29 abril 2008

Una y todas las guerras


La guerra y la memoria se unen en esta historia hasta casi identificarse. No hablamos de la guerra civil y de la famosa memoria histórica, claro, aunque la novela coincida en el tiempo con los afanes exhumadores de la facción hoy gobernante en España. El innominado protagonista es una especie de judío errante, griego de la época de Troya, que sin conocer la muerte atraviesa toda la historia de la humanidad. La memoria es su condena, y el amor su alivio. El presente lo vive junto a Carla, una amante más literaria que real, como la Dolabella de su novela anterior, trasunto de las Cintias y Corinas de los romanos de la época augustea. Su amor discurre también en Roma, punto final de la peripecia de nuestro hombre antes de retirarse a envejecer y morir (así lo siente él) a su Grecia natal.

Me ha resultado difícil entrar en este juego. En parte por repetitivo, pues el narrador no deja de citar la memoria sin aportar realmente nada nuevo. En parte por el espacio excesivo que ocupa el relato de los hechos históricos (se diría casi un recurso para que los escolares aprendan historia, si no fuera porque no estamos ante un libro para escolares). Y en parte por el concepto superficial del amor que, como es costumbre en Prieto, se enuncia aquí, aunque puede aceptarse como sinécdoque, lo concedo. De todos modos siempre es agradable recorrer la prosa de este hombre, de una elegante melancolía.

Nota redactada en noviembre del 2007. Es la penúltima novela de Antonio Prieto.

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25 abril 2008

"Consignas grandiosas y trapos de colores"


En nombre de eso se asesinaron los españoles en la guerra civil, según el protagonista-narrador de El sueño del ángel, la novela más comprada estos días. El (a pesar de todo) inexperto Carlos Ruiz Zafón es incapaz de ponerse en la piel de un hombre de la primera mitad del siglo XX y transpira ese pacifismo elemental y lennoniano (nothing to kill or die for) que constituye el bagage ideológico de la juventud española y que tan bien aprovecha en su beneficio el actual jefe del ejecutivo.

No, los españoles no se mataron por unos trapos. Pero quizá no sea tan deleznable ese repudio de la juventud actual por las banderías humanas. Así quizá sean más accesibles a la palabra que salva, si conseguimos presentársela incontaminada.

24 abril 2008

La mujer en el tiempo de las cruzadas


Para quien se sienta fascinado por aquel hecho histórico que llamamos cruzadas, libros como este son una delicia, incluso cuando resulta difícil marear entre la profusión de nombres de reyes y príncipes. Digo libros "como este", y quiero decir escritos por autores que son también entusiastas de la materia, porque estamos saciados de desmitificadores. No sé si hay peligro de mitificar unos episodios como aquellos, que de por sí hacen innecesarios los mitos. Causa respeto toda aquella masa de personas (aquí no es pertinente decir hombres) que se lanzaron a través de Europa para defender una tierra sagrada o (y esto es lo más admirable) para hacer penitencia por algún delito más o menos horrible. Reconocer la propia culpa y expiarla no es gesto muy frecuentado por los gobernantes en ningún lugar. No quiero decir con todo esto que el libro de Régine Pernoud escamotee las sombras: príncipes que pagaban a pobres hombres para que viajaran a Tierra Santa en su lugar, aventureros sin escrúpulos que deshonraron el nombre de cruzados, reyes y reinas criminales, todo eso está ahí. Pero viene compensado por innumerables rasgos de grandeza humana e incluso (Bernardo, Luis) de santidad. Lo mejor de esta obra es dejarse llevar por el encanto de nombres como Godofredo, Melisenda, Alix, San Juan de Acre. ¿Fascinación pueril, propia de jóvenes bovarys? Sí, el Capitán Trueno está ahí, pero, como decía Lennon, "I´m not the only one". También disfruta Pernoud.


Nota redactada en febrero del 2000.

