31 octubre 2011

Se murió sin el Nobel


-Profesor, tiene que interrumpir la clase.
-¿Por qué? -preguntó Borges.
-Porque una asamblea estudiantil ha decidido que no se den más clases hoy para rendir homenaje al Che Guevara (que acababa de morir en Bolivia).
-Ríndanle homenaje después de la clase -respondió Borges.
-Vamos a cortar la luz -argumentó desafiante el estudiante.
-Me he tomado la precaución de ser ciego. Corte la luz.

Borges [sigue relatando Alberto Hernández Moreno] se quedó en el aula, habló a oscuras, fue el único profesor que dio su clase hasta el final y sus alumnos, impresionados, no se movieron de sus pupitres.

"Borges y la libertad", en Cuadernos de pensamiento político, 32

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28 octubre 2011

En busca de la derecha (perdida)


"Cuando no me lo explican, lo entiendo; mas si me lo explican, no lo entiendo". Esto creo que lo decía san Agustín a propósito de algún concepto filosófico, no sé si el de persona o algún otro. El caso es que podría aplicarse a la derecha y a la izquierda políticas. Nada hay, en efecto, más escurridizo en cuanto a definición y más utilizado en el habla corriente con la convicción de que seremos entendidos.

José Javier Esparza trata en este ensayo no sólo de aprehender el concepto de derecha, sino de buscar sus virtualidades en el futuro inmediato: qué debe mantener, de qué debe desprenderse. Y en concreto, concluye: debe seguir siendo cristiana, porque en el cristianismo se encuentran esos principios que llevan a la persona a su perfección como tal y que son la mejor garantía para la cohesión y la supervivencia de las sociedades. No es preciso que siga siendo liberal, pues el liberalismo implica un feroz individualismo y un culto al mercado que, siendo características de la Modernidad, amenazan convertir a la sociedad en una masa de borregos con un código de barras en la frente. ¿Conservadora? Sí, si entendemos que lo que merece la pena conservarse no es lo que hay ahora, que no es más que la bola de nieve de la Modernidad detenida en su punto omega, sino esas convicciones perennes en torno a la persona y a la sociedad, expulsadas un día de la ciudad y mantenidas por los emboscados, para los cuales "es hora de volver".

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27 octubre 2011

Socialismo y familia


Mauricio Rojas comenta la tesis de Hannah Arendt según la cual la soledad humana es una de las raíces del totalitarismo.

Esta dialéctica que lleva de la debilidad de la sociedad civil a la soledad y de la soledad a la dependencia del Estado ha sido siempre evidente para el socialismo. Por ello su propensión a promover la disolución de los lazos cercanos fuertes como aquellos representados por la familia. El individuo sin familia o con vínculos familiares superficiales es un individuo que necesariamente va a tener que recurrir al Estado. Esto es algo evidente en los regímenes comunistas, pero lo mismo se puede también observar al estudiar a uno de los países donde la socialdemocracia tuvo una hegemonía más duradera y profunda: Suecia. Ya a mediados de los años 30 del siglo pasado, los esposos Myrdal (Alba y Gunnar, ambos fueron ministros socialdemócratas y ganadores del Premio Nobel) lanzaron un amplio programa de destrucción de la familia como bastión social de resistencia al proyecto socializador del régimen socialdemócrata inaugurado en 1932. Para que el Estado formase a sus hombres nuevos había que quitar de en medio a toda organización social que se interpusiese entre el Estado y el individuo, ojalá desde la más temprana edad. Por ello, se llegó a recomendar que incluso los bebés más tiernos fuesen entregados a los cuidados profesionales de los expertos del Estado, quedando el papel de los padres reducido a un mero rol "subsidiario" respecto de la formación de sus hijos. La finalidad era clara: "liberar" a los niños de sus padres y colectivizar su formación.

"Por un liberalismo asociativo", en Cuadernos de pensamiento político, 32

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26 octubre 2011

Tres fenómenos (¿o uno solo?)


En su Diario (París, 1937) Nicolae Steinhardt recuerda las reflexiones de su amigo Manole sobre "tres fenómenos de nuestro tiempo: la invasión vertical de los bárbaros (la expresión es de Rathenau), el reino de los imbéciles, la traición de los hombres honrados."

