31 diciembre 2011

Feliz 2012,

que lo será porque tal vez José Jiménez Lozano publique otra entrega de sus diarios, igual o superior a Los cuadernos de Rembrandt. Porque podremos seguir degustando el de Nicolae Steinhardt, justamente el Diario de la felicidad. Seguiremos buscando obras de Torcuato Luca de Tena y de Mercedes Salisachs comparables a Pepa Niebla y La gangrena. Gregorio Luri seguirá con su blog en el que incluirá más de una apostilla a su fenomenal La escuela contra el mundo. Nos relajaremos con algún Flanagan de esos que le salen a Andreu Martín cuando hace lo que sabe y pasa de dar clases de educación para la ciudadanía al estilo sociata; algo, digo, como Cero a la izquierda. Quizá José Antonio Millán Alba nos entregue otra novela tan sorprendente como En penumbra. José Manuel Mora Fandos es muy capaz de alumbrar otro ensayo tan brillante como Leer o no leer. Alguien editará de nuevo a Julien Green y podremos leer algo tan enjundioso como Cada hombre en su noche. Vamos a continuar con la obra completa de Rafael García Serrano y, aunque lo que toque no sea tan audaz como La fiel infantería (¿Cuando los dioses nacían en Extremadura?, ¿La ventana daba al río?), constituirá algunos de los mejores momentos. Por supuesto, caerán muchos clásicos como Oliver Twist y tal vez me vuelva a meter con la poesía de Luis Alberto de Cuenca, después de la deliciosa Caja de plata. Habrá algún que otro Chesterton, aunque no esté tan bien prologado como La cosa, y con esto ya he hecho el balance de las mejores lecturas del 2011. Como de costumbre, cierro hasta Reyes.

__

28 diciembre 2011

El capitán Veneno


El capitán Veneno es un miles gloriosus en plan caballero cristiano español. Cuando despierta en casa de la Generala y Condesa de no sé cuántos, rodeado por tres mujeres (madre, hija y criada) se pone a maldecir de su suerte y a blasonar de su carácter arisco y su misoginia. Y lo que nos presenta Alarcón es la clásica historia del corazón de oro que desborda por entre la máscara que su dueño ha querido fabricarse. Historia sencilla como un haba y que Alarcón renuncia a prolongar más allá de las sesenta páginas que ocupa en esta edición de Austral; pero que le sirve para exhibir esas dotes de narrador que no acertó a aplicar a temas más profundos, y que nos mantienen enganchados como tontos.

Si no para otra cosa, al menos una novela como esta sirve para recordarnos que somos personas y no mulas tordas, y que eso tiene que notarse. Incluso un beato de esa moral que él cree marcial y viril y que consiste en ahogar los sentimientos como si fuesen malas tentaciones, incluso el capitán Veneno se mantiene a una altura de dignidad en el trato que hoy nos parece casi extravagante. A veces uno se pregunta por qué estas dos personas, don Jorge y la señora Angustias, no se hablan sin tanto rodeo, no se franquean el uno con el otro de modo más natural. Donde hay confianza da asco, y nosotros venimos del hippismo y el 68. No nos viene mal una pasada por esa cosa que llamaban crianza, a ver si se nos quitan los modales de tetrabrik.

__

27 diciembre 2011

No he podido concluir


la lectura de Dar clase con la boca cerrada. Y no por su autor, sino por su traductor. Por evidente prurito feminista, al señor le da por emplear indistintamente profesor o profesora para expresar la indiferencia al género: "el profesor hará...", "la profesora evitará..."; función que en castellano, como todo el mundo sabe, cumple sólo el masculino: si dices "la profesora" excluyes a los varones; si dices "el profesor", no excluyes a las mujeres.

Así que lo siento. He de vigilar el estómago y estas cosas le afectan sensiblemente.

__

25 diciembre 2011

No sabía que era de Antonio Machín,


pero de todas las canciones que se cantaban en mi casa en Navidad, esta era la que más me gustaba.

Campanitas que vais repicando,
Navidad vais alegres cantando;
y a mí llegan los dulces recuerdos
del hogar bendito donde me crié
... de aquella viejita que tanto adoré
mi madre del alma que no olvidaré.

Navidad que con dulce cantar
te celebran las almas que saben amar.
Oh! que triste es andar en la vida
por senda perdida lejos del hogar
sin oir una voz cariñosa
que diga amorosa : llegó Navidad.


Me imaginaba siempre a mí mismo pensando, ya mayor, en ese hogar bendito y en esa madre. Y, por supuesto, mi madre y mi tía la cantaban mucho mejor que don Antonio. Lo que habrían sido, si hubieran perdido la timidez... O lo que han ganado, nunca se sabe.