22 abril 2008

Aunques y porques


Maravillábase mi madre de que fuera tan puntual aunque estaba tan ocupado y tan amable aunque tan solicitado; no se le ocurría que los "aunque" son siempre "porque" desconocidos, y que (así como los viejos asombran por lo viejos, los reyes por lo sencillos y los provincianos por lo bien enterados) unos mismos hábitos eran los que permitían al señor de Norpois satisfacer tantas ocupaciones, ser tan ordenado en sus respuestas, agradar en sociedad y estar amable con nosotros.


Marcel Proust, A la sombra de las muchachas en flor

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18 abril 2008

El agustinismo del pensamiento contemporáneo


A pesar del título, don José María [Pemán] no se propone demostrar la tesis de que el pensamiento de nuestro siglo esté inspirado en san Agustín. Más bien es una original manera de hacer ver las diferencias entre una cosmovisión asentada en firmes puntos de referencia, como es la cristiana, y otra a la que le falta el menor asidero, de tal modo que puede hablarse de un pensamiento náufrago, recordando aquí la imagen que Christopher Derrick emplea para los escépticos de todos los tiempos. De destacar algún punto que me haya llamado la atención, señalaré el pasaje en que Pemán contrapone la literatura del Barroco a la contemporánea: ambas se caracterizan por la oscuridad, y han sido comparadas en muchas ocasiones. Sin embargo, dice Pemán, la literatura barroca es oscura por exceso de cultura: por acumularse en ella un montón de referencias intelectuales o artísticas que es preciso conocer para desentrañar la obra en cuestión. Sin embargo, la producción literaria de nuestra época es de difícil acceso porque desdeña esa misma cultura. Asustada de lo que la razón humana ha producido de catastrófico, la literatura de nuestro siglo vuelve al balbuceo y a lo que de más oscuro hay en la intimidad personal. Es la diferencia entre un san Agustín amigo, sí, del sentimiento y de la voluntad, pero sin desligarse nunca de la razón y del principio de autoridad, y un pensamiento contemporáneo que se abandona a un pathos productor de tantos monstruos como la razón.


Nota redactada en marzo de 1999. Es una conferencia recogida en la colección "O crece o muere", de la editorial Arbor, en la que Florentino Pérez Embid solía recoger las intervenciones en el Ateneo de Madrid en los años 40. Una rareza.


16 abril 2008

Qué corto es un siglo.


Si consiguiéramos hacer creer que un día dado, sea el 2 de mayo de 1908, el centenario del grito de independencia, se acababa para siempre España; que en este día nos repartían como a borregos, creo que el día 3 de mayo de 1908 sería el más grande de nuestra historia, el amanecer de una nueva vida.

Esto es una miseria, una completa miseria. A nadie le importa nada de nada. Y cuando alguno trata de agitar aisladamente este o aquel problema, una u otra cuestión, se lo atribuyen o a negocio o a afán de notoriedad o ansia de singularizarse...


Miguel de Unamuno, Vida de Don Quijote y Sancho.


De todos modos, hoy, algo se mueve.

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15 abril 2008

La rebelión de las masas


El aristócrata que era Ortega no podía sufrir que los hombres del montón, la masas, se negaran a reconocer alguna función directora. Lo que no pudo ver es que esa rebelión iba a acabar en manipulación. Al rechazar toda autoridad, se convirtieron en títeres de otros "directores" con menos escrúpulos que iban a utilizarlas para sus propios afanes de poder. Es el fenómeno de la masificación de los ciudadanos.

Uno no puede menos que admirar la clarividencia de Ortega. Al mirar en torno se reconoce a esos niños (de catorce, treinta y cuatro o setenta años), "encantados de haberse conocido", por utilizar el tópico, orgullosos de sí mismos y satisfechos de la cultura que no han creado, niños malcriados, en suma, que no aceptan autoridad por encima de sus cabezas. Todo eso es cierto y en ello Ortega estuvo, insisto, agudísimo. Pero, fuese por su aristocratismo o porque entonces el cuarto poder no era tan poderoso, el análisis de la situación no está completo sin advertir cómo cuanto más hombre-masa se es más manipulable y manipulado se vuelve. La rebelión de las masas lleva en sí misma su castigo. La negación de la autoridad acarrea la caída en la red del poder.

