado. Si quiero mal, no la uso, y me repliego sobre el amor necesario que me tengo a mí mismo (es el "egoísmo racional" de la posmodernidad), me reduzco a cosa, pierdo mi dignidad personal. El amor benevolente es la vida misma del alma, la vida del espíritu. La pérdida de ese amor es la muerte, es lo que el Apocalipsis llama la "muerte segunda", cuando se hace definitiva. Ese estado de "muerte espiritual" se experimenta psíquicamente como vacío e inanidad, impotencia, carencia de sentido, aherrojamiento y desolación: la soledad inmensa de un yo insustancial, errabundo, relativo sin punto de referencia, como reduplicación disolutoria de la relatividad. Es aquel "mi vida no tiene sentido" del suicida potencial.


Carlos Cardona, Ética del quehacer educativo.

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18 septiembre 2007

Elogio de la pieza ausente


La vida es un puzzle; la novela es un puzzle. Dos cosas iguales a una tercera son iguales entre sí. De este modo parece Antoine Bello resolver la vieja cuestión en torno a la novela y la vida. Uno se pregunta, conforme lee los capítulos (piezas) de esta obra, si el desenlace será policíaco o no. Todo el material contiene la suficiente carga de burla para hacernos sospechar que no. Pero lo es, aunque pronto nos damos cuenta de que no es lo esencial la solución. Lo esencial es la metáfora, el puzzle como pretexto para caricaturizar la sociedad. Un mundo donde el puzzle de velocidad es el deporte rey y una narración que se toma eso en serio, con detalles propios de reportaje periodístico, no puede por menos de recordarnos los universos de Borges. Y borgiano es también el homenaje al relato policíaco, que se nos muestra con un desarrollo poco usual, a base de documentos escritos (actas, cartas, artículos periodísticos, un fragmento de tesis doctoral) que contienen en conjunto la solución del caso, o al menos eso se pretende. La novela se constituye así en puzzle, y el autor no descuida el detalle de disponerlos en desorden cronológico, para que la impresión quede más clara. Bello parece pertenecer a esa subespecie de novelistas burlones, que juegan con el lector como con un muñeco y, así, uno nunca sabe si realmente valdrá la pena tratar de retener nombres, datos y algunas páginas anodinas.

Nota redactada en julio del 2001

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13 septiembre 2007

Lecciones de ciudadanía

Hay una íntima contradicción en el enfado del gobierno por las movilizaciones contra su asignatura estrella. En realidad, la mejor prueba de que en España hay conciencia ciudadana está en esas movilizaciones. Un pueblo que dice sí, bwana a todo lo que disponen sus dirigentes carece de la virtud de la ciudadanía. Ser capaces de pensar por sí mismos y plantar cara a medidas que se estiman erróneas es, por el contrario, un testimonio de mayoría de edad. Reprimiendo la objeción de conciencia y amenazando a los disconformes, los socialistas demuestran que prefieren una masa moldeable a un pueblo soberano.

El Foro de la Familia está dispuesto a todo por la vía jurídica. Falta saber si las personas individuales están también dispuestas a sufrir incomodidades para mostrar a unos políticos indignos lo que es una sociedad libre. Ellos pensaban que nos habían enseñado lo que era democracia y participación ciudadana, pero al parecer somos nosotros quienes hemos de darles lecciones. Y no a bajo precio, porque el zapaterismo ha venido aquí a ganar la guerra civil a setenta años vista, y una vez más habrá que cantar, con distinta tonada, aquello de “no hay un hombre que se precie que no esté presto a morir”. Aunque ahora las balas lleven forma de expedientes.

El camino hacia Cuba, sí, se empieza a andar entrando en clase de Educación para la Ciudadanía. Y los objetores habrán de tenerlo claro, porque van soportar artillería pesada en forma de retórica tramposa. Tratarán de hacerles ver que son ellos los intolerantes, la minoría fanatizada que quisiera poner un burka a nuestra democracia, los teocon, como empiezan a decir por ahí con dudoso ingenio. Y no. El año pasado, en Madrid, al término de la impresionante marcha contra la LOE, una fea canción llamada Libertad sin ira sonó como cantada por ángeles. Habíamos cobrado una bandera que nos pertenecía. Y no la soltaremos.

