30 septiembre 2006

Prólogo a una muerte

Creo que Antonio Prieto no buscaba sorprender a nadie, pues de otro modo no habría puesto este título. Intuimos, de hecho, que el endiosado y locuaz protagonista de este relato va a morir. Lo que no acabo de ver es el sentido de su asesinato por el interlocutor, ese cuñado sordomudo que se supone que no ha entendido nada. Descartado que se trate de un golpe chistoso, podemos suponer o que el mudo llevaba tiempo esperando la ocasión de acabar con el secretamente odiado pariente o que en realidad le había entendido leyéndole los labios y quiso vengar a su hermano, a quien el innominado parlante confiesa haber llevado a la muerte, a su vez.

No sé. Por lo demás me ha agradado esta novela, sostenida a base de un recurso difícil como es el monólogo. Supongo que Prieto aprovecha la moda experimental y en concreto el precedente de Mrs. Caldwell de Cela y Cinco horas con Mario de Delibes. En este caso es monólogo frente a un sordomudo en vez de frente a un muerto.

Y no cansa, ya digo. El narrador, un insoportable "hombre hecho a sí mismo", desgrana sus cínicas confesiones con la clásica elegancia que honra al autor e incluso con algunas reflexiones dignas de ser anotadas. Es posible que su "condena a muerte" sea una condena del cinismo, más aborrecible que la hipocresía porque exhibe la maldad sin pudor.

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29 septiembre 2006

Víctor Dunaev, en Los que vivimos (Ayn Rand, 1936):

"... la elegancia femenina es la más elevada de las artes".

Nunca se me había ocurrido. No seré yo quien le lleve la contraria.

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27 septiembre 2006

Idomeneo

Hombre, en esta ocasión los bestias con turbante han hecho algo bueno (http://www.libertaddigital.com/noticias/noticia_1276288918.html). Sacar a escena una obra de Mozart con cabezas cortadas de Cristo, Buda y Mahoma es un atentado no contra el Islam, ni contra la cruz ni contra Buda, sino contra la creatividad y el buen gusto. Es decir, contra Mozart. Si las amenazas de unos fanáticos sirven para hacer respetar a un genio, pues mira.

Yo también habría hecho campaña contra esa bufonada. Hoy se considera poco menos que sacrilegio el censurar una (presunta) obra de arte. Afortunadamente no tengo semejante prejuicio. Si el arte es hoy más transgresión que belleza, hay que lograrla también con un poco de talento. A estas alturas, decapitar a Cristo o a Mahoma es tan genial como decir "los fascistas no tienen pilila". Que lo censuren por irreverente y por inútil.

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Oceanografía del tedio


No hay mejor modo de entender lo que quiso ser el movimiento llamado novecentismo que leer una obra de creación de Eugenio d´Ors, el fundador del movimiento. Oceanografía del tedio viene a ser un esfuerzo por someter a razón hasta lo más inasible: "ni un movimiento, ni un pensamiento", es la prescripción médica (real o ficticia) que está en el origen de esta obra. El autor (Autor, como él mismo se denomina, sin artículo y como nombre propio) aprehende bajo la horma del concepto hasta la más sutil de las sensaciones durante las tres horas que pasa tendido en una chaise-longue, en el jardín del balneario. Reivindicación del intelecto, que se opone a todo lo que es espontáneo, irracional, instintivo, primario, tan amado tanto por el Romanticismo del siglo anterior como por los irracionalismos de su época. "Jardín botánico" es el título común que d´Ors imaginó para esta obra y otras dos posteriores, porque nada mejor que el jardín botánico muestra el triunfo del intelecto humano sobre lo natural, sin que lo natural quede vencido, sino sublimado. Esto es lo que nuestro autor quiso que fuese el siglo XX ("novecentismo"), aunque me parece que habrá que hacer un nuevo intento en el XXI. En todo caso, ahí queda su esfuerzo. Que no fue del todo estéril, y ahí están Gerardo Diego o Pedro Salinas para confirmarlo.