Pero me he ido del libro. Aunque, ¿por dónde empezar a comentar esta joya? ¿Por su lenguaje (hats off)?, ¿por...? Se me acaba el espacio. Qué delicia debió de ser conversar con este hombre.

Nota redactada en octubre de 2005.

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13 abril 2008

12 abril 2008

Radislaw Klim, criptógrafo polaco


(En El libro del aire y de las sombras, para variar.)

-Si el cine o cualquier arte no tiene una base moral entonces da lo mismo que mires escenas sueltas o dibujos proyectados. Yo no digo cuál es la base moral, sólo que debe haber una. Por ejemplo, el hedonismo pagano es una base moral perfectamente aceptable para una obra de arte, como ocurre en Hollywood. El paraíso doméstico. El romance. No tiene por qué ser... ¿Cuál es la palabra? Cuando el malo siempre muere y el héroe se lleva a la chica...
-Melodrama.
-Eso es. Pero no
nada.. No el diablo riéndose de nosotros, o no sólo eso.
-¿Por qué no? Si esa es la manera en que ves el mundo.
-Porque entonces el arte sofoca. El diablo no nos da nada, sólo toma y toma. Escucha, en Europa, en el siglo pasado, decidimos que no adoraríamos a Dios nunca más, en cambio adoraríamos a la nación, la raza, la historia, la clase trabajadora, lo que quieras, y como resultado de esto todo está totalmente arruinado. Así que ellos dijeron, me refiero a que los artistas dijeron, no creamos en nada más que en el arte. No creamos, es demasiado doloroso, nos traiciona, pero en el arte confiamos y lo comprendemos, así que al menos creamos en eso. Pero esto también traiciona. Y también es desagradecido para la propia vida.
-¿A qué te refieres?
...
-A este Polanski. Tuvo una vida horrible. Nació precisamente en el momento equivocado. Es judío, sus padres son llevados a los campos de exterminio, crece salvaje. Consigue el éxito gracias al trabajo duro y al talento y se casa con una mujer hermosa, y a ella la mata un loco. ¿Por qué va a creer otra cosa sino que el diablo gobierna este mundo? Pero yo nací un poco antes en la misma época, no judío pero, así y todo, la vida no era feliz tampoco para los polacos, los nazis creían que éramos casi tan malos como los judíos, y así que digo que si no era como Polanski, al menos, estarás de acuerdo, estaba en la misma clase. El padre asesinado por los nazis, la madre muerta en el alzamiento de 1944, yo estoy en la calle, un bebé a cargo de mi hermana, tiene doce años, mi primer recuerdo es de los cadáveres que queman, una pila de cadáveres en llamas y el olor. Cómo sobrevivimos no lo sé, toda una generación. Más tarde, debo añadir, como Polanski perdí a mi esposa, no a manos de un loco pero también torturada hasta la muerte, meses de sufrimiento. En aquel tiempo yo no estaba muy bien con las autoridades y era difícil conseguir morfina para ella. Bueno, no hablemos de esos problemas personales. Quiero decir, después de la guerra, de alguna manera, a pesar de los alemanes y los rusos, miramos en derredor y descubrimos que todavía había vida en nosotros. Aprendimos, hicimos el amor, tuvimos hijos. Polonia sobrevive, nuestra lengua vive, la gente escribe poesía. Varsovia es reconstruida, ladrillo a ladrillo, igual a como antes de la guerra. Miloscz gana el Nobel, Szymborska gana el Nobel, y uno de nosotros es Papa. ¿Quién se lo podría imaginar? Y cuando hacemos arte, este arte dice a menudo algo más que, oh, pobrecito de mí, cuánto he sufrido, el diablo es el que manda, la vida es una basura, no podemos hacer nada. A esto me refiero.