El primero: no es una invasión de bárbaros de otros continentes, sino de sinvergüenzas, una invasión de abajo a arriba. Estos bárbaros ocupan los cargos directivos.

El segundo: los estúpidos y los incultos han llegado al poder -en el sentido más categórico- y, a pesar de todas las leyes económicas y de todas las reglas políticas, hacen majaderías,, como idiotas que son.

El tercero: en lugar de oponerse, la gente honrada adopta expectativas benévolas, hacen como que no ven y como que no oyen; en resumidas cuentas, son unos traidores. No cumplen con su deber. Los imparciales y los ingenuos toman nota y callan. Son los más culpables.


No vayan a pensar que hay aquí alguna alusión de actualidad. Este tipo de pensamientos, por desgracia, no necesitan que suceda algo determinado para ser traídos a cuento.

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25 octubre 2011

Cinco horas con Mario


Tras un intento fallido de detener a Bonnie y Clyde, el sheriff se toma la cuestión como algo personal y no para hasta darles alcance: gracias a una delación, el agente planifica fríamente la emboscada contra los dos gangsters. Esta vez no tienen escapatoria. La policía dispara a placer con auténtica saña, dejándolos hechos un colador junto a su automóvil.

Miguel Delibes, cristiano sincero aunque algo confuso, llevaba mucho tiempo tratando de dar la puntilla a los catolicismos mediocres o vacíos, pero hinchados de orgullo; a los católicos aburguesados, en definitiva. El padre de Sisí era, como Menchu, burguesote y reacio a la generosidad en el número de hijos, pero no era el retrato acabado. La Guindilla mayor de El camino, beata rural y demasiado caricaturesca, tampoco acababa de dar el tipo. Por fin, Delibes encontró a Menchu; y se dejó de argumentos inútiles: un monólogo. A tiro limpio contra todas las Menchus habidas y por haber: en cabeza, tronco, extremidades, una y otra vez, pum, pum, pum. Muerta sin remisión. Quizá algún día sepamos hasta qué punto esta novela influyó en los complejos de la derecha o en su purificación, pero que algo ha habido, en un sentido o en otro, es indudable. Y me hace esperar que un día la izquierda reciba lo suyo con la misma contundencia. ¿Quizá cuando se acaben los prejuicios contra Vizcaíno Casas y se reedite ... y al tercer año, resucitó? En todo caso. me alegro de que Cinco horas con Mario la haya escrito Miguel Delibes y no un Juan Goytisolo, por ejemplo.

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23 octubre 2011

Sólo conozco una clase de personas que se alegran cuando les dicen que no los van a matar.

Son los secuestrados. El resto de la gente manda a su comunicante a freír espárragos lo más cerca, y toma las medidas pertinentes ante lo que es más una amenaza implícita que cualquier otra cosa. Yo no saludo así a mi vecino: "No pienso matarte, Manolo. Espero que me invites a algo".

Si no supiéramos lo que pasa, la comparecencia del jefe del ejecutivo el jueves habría parecido la de alguien que se cree secuestrado, él y su país. Lo esperable en un gobernante que creyese mínimamente en el Estado de Derecho que representa sería algo así: Estoy aquí para decirles a lo terroristas que se metan su comunicado por el culo y que nuestra oferta negociadora sigue siendo: rendición incondicional o persecución a muerte.

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20 octubre 2011

ETA y GAL se cachondean de los españoles.

Unos nos perdonan la vida y otros dicen que ha triunfado la democracia. Por mi parte, no tengo que comentar nada diferente a lo de la última vez que pasaron esta película: el único "cese de la actividad armada" que quiero es que se pongan a trabajar como personas honradas mientras declaran su intención de vivir mil vidas, si las tuvieran, para reparar las que quitaron. La pelota, ahora, no está en el tejado del gobierno, ni del PP, sino de la sociedad española. ¿Volverá a tragar?

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19 octubre 2011

Éxito


Kafka, según Gustav Janouch, Kafka m´a dit:

El que tiene éxito en la vida, no teme a la muerte. El miedo a la muerte no es más que la consecuencia de una vida incumplida; es una manifestación de la infidelidad.

Por supuesto, no hay que pensar que Kafka se refiera al éxito en términos de riqueza o triunfo social, y creo que el contexto lo aclara suficientemente, con esa referencia a la fidelidad.