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25 septiembre 2006

Donald Rumsfeld a Federico Trillo

"Cuando me preguntan mis compatriotas qué está pasando con nuestros viejos aliados europeos, no consigo explicarlo, quizá porque me da vergüenza decirles la verdad, porque me avergüenza que algunos de ustedes tengan más miedo a algunos medios de comunicación que a la amenaza terrorista".

Bueno, miedo... o aversión. Depende de si gobierna la derecha o la izquierda.

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24 septiembre 2006

Como en El Mundo, oyes

Anticipo el primer párrafo del artículo que aparecerá, D. m., en Minuto Digital (www.minutodigital.com)


V de vendetta y el discurso de Ratisbona

V de vendetta es el mejor videoclip de apología del terrorismo concebido hasta la fecha. Con escasa lógica y sin argumentos, con una rápida cadena de sugestiones hábilmente dirigidas a la cabeza de los cachorros logsianos; un terrorista culto, elegante y romántico que proclama la licitud de la violencia en pro de la justicia, que mata convencido de su razón: con galante indulgencia si el fascista admite su culpa (“te he matado hace diez minutos”; “¿sufriré?”; “no”), sin piedad si se obstina en resistir (“te estrangularé con mis propias manos”, dice y hace); una democracia que proclama la “unidad” y la “fe” como sus valores y a la que sólo vemos golpeando y manipulando a sus ciudadanos; políticos ceñudos y encastillados tras la pantalla y tras unos crueles guardianes del orden; todo el complejo ideológico, en fin, sembrado a voleo por el socialismo desde hace décadas, se halla aquí ya a las claras y Zapatero haría mal en desdeñar esta película como herramienta en su nueva estrategia de “comprensión” del terrorismo y los terroristas, una vez que ha comprobado (14 de marzo de 2004) que hay un pueblo maduro para la cosecha.

(continuará)

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22 septiembre 2006

La cultura y el sentido de la vida

Apabullante título para una recopilación de artículos del maestro López Quintás (don Alfonso), donde expone su teoría antropológica y su aplicación al arte y a la literatura. Mientras vivimos en esta tierra, enseña Quintás, nuestra función es "crear ámbitos de realidad" o "fundar encuentros", lo que, si no entiendo mal, viene a significar arrinconar el egoísmo y vivir para el prójimo: "y cada vez menos tú, y menos yo, y más nosotros", al contrario que en la canción de Sabina. Las mejores obras de la literatura no serían sino ejemplos de éxitos y fracasos en el logro de esta función. Así las analiza Quintás, dándoles una dimensión humana en las antípodas de todo estructuralismo. Como ejemplo figuran aquí su lectura de San Manuel bueno, mártir, Yerma y Esperando a Godot.

Resulta interesante la dicotomía "vértigo/éxtasis" en que el autor sintetiza las experiencias de la exaltación placentera, por un lado, y la felicidad resultante del sacrificio y la donación al otro. El vértigo es una experiencia efímera y poco reconfortante a la postre, relacionada con la ebriedad y la excitación sensual. El éxtasis "exige mucho, promete mucho y lo da todo". En este sentido, lo que el hombre entregado al vértigo entiende como "represión" no es sino sacrificio, en virtud del cual se renuncia a un bien inferior para conseguir otro superior. Cuando uno aprende a hacer esto, empieza a ser libre, accede al "poder de sobrevolar la vida entera y optar en virtud del ideal que la corona".

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20 septiembre 2006

Ironía rusa

"Suponía que los funcionarios del Estado constituían una familia unida, amistosa, que se preocupaba constantemente por la tranquilidad y el contento recíprocos, que la asistencia al lugar de trabajo no era un hábito obligatorio al que debía uno atenerse todos los días y que el barro, el calor o simplemente una indisposición eran pretexto suficiente y legal para no acudir al mismo.

¡Cómo se disgustó Oblomov al ver que se requería un terremoto, al menos, para que un funcionario sano no se presentase en su departamento! Y como es bien sabido, no suele haber terremotos en San Petersburgo. También una inundación podría, claro está, servir de impedimento, mas tampoco estas eran frecuentes."