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11 abril 2008

Nunca se sabe


La cara de niña traviesa que exhibe Imma Monsó en la solapa de su primera novela no deja de ser un colofón apropiado. Porque después de habernos metido en unos abismos psicológico-existenciales de cuidado, el quiebro final -que nos revela quién es el auténtico narrador- le deja a uno de una pieza y con la cara de bobo de quien es víctima de una broma inesperada y de buen gusto. Es muy de nuestra época eso de no tomarse en serio las preguntas últimas al tiempo que se reconoce que están ahí. Sólo que en el caso de Imma Monsó eso no significa frivolidad sino, sencillamente, buen humor. El humor está, además, no sólo al final sino que recorre toda la obra. La trama está montada con sabiduría y es también un jugueteo con el lector: al terminar el segundo capítulo -son cinco- lo que parecía el tema principal desaparece del mapa del modo más desconcertante. Sabemos que, de un modo u otro, volverá a aparecer, pero el misterio de su ligazón con el resto de la historia es lo que mantiene el suspense. A partir de cierto momento, todo se va desvelando de modo inexorable, pero manteniendo el tono ligero y burlón en el fondo, propio de la persona sin principios que dice haber escrito la historia de Franz -y la suya- quizá manipulándola tanto como manipuló su vida. Pero, con semejante final, ¿quién sabe lo que es verdad y lo que no?


Nota redactada en agosto de 1999.

10 abril 2008

Esperemos que Rosa Díez

no se nos endiose. No parece el tipo de persona propensa a ello*, pero la foto de hoy en El Mundo recuerda a una diva o a una sacerdotisa. Lo que dijo del pacto de Estado por la Educación tiene sentido: acabaríamos con el baile de LOEs y LOCEs, pero es tan difícil cuando uno de los dos partidos tiene como norte irrenunciable el ideologizar a la sociedad en un sentido determinado...

Por lo demás, casi prefiero, en plan egoísta, que las autonomías conserven sus competencias. Viviendo en una gobernada por políticos normales, tengo esperanzas de que la cuestión educativa avance en la dirección razonable, a pesar de los complejos y los seguidismos progres. Es duro imaginar a toda España con una educación andaluza o catalana. Al contrario que Calvo Sotelo, prefiero una España rota a una España giliprogre.

Y Rosa Díez, si más sensata, es tan laicista, no lo olvidemos, como el propio jefe del ejecutivo.

*De hecho, cae espléndiamente a todo el mundo: no he encontrado en la red ni una sola caricatura de su persona.

08 abril 2008

Michael Gruber

dice cosas serias envueltas en un discurso burlón, para que no parezca que se las cree mucho. Pero las dice.

Paul Mishkin, jesuita y antiguo mafioso, a su hermano Jake:

-Sí, persistes en creer que la lujuria es tu problema. La lujuria no es tu problema, hablando ex cátedra, y más o menos en una docena de años se habrá resuelto por sí misma. Después de todo, no es más que un pequeño pecado. No, tu problema es y siempre ha sido la pereza. La negativa a hacer cualquier trabajo espiritual. Siempre has asumido la responsabilidad de todas las cosas malas que han ocurrido en nuestra familia, incluida probablemente la Segunda Guerra Mundial, todo tú solito...

-Tú estabas en la cárcel.

-Sí, pero eso es irrelevante. Dios no estaba en la cárcel y tú no pediste ninguna ayuda en aquella dirección. No, tú lo asumiste todo y fracasaste, y nunca te perdonaste a ti mismo, así que crees que estás más allá de todo perdón, y eso te da el derecho de herir a todas las personas que te quieren porque, después de todo, el pobre Jake Mishkin está muy lejos de toda salvación, tan privado de cualquier esperanza del cielo, que aquel que lo quiera debe ser desilusionado y, por lo tanto, indigno de toda consideración. ¿Por qué me sonríes, imbécil? Porque has conseguido que diga lo mismo que siempre digo cuando vienes aquí, y ahora puedes olvidarlo de nuevo incluso sabiendo que es la verdad. Idiota. El pecado contra la esperanza. Sabes que algún día acabará por matarte.