Y, por supuesto, feliz Navidad a todo el mundo, aunque ya decline el 25. Hasta el 8 no acaba la Navidad.

__

22 diciembre 2011

Tú di que eres uno de ellos


¡El horror, el horror...! Uwem Akpan podría haber puesto como lema de su recopilación de cuentos las palabras finales de El corazón de las tinieblas. Tú di que eres uno de ellos es, en efecto, un descenso a los abismos del horror. Y, bien mirado, ¿qué novela contemporánea no tiene algo de historia de terror? Que en África estén más extendidas ciertas lacras no hace más que añadir a estos relatos un matiz social. En efecto, el odio racial y religioso, la esclavitud sexual, la prostitución y la drogadicción por hambre aparecen aquí como algo cotidiano, y Akpan nos muestra en particular su efecto en los niños: este es el rasgo más saliente de esta obra, el poner la narración en boca de niños, que son, sin embargo, la esperanza. Su mirada inocente es a veces la causa de que los mayores malos reconsideren su actitud, como es el caso de Fofo Kpee en "Engordar para ir a Gabón". En otras ocasiones, no queda más remedio que la huida, como en "El festín de Navidad" o "La habitación de mis padres", pero es una huida teñida de esperanza. El odio religioso, por su parte, revela su cara más absurda en la persona de Jubril, protagonista de "Coches fúnebres de lujo", hijo de padre musulmán y madre católica o viceversa, no recuerdo, y víctima de ambos grupos. Por cierto, y por fortuna, me consta que en Nigeria hay mejores católicos que los que se describen aquí. Estos niños podrían dar la réplica literaria, en su cara a cara con el horror, al famoso pero flojito Niño con el pijama de rayas.

__

20 diciembre 2011

La de los tristes destinos


Triste destino para un escritor, el acabar convertido en coartada para la corrección política. Ignoro en qué medida el sexo y la raza de Toni Morrison influyeron para que le concedieran el Nobel. Pero uno lo sospecha cuando lee a Don Finkel (Dar clase con la boca cerrada). Se refiere el hombre a algunos títulos de obras literarias que él utiliza en sus seminarios abiertos: grandes libros, dice él. Y después de pedir disculpas, o poco menos, por mencionar sólo clásicos occidentales (igual valdrían, ¡faltaría más!, grandes obras de la tradición oriental), se refiere a estos: Edipo rey, Las guerras del Peloponeso de Tucídides, los diálogos platónicos, Julio César de Shakespeare y... Beloved, de Toni Morrison.

Otro buen tema para un ensayo: cómo la mente norteamericana se precipitó en barrena hacia la estupidez.

__

19 diciembre 2011

La inversión del zapaterismo

A menudo me he sorprendido, y he visto a otros sorprenderse, por este fenómeno: pensamos en la España zapaterista como en la nueva Sodoma, por sus disposiciones legales en materia familiar y sexual. Sin embargo, contemplando la vida cotidiana en otros países, sobre todo de los jóvenes, encontramos una mayor naturalidad en la vivencia de cosas como el uso de anticonceptivos, convivencias extramaritales… La conclusión es que, en España, la ley va muy por delante de la vivencia, porque gobierna una minoría empeñada en cambiar cuanto antes esta sociedad. Es lo que denuncia Valentí Puig en su artículo “Observaciones de un conservador de centro”*:

Entendíamos –como Toqueville- que la experiencia y las costumbres preceden a las leyes. El zapaterismo, al contrario, usa la política para que las leyes transformen las costumbres. Es un ejemplo muy concreto. En general, el episodio del zapaterismo ya ha representado una malversación manifiesta de la política. Han sido ocho años perdidos y, es más, irrecuperables. Y en general, lo que vemos es que la política se ve restringida a ser un apaño para situaciones imprevistas, un taller de parcheo, irremisiblemente coaccionado por ciclos que incluso son de menor alcance que los ciclos electorales. Sí, los imprevistos.

Entiendo que cuando dice que “la política se ve restringida a ser un apaño” se refiere a la política normal. En efecto, la derecha en España está para poner parches, como se viene mostrando. Pero, ¿por qué, fuera de situaciones excepcionales, el electorado español se inclina a opciones que contradicen el modo de vida de la mayoría? ¿qué han hecho unos y otros para perder o ganar de ese modo la voluntad de la gente?

La respuesta daría para un ensayo, por supuesto.