Iván A. Goncharov, Oblomov

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19 septiembre 2006

Una mujer para el apocalipsis

Hay que conceder mucha carga metafórica a esta mujer para no tachar a Vintila Horia de hereje: "si alguno dijere que el amor a una mujer puede otorgar la salvación, sea anatema", y tal. Por fortuna, nos encontramos ante una novela, no ante un libro de espiritualidad. Y como tal novela, no cabe duda de que resulta tan bella como audaz. Pensaba yo, a propósito de una novela de Perucho, que estaba ante el summum de la experimentación narrativa, porque mezclaba como si tal cosa épocas diferentes, sin salir del mismo capítulo. Pues hete aquí que, apenas has leído unos cuantos párrafos de Una mujer..., te das cuenta de que están hablando dos personas distintas dentro de la misma secuencia narrativa, siendo el punto y aparte la única separación de sus parlamentos. Toma audacia y toma audacia no gratuita, porque ¿de qué otra manera podría darse a entender mejor la fusión que experimentan los amantes ("amada en el amado transformada")? Item más: cuando abordas el segundo capítulo, te das cuenta de que allí se está interfiriendo otra época y otra acción, aunque con los mismos personajes. Ocurrencia peregrina que, para quien conozca la pericia novelística de Vintila Horia, no será ocasión de tirar el libro, sino de seguir adelante en busca del fundamento de aquel enigma. Que quizá, sabiendo de las aficiones metafísicas del autor, sea complicado encontrar. Pero queda uno compensado por la profunda belleza ("embrujo", sí) del lenguaje novelístico de Vintila.

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18 septiembre 2006

Pancarta

TOTS SOM MANEL II PALEOLEG !!!

Bueno, y si lo escribo mal, ya me corregirá algún catalán.

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Olegario González de Cardedal

"El Estado debe exigir a sus maestros una formación objetiva en todos los órdenes de la realidad y del saber que han hecho posible la existencia humana, tal como la vivimos hoy, intelectualmente pensada y moralmente realizada según los derechos humanos. Y, en este orden, no es posible desconocer, eliminar o demonizar la religión. Primero, porque sin ella no se entiende la historia humana anterior. Segundo, porque muchísimos hombres de nuestra sociedad, y no precisamente ignorantes o incultos, se identifican a aí mismos religiosamente y se encuadran dentro de los sistemas democráticos y constitucionales en que vivimos, puesto que estos regímenes en parte han nacido de las convicciones cristianas y han sido hombres creyentes quienes los han forjado para defendernos contra la barbarie, los totalitarismos o la magia. Tercero, porque los hechos, relatos, símbolos, ideas, instituciones y esperanzas ofrecidas por la religión hoy día siguen siendo fuentes de sentido, verdad, acción y esperanza. Apelar a sus reales deformaciones es como intentar eliminar al hombre porque es un posible enfermo, o extirparle el corazón para prevenir los infartos."

En Educación y educadores, p. 178

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14 septiembre 2006

Plaza del castillo

Estamos ante una novela de personaje colectivo. ¿Qué la diferencia de La colmena? El espíritu vital y alegre de los personajes. ¿Qué la diferencia del "Ruedo ibérico"? Aquí no se trata de esperpento sino de idealización. Bueno, yo diría más bien de cántico. De canto épico que, como es tradicional en España, no desprecia lo realista. Es más, lo realista es la nota dominante, hasta el punto de que puede hablarse de costumbrismo. Pero un costumbrismo que aparece sublimado por el ardor guerrero que la proximidad del conflicto suscita. Esto hace de García Serrano un ejemplar prácticamente único en la novela española de posguerra y, casi diría, de toda la novela del XX en España.

Los catorce capítulos se corresponden con los catorce días que median entre el 6 y el 19 de julio de 1936. Estamos, pues, en las vísperas de la guerra civil, vividas por los personajes con el mismo desparpajo que le echan a las situaciones diarias del existir. Si el estilo debe mucho a Valle-Inclán (esas largas enumeraciones, esos cuadros llenos de pormenores) en el espíritu está Lope de Vega, no cabe duda. El temor no se ha hecho para ellos, como no sea el fugaz del desengaño amoroso.