06 abril 2008

Sueño una Europa del espíritu



Son pocas las sorpresas que depara esta recopilación de textos del cardenal Martini. La propia índole de dichos textos (conferencias, intervenciones en simposios) cierra el paso a la originalidad en cierto modo. El cardenal se limita a exponer la doctrina del Papa, con consideraciones muy generales, que serían compartidas por gente de muy diversa condición ideológica. Al menos, esa es la impresión que he sacado. De destacar alguna idea, sería esta: hace notar Martini, con referencia a la pérdida de la fe en nuestra sociedad, que nuestros coetáneos siguen buscando a la Iglesia en los momentos decisivos de la persona: el nacimiento y la muerte (y podríamos añadir. el matrimonio). Es como si la Iglesia fuese la instancia que mejor supiera explicar el por qué se nace, el por qué se muere. Dejando aparte que encuentren la respuesta satisfactoria que buscan, el hecho de acudir ya es significativo. La Iglesia sigue, pues, gozando de respeto y confianza a la hora de la verdad, por encima de los desdenes, de las reticencias que hacia ella se puedan expresar en la cotidianidad de la vida.

La huida de todo enfrentamiento y la búsqueda del diálogo son motivos centrales en los discursos de Martini, hasta el punto de proponer el destierro de todo proselitismo, lo que me parece exagerado, sin duda por no hablar el mismo lenguaje que Martini, que, por lo demás, deja claro que la Iglesia no ha renunciado a su vocación misionera.

Nota redactada en junio del 2001.

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02 abril 2008

Objetar y saber por qué se objeta

Lo leí en un manual de lengua francesa, tomado de algún semanario. Se trataba de un esquema que presentaba las actitudes típicas de las diversas clases sociales de Francia ante distintas situaciones. Una de estas era "quand les enfants posent certaines questions", cuando los niños hacen determinadas preguntas. Las respuestas eran:

Elite: "pregunta a la señorita".
Directivos: "pregúntale a papá".
Empleados: "pregúntale a mamá".
Obreros: "pregúntale a tu profesor, para eso le pagan"
Campesinos: "tienes ojos, ¿no?"

En realidad, esta última respuesta podría utilizarse para zanjar cualquier discusión sobre "ideología de género" o sobre la equiparación de las uniones homosexuales al matrimonio. Un par de ojos, y un manual de anatomía humana para los más lerdos, es suficiente.
Y sin embargo no conviene empantanarse en este tipo de discusiones cuando uno defiende su derecho a objetar a Educación para la Ciudadanía. Yo no objeto porque piense que el matrimonio es determinada cosa. Objeto porque se trata de imponer una ideología, una ideología que contradice las convicciones más profundas de muchos ciudadanos, hasta el punto de que un millón de ellos se echaron a la calle, lo que implica, al menos, diez millones de disconformes. No se contradice una idea, por peregrina que sea, sino la intromisión del Estado en un derecho fundamental. Lo que está en juego, antes que la inteligencia, es la libertad.

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01 abril 2008

Cínico pero sincero


No soy creyente, pero tampoco soy ateo. Ni un agnóstico, una posición que considero absurda, y excesivamente timorata. Supongo que todavía soy católico, por más que no practico la fe. Como los demonios en el infierno, creo y tiemblo. Si la gente me pregunta, digo que es porque ciertas posiciones de la jerarquía o del Vaticano me son repugnantes, como si la Iglesia no fuese lo bastante buena para contener la gloria que es Jake Mishkin, pero esto no es verdad. Abandoné el culto para poder ser un demonio entre las mujeres. Sí, mi único pasatiempo caro.

(Jake Mishkin, narrador de El libro del aire y de las sombras, flamante novelón de Michael Gruber)


Y se agradece esa sinceridad, tan inusual en el mundo de las letras. Se trata de un personaje, claro, pero revela a un autor consciente de lo que se oculta detrás de tantas teorías sobre los propios agnosticismos.

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