(También en El Manifiesto)

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12 septiembre 2007

La Política (de Aristóteles)


El filósofo del "sentido común codificado", esa inmensa cabeza que surgió en la Grecia de Filipo, el cerebro humano puesto a funcionar a pleno rendimiento, no tenía talento literario, al menos a juzgar por esta obra, que es la única que conozco de primera mano, por el momento. Es penosísimo seguir sus razonamientos, es un estilo árido donde los haya. Y, por otra parte, sus consideraciones sobre el gobierno de la ciudad son hoy una curiosidad arqueológica, carentes de interés para el ciudadano de hoy día, si exceptuamos alguna aguda observación sobre puntos tangenciales; pero estas vienen contrapesadas por un volumen excesivo de pensamientos peregrinos, insostenibles de todo punto, sobre las mujeres, sobre los esclavos y otras cuestiones que ahora no recuerdo.

De resaltar algún hallazgo aún válido, señalaría esa definición de la tiranía como gobierno en interés propio, frente al gobierno recto, que es el que se ejerce con miras al bien común. Hoy podríamos añadir también otra modalidad de tiranía, que es aquella que se lleva a cabo con la vista puesta, no ya en el interés del gobernante, sino de la ideología. Los tiempos mudan las cosas, que decía Lope.

Sorprende también que un hombre de tan aguda intuición para todas las cosas, y en concreto para la moral, propugne el aborto cuando el número de hijos sea excesivo para la comunidad. Claro es que él consideraba que no había vida hasta que no se formaban ciertos tejidos. Y, en todo caso, nuestra época le aventaja en salvajismo.


Nota redactada en noviembre de 1999. Entre esa fecha y la que corre, alguien me dijo que las obras que conservamos de Aristóteles no se deben a su propio puño, sino a notas de sus discípulos. Si es así, me la envaino (pero en pequeñito, como los periódicos).

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11 septiembre 2007

El capitán Nemo


Nadie me ha dado un premio. A Nadie le gusta lo que publico. Y me alegro, porque Nadie piensa lo que dice, Nadie tiene amplias inquietudes, Nadie sabe expresarlas con agudeza y brillantez.


Nadie está aquí.

09 septiembre 2007

Salvajes


Es un niño deforme, robusto y feroz, en quien la llama de la inteligencia no arroja sino una luz pálida e intermitente... El salvaje corta el árbol para coger el fruto, desunce el buey que los misioneros acaban de entregarle, y lo guisa, sirviéndole de leña la madera del arado; desde hace más de tres siglos nos contempla sin haber querido tomar nada de nosotros, excepto la pólvora para matar a sus semejantes, y el aguardiente para matarse a sí mismo; no ha imaginado jamás el fabricar estas cosas; descansa en nuestra avaricia, que no le faltará jamás. Así como las sustancias más abyectas y violentas son, sin embargo, susceptibles de cierta degeneración, así también los vicios naturales de la humanidad están más arraigados en el salvaje. Es ladrón, es cruel, es desenvuelto de costumbres... Mientras que el hijo mata a su padre para eximirle de las molestias de la vejez, la mujer destruye en su propio seno el fruto de sus brutales amores para liberarse de las fatigas de la lactancia. Arranca los sangrientos cabellos de su enemigo vivo todavía; lo desgarra, lo asa y lo devora cantando; si llega a apoderarse de nuestras bebidas fuertes, bebe hasta la embriaguez, hasta la fiebre, hasta la muerte, privado igualmente de la razón, que le impone al hombre por el temor, y del instinto, que advierte al criminal por el disgusto.


Joseph de Maistre, Las veladas de San Petersburgo. (Subrayado mío, claro.)

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