Plaza del castillo es también un homenaje a Navarra, por supuesto: "Navarre shall be the wonder of the world", es la cita de Shakespeare que aparece como lema, junto a otro latino que expresa la voluntad de regeneración.

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13 septiembre 2006

La vida como servicio

He aquí uno de mis párrafos favoritos de La rebelión de las masas:

"Nunca el hombre-masa hubiera apelado a nada fuera de él si la circunstancia no le hubiera forzado violentamente a ello. Como ahora la circunstancia no le obliga, el eterno hombre-masa consecuente con su índole deja de apelar y se siente soberano de su vida. En cambio, el hombre selecto o excelente está constituido por una íntima necesidad de apelar de sí mismo a una norma más allá de él, superior a él, a cuyo servicio libremente se pone. Recuérdese que al comienzo distinguíamos al hombre excelente del hombre vulgar diciendo que aquél es el que se exige mucho a sí mismo, y éste, el que no se exige nada, sino que se contenta con lo que es, y está encantado consigo. Contra lo que suele creerse, es la criatura de selección, y no la masa, quien vive en esencial servidumbre. No le sabe su vida si no la hace consistir en servicio a algo trascendente. Por eso no estima la necesidad de servir como una opresión. Cuando ésta, por azar, le falta, siente desasosiego e inventa nuevas normas más difíciles, más exigentes, que le opriman. Esto es la vida como disciplina -la vida noble-. La nobleza se define por la exigencia, por las obligaciones, no por los derechos. Noblesse oblige. «Vivir a gusto es de plebeyo: el noble aspira a ordenación y a ley» (Goethe). Los privilegios de la nobleza no son originariamente concesiones o favores, sino, por el contrario, conquistas. Y, en principio, supone su mantenimiento que el privilegiado sería capaz de reconquistarlas en todo instante, si fuese necesario y alguien se lo disputase. Los derechos privados o privi-legios no son, pues, pasiva posesión y simple goce, sino que representan el perfil adonde llega el esfuerzo de la persona. En cambio, los derechos comunes, como son los «del hombre» y del ciudadano, son propiedad pasiva, puro usufructo y beneficio, don generoso del destino con que todo hombre se encuentra, y que no responde a esfuerzo ninguno, como no sea el respirar y evitar la demencia. Yo diría, pues, que el derecho impersonal se tiene, y el personal se sostiene."

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12 septiembre 2006

“No se trata de que la derecha desbanque al socialismo para devolverle a la sociedad su verticalidad moral, sino para lograr una mejor gestión económica de la misma sociedad de cuadrúpedos.”

Me hubiera gustado saber decirlo con esa rotundidad. Esa es, en efecto, la diferencia, hoy, entre la derecha y la izquierda políticas. El autor de la frase es Aquilino Duque, la enunció en los años 80 y hoy las cosas no han variado, como nos recuerda en su artículo Desgastes, publicado en Análisis digital (www.analisisdigital.com).

Recordamos que Aquilino Duque está en

www.vinamarina.blogspot.com

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11 septiembre 2006

Otra vez el franquismo y la Iglesia

Un amigo mío volvía a aludir, hace poco, a la cuestión del franquismo y la Iglesia: en concreto, al daño que a la Iglesia le habría causado su identificación con el régimen, de cara a su estimación por otras fuerzas políticas. Tal vez eso podría sostenerse hacia 1960. Hoy no. Menos que nunca en el año de gracia de 2006, con el zapaterismo en el poder. Si es cierto que la cuestión religiosa en España se ha visto envenenada por la política durante siglos, puede decirse que por parte de la Iglesia eso ha terminado hace tiempo. No así por parte del socialismo, que sigue enquistado en las posiciones de los años 30, suavizadas, de momento, en cuanto a las formas.

La Iglesia española lleva cuarenta años profesando, a veces se diría que genuflexa y brazos en cruz, su no franquismo y su acatamiento a la democracia. Cabría esperar de la izquierda actitudes a lo Marcello Pera, reconociendo lo que el cristianismo ha aportado a Europa. Pero sólo han cambiado los fusiles y las antorchas por el desplante, el acoso legal y la burla.