*En Cuadernos de pensamiento político, 32

__

13 diciembre 2011

El borbón non grato


Alfonso de Borbón-Dampierre fue un hombre infeliz, al menos tal como nos lo pinta José María Zavala en esta semblanza, que no sé hasta qué punto aprovecha la imagen externa del personaje para alimentar esa figura del príncipe triste que tanto gusta a las señoras. Pero lo cierto es que tenía motivos para serlo, formando parte de esa familia que parece extraída de una novela de Faulkner, si prescindimos de la sangre real: tarados, viciosos y enfermos en proporciones varias conforman la dinastía, como se encarga de mostrarnos Zavala no sólo con datos médicos sino a través de los hechos. Faulkner, o Zola: ¡qué novelas habrían hecho con los borbones! Al menos, en don Alfonso parecieron prevalecer los genes de doña Emanuela...

Zavala comienza su libro con la última navidad del duque de Cádiz, hablando ya de su próxima muerte, para pasar acto seguido al accidente que le costó la vida: "la guillotina", como titula dramáticamente. Sabio recurso, y siempre eficaz, este de empezar la biografía por el momento culminante del personaje, que puede ser, como en este caso, su muerte. Por supuesto, Zavala da pábulo a las conjeturas que se han hecho sobre un posible asesinato, aunque parece que a día de hoy contamos con pocos datos en que fundar hipótesis. Lo que me pregunto es quién podría tener interés en quitar de enmedio a este hombre, es decir, quién podría considerarle seriamente un peligro. Resulta patético ver a esta panda de chiflados hablar como si realmente tuvieran opciones de ceñir coronas, francesas o españolas, y pegarse por unos derechos dinásticos que no pasan de ser el juego del tú la llevas. Es en lo que se va el resto del libro. Poca cosa.

__

10 diciembre 2011

El final de Sikes,



en Oliver Twist, es uno de los pasajes más cinematográficos de la novela del XIX. Me pregunto cómo la habrá tratado Polanski en su versión de la obra, que no he visto. Pero, curiosamente, en otro título de Polanski, Macbeth (buen Macbeth, por cierto), aparece un ahorcamiento similar, con el tipo precipitándose al vacío con la soga al cuello y parando el vuelo justo delante de una ventana, con alguien que lo contempla desde dentro. Parece clara la reminiscencia, consciente o no.

__

09 diciembre 2011

Punto de meditación sobre el "fomento de la lectura"

Un proceso invisible es igualmente el que hace que los libros y la cultura entera sean hoy ininteresantes, pero lo cierto es que quienes se quejan elegantemente de ello e incluso promueven campañas de lectura participaron y siguen participando, encantados, en el proceso. Son conductistas -es decir, ya el alma les suena a chino- y creen que leer es un hábito, una afición, que se puede crear y ya está. Así las cosas es claro que no se va a leer nada que merezca la pena, pero se espera que, una vez creado el hábito mecánico de leer cualquier cosa, desde luego que se venderán más libros, y esto, sin duda, animará al sector económico de la edición, y además puede ofrecer estadísticas de gran lectura, que muestran una sociedad ilustradísima. Y aceita la rueda de la política, la sacral religión de lo que se llama cultura.

José Jiménez Lozano, Los cuadernos de Rembrandt

__

07 diciembre 2011

Filocalía o amor a la Belleza


Las mayúsculas de la palabra Belleza en el título no son un capricho de los editores, pues el concepto de Belleza como uno de los atributos de Dios es la clave de este ensayo. Para Urbina, un artista juega a crear belleza imitando a Dios en la creación del mismo modo que un niño juega con un tren imaginando ser ingeniero o con coches de juguete imaginando ser piloto. Dios es la Belleza y una obra de arte no es sino un acercamiento a Dios.

Esto tiene varias consecuencias. Una de aquellas en que más insiste el autor es que, por lo anterior, la obra de arte no es buena o mala o, más exactamente, es buena por el hecho de ser bella o es más buena cuanto mas bella. Y esto con independencia de que el artista o (con más frecuencia) el poder público puedan lícitamente juzgar que el público no está preparado, en un momento dado, para esa belleza.

Pedro Antonio Urbina es poeta, y este ensayo está escrito en un lenguaje poético, o casi, en todo caso sentencioso y con tendencia a la creatividad sintáctica, más que léxica. Lo que estoy queriendo decir, vaya, es que a veces cuesta seguirle, por lo menos a mí e imagino que a muchas personas más. Y no hay modo de reprochárselo, pues te respondería lo que él pone en boca de todo artista a quien le preguntan qué quiso decir: quise decir lo que he dicho y como lo he dicno, y si hubiera podido decirlo de otra forma lo habría hecho. Gente rara, como sabemos...