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17 octubre 2011

Mímesis


Mímesis es un imponente tratado sobre la interpretación de la realidad por la literatura, en un recorrido a través de los grandes hitos de las letras universales. El procedimiento es el mismo en todos sus capítulos: se parte de un fragmento relativamente extenso que sirve, como en una biopsia, para analizar lo que esa obra aporta a la literatura en comparación, no sólo con lo anterior, sino con otras obras contemporáneas. Y lo que sorprende es que casi siempre sale bien parado el segundo término de la comparación, como si dijéramos: lo que hizo Pepe no está mal, pero donde esté lo de Manolo... Así, empezamos con la Odisea, e inmediatamente tenemos la confrontación con la Biblia: esta introduce lo sublime en el reino de lo cotidiano, lo que no ocurre jamás en la literatura griega antigua.

Auerbach se muestra como poseedor de unos conocimientos enciclopédicos en torno a la cultura europea y sus principales lenguas, y no digamos ya sobre el mecanismo de los diversos géneros literarios y los procedimientos retóricos de todos los tiempos. Y al decir conocimientos enciclopédicos hablo no de un repertorio de datos, sino de una asimilación racional que le permite analizar cada obra situándola siempre en un contexto perfectamente definido. Su conocimiento del cristianismo, sin prejuicios ni interpretaciones aberrantes (tan comunes), resulta admirable en alguien que no parece ser un cristiano, por los datos que tengo; pero no sólo del cristianismo sino de cómo este impregna y modifica la literatura occidental o cómo se apartan del él algunas obras a partir del Humanismo. Desfilan por aquí la épica francesa, Dante, Voltaire, Schiller, Zola, Virginia Woolf... Y Cervantes, a cuyo personaje despoja del aura trágica que le dieron los románticos para convertirlo en instrumento de expresión de la alegría.
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Él también lo vio


El discurso de Benedicto XVI en el Bundestag es antológico, lo que no quiere decir que diga nada nuevo. Véase, por ejemplo, Tocqueville en su obra magna:

Es el despotismo el que puede prescindir de la fe, no la libertad. La religión es mucho más necesaria en la república que preconizan que en la monarquía que atacan, y más en las repúblicas democráticas que en todas las demás. ¿Cómo podría la sociedad dejar de perecer si mientras el lazo político se relaja el lazo moral no se atiranta? ¿Y qué hacer con un pueblo dueño de sí mismo, si no está sometido a Dios?

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15 octubre 2011

"Si desciendo a lo más profundo


del infierno, o si subo a lo más alto de los cielos, allí estás Tú", canta el Salmo: el que así escruta los corazones es un Dios terrible y celoso, pero tambén poderoso, bueno y misericordioso, un Dios que otorga libertad a los hombres, un Dios que dice: "Aun cuando una madre pueda olvidar a sus hijos, Yo no os olvidaré, dice el Señor" (Isaías, 49, 15). Me ha parecido muchas veces que la antinomia, cuya intensidad crece progresivamente en el Antiguo Testamento, entre el Dios santo, inaccesible, cuyo nombre nadie osa pronunciar, y el Dios de misericordia, cercano a su pueblo, se resuelve, en la Encarnación, mediante una "respuesta" inaudita de "proximidad de Dios". En el judaísmo, después de la venida de Cristo, no queda más que una de las ramas de la antinomia: la de la grandeza de Dios. He aquí por qué, con tanta frecuencia, la mística judía se ve atormentada por la imposibilidad de llegar a Dios. En otras palabras, la imagen del Dios-Padre, del Antiguo Testamento, llega a ser, sobre todo en el judaísmo agnóstico, una especie de espantajo de la paternidad reducida a mera "fuerza y poder".

Charles Moeller, "Franz Kafka o la tierra prometida sin esperanza", en Literatura del siglo XX y Cristianismo
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12 octubre 2011

Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos


Decididamente, tienen más gracia Buster Keaton, Harold Lloyd, Charlot y demás, que Alberti en este homenaje. Entre otras cosas, porque, como no seas un experto en cine cómico norteamericano, nunca pillarás las alusiones. Si es que lo son. Porque yo creo que el editor se pasa un poco buscando correspondencias entre los poemas albertianos y las películas. Por ejemplo, basta que Alberti cite una suela de zapato para que Brian Morris recuerde la bota cocinada de La quimera del oro.