Y cuando hablo de la Iglesia no me refiero sólo a la jerarquía, sino a políticos, periodistas e intelectuales que no pierden ocasión de desmarcarse de Franco cuando hay que criticar a la izquierda, no vayan a pensar que... Cuando escribo esto, un locutor de la COPE criticaba al presidente del gobierno por haber adelantado un viaje oficial a Finlandia para hacer turismo. La cosa, dijo, recordaba “a la España de los años 60 y 70 y a las películas de Paco Martínez Soria”. Perplejidad.

Desconozco casos de ministros franquistas que hicieran lo propio. En todo caso, ignoro el motivo por el cual hay que suponer que, haga lo que haga un gobierno socialista, en el franquismo era peor. La actitud de Zapatero recuerda, antes y sobre todo, a la España de 2006. Y no hay por qué salvarles los muebles comprometiendo a un franquismo al que, en efecto, la Iglesia prestó apoyo más que nada porque en el otro lado, en el socialista, les saludaban con plomo.

La vinculación con el franquismo fue circunstancial. Lo que realmente inficiona la cuestión religiosa en España es la identificación de la democracia con el laicismo, que la izquierda y parte de la derecha parecen incapaces de superar.

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10 septiembre 2006

Donde siempre es octubre


El día en que Laura Espido Freire tenga algo coherente en la cabeza, puede ser una gran novelista. Mientras tanto, habremos de conformarnos con la rara sensación que nos producen estos personajes huecos, todos iguales en su vacuidad, unidos en la atmósfera infernal de esta ciudad imaginaria, esta Oilea donde quizá octubre signifique el reinado de la histeria y la hipersensibilidad. Más de lo segundo, porque una histérica al menos tiene sangre en las venas; y los personajes de esta historia parecen muertos. Dije atmósfera infernal y le doy este calificativo quizá más por la falta de alegría o de ganas de vivir que otra cosa. Amar se ama, al menos con la sensibilidad, pero también se traiciona y se odia con la asepsia aborrecible de quien no sabe lo que hace o quizá no le importa. No me aventuro a decir que es un diagnóstico de nuestro tiempo, en parte por no parecer pedante y en parte porque me niego a creerlo. Lo cierto es que la originalidad de construcción no se ve equilibrada por el interés (nulo) que suscitan los personajes, todos iguales, como creo que ya he dicho. Estas historias independientes con personajes comunes cuyas circunstancias hay que ir reconstruyendo te obligan a ir saltando hacia atrás continuamente para ver quién era Worsen, quién Copelia, qué parentesco une a Sorel y a Lavinia, etcétera, sin que el resultado reconforte lo más mínimo. Otra vez será, espero.

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08 septiembre 2006

Veinte años después

Estas nuevas aventuras de los tres mosqueteros son, por lo menos, tan apasionantes como deben de serlo las primeras para quien nunca había oído hablar de d´Artagnan y sus compañeros. Alejandro Dumas es un maestro de la narrativa, sí, pero además de esa narrativa que tiene como principal objeto cautivar al público, quedarse con él, como hoy diríamos. Se me ocurre compararlo con Alfred Hitchcock, salvando las distancias de los géneros.

Pues, señor, es el caso que nos hallamos en plena insurrección de la Fronda: nobles y pueblo, esta vez unidos, contra Mazarino, el cardenal lego de origen italiano que hace de primer ministro en sucesión de Richelieu. Han pasado, como el título indica, veinte años desde la famosa historia de los herretes de la reina y d´Artagnan sigue de teniente de mosqueteros, menesteroso teniente que se ve obligado a aceptar una misión al servicio del cardenal, al que Dumas nos pinta con trazos aún menos atractivos que Richelieu, pues el italiano no posee la astucia de su antecesor y lo que en este era ambición en Mazarino es roñería de lo más vulgar. La gracia del caso es que Athos y Aramis se hallan en el bando de la Fronda, y las disensiones políticas van a poner a prueba la amistad que los viejos espadachines se juraron. Esta, sin embargo, sale vencedora y los cuatro acaban, como siempre, codo con codo, jugándose la vida en las costuras de la historia de dos naciones.