__

03 diciembre 2011

Mundanos y agropecuarios, hoy

Me contesto a la pregunta formulada en la anterior entrada. ¿Quién es hoy mundano y quién agropecuario? En principio, la curiosa dicotomía me recuerda aquellas mañanas en que cambiaba de COPE a Onda Cero, de Losantos a Herrera, del agropecuario al mundano, con placer en los dos casos, aunque de distinta naturaleza. Luego, espigando entre mis lecturas más o menos habituales, hallo que entre los mundanos figurarían José Jiménez Lozano, Enrique García Máiquez, Aquilino Duque o el diamante oculto Ignacio Aréchaga (Aceprensa). Entre los agropecuarios, en lugar de honor, Arturo Pérez-Reverte; después Alfonso Ussía (malgré lui), tal vez Juan Manuel de Prada, desde luego Eulogio López y el tipo que firma Gonzalo de Berceo en Alfa y Omega. También a todos los leo con gusto (salvo al padre de Alatriste, del que deserté hace tiempo), aunque sea un gusto diverso y aunque, con Martín Puerta, dude de la capacidad de convicción del agropecuarismo. Asumo que estos sólo convencen al ya convencido. Pero producen satisfacción.

__

01 diciembre 2011

Mundanos y agropecuarios

Me hace sonreír este análisis de Antonio Martín Puerta*: ¿quién de los plumíferos de ahora son mundanos y quiénes agropecuarios?

El libro de Marrero** demuestra que era un excelente y ameno escritor. Pero cabe oponerle una seria objeción: su pose. Como Ortega, Marrero también cultiva esmeradamente la suya, que es muy otra: la descalificación ad hominem y la injuria jovial. Al final, una de las muchas variantes de un cierto catolicismo agresivo. Forma esta de evangelización que sólo el Señor puede juzgar en cuanto a su bondad y eficacia, y que forma parte inevitable de lo que Laín llamaba "modos de ser cristiano". Bien es cierto que también Ortega cae en ocasiones en burlas injuriosas e irreverentes, que no se pueden considerar precisamente como lo mejor de sus escritos, pero el tono general de su obra es de una notable elegancia formal. Mas precisamente desde ese punto de vista, no deben quedar dudas acerca de lo que estéticamente es la plenitud del antiorteguismo: imitar al arriero en lugar de al grand seigneur, sustituyendo la mundanidad por las formas agropecuarias, tan positivamente valoradas siempre en España, por desgracia. Ortega manifiesta su criterio al respecto con toda claridad: "La elegancia es una faceta esencial de la especie humana -como la verdad, como la belleza, como la justicia".

*En Ortega y Unamuno en la España de Franco.
**Ortega, filósofo "mondain".

__

28 noviembre 2011

Memorias de un niño de la calle



Uno podría pensar, leyendo el prólogo, que José María Sánchez-Silva tiene una visión idealizada de la infancia, pues se trata de un fragmento de carácter casi poético sobre qué es un niño (no puedo por menos de recordar aquel Jesús Hermida de mentira preguntándole, en la parodia televisiva, a una Gloria Fuertes de mentira, justamente eso: ¿qué es un niño? Y la respuesta de la dama: "una máquina de coser, no te..."). Pero no es idealización novelera, sino pasmo reverente ante la criatura humana en ese estadio de aprendizaje y de indefensión: una imagen de Dios a merced de la perra vida. Porque al avanzar en la lectura descubres que ese niño cuyas peripecias te van a narrar es el propio autor, hijo de madre soltera hasta que su padre tuvo a bien reconocerle y crecido, sí, en plena calle, entre las inclemencias de la pobreza y de sus congéneres adultos. Poca idealización queda en el resto del libro, donde la cruda realidad se nos impone de modo casi barojiano. Asistimos al modo de ganarse el sustento por parte de José María, a base de merodear entre soldados que le daban la ración sobrante o entre jugadores "de prohibidos" de los que recibía unas monedas a cambio de avisar si venía la policía... Pero todo ello con una reciedumbre que está tan lejos de la lágrima folletinera como de la protesta social.

__

25 noviembre 2011

La progresión de Orwell


Partido socialista francés: "al Estado no le corresponde imponer una forma de conyugalidad".

Entonces, custodiar un bien esencial es imponer. Y claro, destruirlo mediante la equiparación con formas degeneradas de convivencia es liberal y tolerante. Prodigios de la neolengua.