Lo cierto es que este poemario da fe de la indudable relación entre las vanguardias artísticas y el cine cómico de los años 20. El componente surrealista de sus peripecias es explotado aquí por el mismo Alberti que, en un tono muy diverso, había escrito Sobre los ángeles. El disparate apunta ya en el título del volumen (tomado de unos versos de Calderón) y continúa en los de los poemas. Así, por ejemplo, "Buster Keaton busca por el bosque a su novia, que es una verdadera vaca" o "A Rafael Alberti le preocupa mucho ese perro que casualmente hace su pequeña necesidad contra la luna", etc. La idea, parece, es trasponer los gags cómicos de sus actores favoritos a la palabra de la que carecían en la pantalla. Como digo, no tiene gracia y queda como un curioso experimento. El lenguaje, por supuesto, recuerda al de Poeta en Nueva York y al de algunas cosas de Aleixandre, salvando las distancias. Abundan las onomatopeyas, que imitan los subtítulos de las pantallas, y las burlas a lo convencional y lo respetable, también como en las películas.
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11 octubre 2011

Fábricas de salud


La influencia cada vez mayor que el Estado empieza a ejercer en los servicios médicos, casi siempre con pretextos sociales, es algo que resulta sospechoso y que incita a la máxima cautela. A eso se añade que cuando uno acude a consultar al médico es recomendable la desconfianza, ya que los médicos se sienten cada vez más dispensados del secreto profesional. Nunca se sabe en qué estadísticas irán a inscribir a uno, estadísticas que se llevan no sólo en los despachos de los médicos. Resultan sospechosas todas esas fábricas de salud en las cuales trabajan médicos que son unos funcionarios y que están mal pagados, y cuyas curas son vigiladas por la burocracia; de la noche a la mañana, y no sólo en caso de guerra, pueden esas fábricas trocarse en algo que inspira angustia. Por lo menos no es imposible que entonces los ficheros llevados de una manera ejemplar proporcionen los documentos en virtud de los cuales pueden internar, castrar o liquidar a uno.

Ernst Jünger, La emboscadura

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10 octubre 2011

Violencia de género

¿No cabe en esa categoría el adoptar un niño de ocho años para atiborrarlo de hormonas, convertirlo en niña y hacerlo convivir con dos madres? Violencia de género, violencia sexual, inducción al suicidio tal vez y, desde luego, crimen contra la humanidad. Espero vivir para ver un Nuremberg homosexual.

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07 octubre 2011

La gangrena


De este novelón se podría haber hecho una serie televisiva de las que en los 80 titularon Grandes relatos. Recuerda, en efecto, a una de esas epopeyas de hombres de nuestro tiempo, dudosamente recomendables, cuyo paradigma vendría a ser Hombre rico, hombre pobre. La gangrena es un best-seller a aquella vieja usanza, con todos los ingredientes del éxito: destreza narrativa, amor, lujo, toque social y toque existencial, algo de morbo sexual (que aquí se diluye y no se mastica, a modo de condimento)..., una fina artesanía, en suma, gracias a la cual hablamos no sólo de un producto de éxito sino de una gran pieza literaria.

De hombres ricos se habla aquí por extenso, y no tanto de hombres pobres, y tal vez por eso alguien dijo que estábamos ante la última gran muestra del bienpensantismo burgués, o algo así: habló no el hombre pobre, sino el pobre hombre. Tal vez el mejor elogio de una novela sean las memeces de sus detractores. Sólo una frase como esa ya me habría inducido a leer La gangrena. El caso es que aquí se trata de burgueses, pero para criticarlos con tremenda dureza. El cuadro de egoísmos, odios y ambiciones que se nos presenta es alucinante. Creo que no acertó aquel que dijo que El Jarama retrataba a nuestra actual clase política en su juventud: si acaso retrataba a los que se dejarían gobernar por ellos. Es en La gangrena donde yo veo a toda la caterva que ha movido el cotarro, no sólo político, de la transición para acá. Mercedes Salisachs deja sin embargo un lugar a la esperanza, un tanto postizo desde el punto de vista novelístico, pero no del de la realidad.