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07 septiembre 2006

sida

“La primera acción para detener el sida es la de enseñar a los hijos a practicar la castidad”

¿Un obispo del Opus? No: Winnie Mandela. Véase

http://www.sinsida.com/testimonios/Belleza2-9-06.htm

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06 septiembre 2006

Leo en El suicidio de la modernidad, de Aquilino Duque:

"Según Gramsci, el comunismo había de ser la religión de la nueva sociedad civil, del mundo secularizado. Parodiando la célebre frase de Marx, cabría decir que el comunismo es la religión de un mundo sin religión. Los sacerdotes de esa nueva religión --los fabricantes de la opinión pública-- serían los intelectuales orgánicos, cabeza del bloque histórico. Ahora bien, la burguesía neocapitalista, que lo corrompe todo, ha corrompido al bloque histórico, cuya descomposición ha empezado por la cabeza. De este modo, los intelectuales orgánicos, en lugar de predicar la fe en el comunismo, han pasado a ser los intelectuales orgánicos de la llamada industria cultural, agentes del nuevo conformismo de la negación de valores sobre un vago fondo de utopías rojas. El caso de Pasolini es ejemplar por los cuatro costados. Militante del vicio nefando, murió por así decir en acto de servicio, y la sociedad permisiva le rindió honores fúnebres de héroe y de mártir".

Suena actual, ¿verdad? Suena a Suso de Toro, Rosa Regás, Juan José Millás... Suena a corte literaria de Zapatero.

Aquilino Duque sigue profetizando(y lo digo en el más noble de los sentidos) en

http://www.vinamarina.blogspot.com/

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05 septiembre 2006

El título

El título no es un homenaje a García Lorca. Ya recibe muchos cada año. Si acaso, lo es a mis propias pifias y a los desengaños con que la vida tiene a bien aleccionarme.

Voy a hablar de libros. No de los míos, que no los tengo, sino de los que he leído y voy leyendo, por si a alguien le interesa mi opinión. No pongo foto porque estoy seguro de que mi cara, en cambio, no interesa a nadie.

También hablaré de autores, y de lo que han dicho, cuando me parece de interés. E insertaré reflexiones propias sobre lo que pasa en España y en el mundo. Que, por cierto, suelen ir en una línea muy diversa de los que homenajean a García Lorca. Queda dicho, y ya no soy traidor.

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04 septiembre 2006

Parábola del náufrago

Lo difícil es saber, ante esta novela de 1969, si Delibes se estaba burlando de los procedimientos experimentales, tan en boga entonces, o si iba totalmente en serio. Porque lo de sustituir la puntuación por las palabras coma, punto, etc., es rizar el rizo de lo experimental. En todo caso, si va en serio, resulta una lograda novela sobre la despersonalización en los regímenes capitalistas y comunistas. Uno se queda perplejo cuando ve en la dedicatoria: A Jacinto San José/A Giacint Sviatoi Iosif. Luego esto parece aclararse cuando comprobamos que el autor nos introduce en un universo totalitario al estilo soviético. Pero el drama de Jacinto San José no es sólo el de los ciudadanos soviéticos: Delibes declaró a César Alonso de los Ríos que quería retratar "a los oprimidos del Este y del Oeste". Una de las cosas que más llaman la atención es que justamente el procedimiento citado (el de sustituir las comas y los puntos por su nombre) se utilice sólo cuando se habla de Genaro, el funcionario humillado hasta convertirse en perro. Pero creo que es fácil ver aquí una alusión a la burocracia, soviética o capitalista, que es incapaz de conmoverse ante la desgracia humana. Son dos mundos: el parapetado tras las murallas del Kremlin, viviendo en su quimera, en su ideología, ajeno a la vida verdadera de la gente que bulle a su alrededor; y el pueblo que vive en la verdad, cada vez más atenazado por los ideólogos en el poder. Delibes no abandona aquí, por último, sus inconfundibles rasgos identificadores, como el uso exasperante de muletillas o de localismos castellanos.

Otras referencias a Delibes:

Prólogo a una muerte
Las guerras de nuestros antepasados
Creced, multiplicaos y henchid la tierra
Hermosos frutos
Las ratas
Miscelánea bloguera


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