06 noviembre 2007

Perseguid a Boecio


Una de las obsesiones de Vintila Horia fue siempre la revolución que la física cuántica provocó en el mundo del pensamiento. Según expresó en muchos artículos y en algún libro, la sociedad de nuestro tiempo está viciada porque se basa en sistemas de pensamiento ya caducos, como es caduca también la física newtoniana, porque (y esta es otra de las constantes de su obra) no podemos aislar la ciencia de una época de su filosofía y su arte, pues todo ello no es sino una diversidad de técnicas de conocimiento. Para la nueva Física, no todo es predecible de acuerdo con unas leyes, sino que el comportamiento de las partículas se rige por la indeterminación. Esto, según Vintila Horia, da el golpe mortal al materialismo dialéctico, y así lo creyeron también los jerarcas de la URSS, por lo que prohibieron en el país las teorías de Planck y de Heisenberg. El protagonista de Perseguid a Boecio se encientra de repente iluminado por la verdad al descubrir los papeles de un viejo pensador muerto en el universo concentracionario soviético. Por pequeño que él pueda ser (como una partícula) posee la "conciencia de este desierto" y podrán matarle pero no seguir engañándole. La iluminación en el destierro es otro de los temas favoritos de nuestro autor. Todo, pues, resulta familiar a sus lectores, incluso la técnica del entrelazamiento de historias en tiempos diversos pero unidos por unos personajes que comparten el mismo destino. Por fortuna, no decae la exquisita sensibilidad de este hombre, capaz de encontrar significados hasta en la más banal de las situaciones.
Nota redactada en noviembre del 2000.