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06 octubre 2011

Un nexo entre Generación del 98 y fascismo


Se ha hablado mucho de los escritores de la Generación del 98 como abuelos del fascismo español. Mechtild Albert (Vanguardistas de camisa azul) hace en ese sentido una interesante aportación.

El historiador Stanley G. Payne ha señalado en el capítulo Poesía y terrorismo que una "concepción estética de la política" se esboza ya en la obra de la generación del 98. El significado primordial del estilo como concepto clave de un nexo reaccionario entre estética y política cristaliza en José Ortega y Gasset [...] Una lectura semejante de Ortega parece confirmarse en las ideas de José Antonio, quien intentó solucionar el problema del cambio de estructuras, formulado por la generación del 98, apelando a la categoría de "estilo". José Antonio compartía con los noventayochistas no sólo la fascinación por la cuestión de la identidad, sino también la igualación de la identidad nacional con su propia identidad, es decir, la identidad de su "movimiento". Por esta razón, converttir el estilo propio de su autorrepresentación en estilo nacional fue uno de los objetivos centrales de la Falange.

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05 octubre 2011

El otro holocausto


Las violaciones masivas cometidas por los aliados, sobre todo soviéticos, contra las mujeres alemanas tras la guerra mundial constituyen un holocausto silenciado pero equiparable por su horror a la misma Shoah, hasta el punto de configurar casi todo un capítulo del libro Después del Reich, aludido aquí anteayer. Y, siguiendo el hilo de aquel comentario, pienso en el filón que podría ser para el cine español el fijarse en las violaciones de los franquistas contra las mujeres republicanas en la posguerra. ¿Por qué no se ha hecho ya? La pregunta es cínica, lo reconozco, pero necesaria.

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04 octubre 2011

Pedro Páramo


Es de Perogrullo decir que Pedro Páramo, como cualquier novela donde la ambientación tenga un papel de relevancia, se entendería mejor si uno conociera la zona. Esos calores aplastantes, esa galvana, esa flora, aquellas aldeas semifantasmales... Sin embargo, tengo la impresión de que los escritores hispanoamericanos tienen un concepto bastante malo de su propia tierra; son unos snob que parecen querer disculparse de haber nacido allí y exageran sus defectos, como diciendo que con unos cuantos como ellos otro gallo cantaría. Pero esto no pasa de ser una impresión, claro.

Y lo cierto es que lo mismo podría decirse, tal vez, de Faulkner y de su profundo Sur. Pedro Páramo, es verdad, supone la llegada a Hispanoamérica de la novelística de Faulkner, no sólo en lo que respecta a las técnicas narrativas: cambio de puntos de vista, alteraciones del orden del tiempo..., sino también en esa visión sombría de la humanidad donde la Redención parece haber fracasado y la sombra de Caín vaga errante, como en el poema de Machado.

A propósito de sombras, lo que no se le había ocurrido a Faulkner, que yo sepa, es hacer una novela con fantasmas (o almas en pena) como protagonistas, y esta audacia hay que reconocérsela a Rulfo. Aquí vagan errantes las sombras de todos aquellos que han muerto atrapados por sus pecados, o por su pecado mayor de haber nacido, como diría Segismundo, de tal modo que hasta el cura se ve impotente para ejercer su potestad de perdonar, atrapado él también por el odio cainita, a pesar de ese misterioso ¿y esperanzador? "está bien, Señor, tú ganas".

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03 octubre 2011

Heil Hitler


Ahora que han seleccionado Pa negre para representarnos en los Oscar, pienso en el juego que habría dado en el cine español un episodio como el que cuenta Giles Macdonogh (Después del Reich) en torno al saqueo de la Alemania de posguerra, si hubiera sucedido durante la represión tras la guerra civil española.

Mientras registraban una finca en busca de un botín, los expertos soviéticos en arte encontraron a un grupo de soldados que se disponían a ahorcar a un mono. El animal había sido acusado de levantar la zarpa en ademán de saludo cuando gritaron en broma: "Heil Hitler!" No habían caído en la ironía que suponía la respuesta del simio.

En realidad, a este tipo de hechos es fácil aplicarles el reflector. Claro que durante una represión no hace falta afinar mucho los focos para encontrar animaladas, y el propio libro de Macdonogh es muestra de ello. Por cierto, me imagino también a los promotores del Proyecto Simio preguntando: ¿Qué ironía?"

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