Otro prodigio. Causas del incremento de rupturas familiares según los franceses: para el 36%, "hay menos hipocresía y la gente no se siente obligada a continuar juntos". Ya sabemos el nuevo nombre de la fidelidad. Si quieres largarte con la secretaria, pon cara de dignidad y alega, como Martí: "yo soy un hombre sincero". Fabuloso.

__

24 noviembre 2011

Incierta gloria


Tengo la impresión de que a Joan Sales se le han cruzado aquí dos novelas, ensambladas por la tercera parte. Desde que toma la palabra Cruells, la historia de Luis, Julio y Trini se empantana en los episodios, algo anodinos, del frente muerto, y sale luego por la tangente de los lloros de Cruells y las memorias de Lamoneda: un mano a mano que no carece de interés, sin embargo. Cruells está trazado a imagen de los cristianos atormentados de Mauriac /Bernanos, a quienes Sales tradujo. La derrota (no sólo militar) le acerca a Cristo, y su fe se aquilata en la confrontación con el inquietante Lamoneda, el pobre fantasma sumido en la vanidad y en la lujuria.

De hecho, esta podría haber sido la mejor novela católica española, si no fuera por esa falta de unidad que me parece advertir en ella. Cierto que en eso puede influir el hecho de que sea una novela compuesta en dos etapas, por así decir, aparecida primero en los 50 y con su edición definitiva en 1969. Por medio estuvo el Vaticano II, que debió de marcar considerablemente a su autor, a juzgar por la deriva de la trama. Cruells se ve inmerso en el confusionismo que siguió al Concilio y acaba adoptando conductas discutibles, como la de participar en manifestaciones clericales contra la policía o, más triste aún, gritar aquello de "queremos obispos catalanes": desgraciado destino para quien se pasa toda la novela buscando la pureza de la fe, lejos de banderías terrenas.

Lo cual, por cierto, enlaza con otro mérito de su autor: el situar la trama espiritual en plena guerra civil, tantas veces tratada de modo simplista. La guerra es aquí el telón de fondo, necesario, para otro combate, que se sitúa de modo transversal al de los dos bandos en lucha.

__

22 noviembre 2011

Justicia poética


...diputados.

__

La metáfora inacabada


Lo que me incomoda de las últimas novelas de Antonio Prieto es lo ramplón de sus personajes. Y ahora que lo escribo, pienso que la mitad (o más) de las novelas de los últimos cien años (o más) tienen protagonistas ramplones. Pero no sé, veo en los de Prieto una tendencia a someterse, de modo un tanto paleto, a los usos actuales en materia familiar-sexual, que me resulta bastante antipática. Lo que no es nuevo es que su concepción del amor, anclada en lo más superficial del mundo clásico grecolatino, vaya siempre por debajo de sus disquisiciones sobre el tiempo, la memoria y la identidad. En esta novela, esa diferencia resulta aún más acusada.

Su prosa, desde luego, no pierde puntos. Es una delicia recorrer estos párrafos llenos de una serena melancolía, que denuncian a las claras las abundantes lecturas clásicas de su autor. Cualquiera de ellos serviría como modelo para una clase de escritura literaria.

En esta ocasión nos encontramos a un tal Gabriel, fracasado en su matrimonio, que retirado en su marítimo pueblo natal busca la manera de anular el tiempo recuperando a un antiguo amor, lo que acabará revelándose como imposible, también a causa de ese cambio en los usos amorosos (o, mejor dicho, en el modo de percibir los eternos usos amorosos) dentro de un mundo que no para de "evolucionar". Son fundamentales los diálogos con dos interlocutores: el viejo Francisco y el desorientado Alberto, otro fracaso vital, cuyos interminables paseos a través de las colinas dan pie a esa metáfora de la que habla el título.

__

21 noviembre 2011

El doble filo del discurso rajoyano

"Que todos estén tranquilos. Nuestros únicos enemigos van a ser el paro, la deuda, el déficit..."

Esto tiene dos posibles lecturas.

Primera: se acabó el sectarismo en esta casa. No más ganar la guerra civil, no más leyes idiotas al servicio de la ideología...

Segunda: nos han elegido para superar la crisis económica y eso es lo que haremos, ni más ni menos. Así que nada de valores, nada de tocar la educación para la ciudadanía, el aborto, las parodias de matrimonio y todo lo demás. No estamos para eso.

¿Fue deliberadamente ambiguo? ¿Lanzó un mensaje de complicidad al laicismo solapado con uno complaciente a las bases? El tiempo lo dirá.

__

18 noviembre 2011

Esquinas


Con la prohibición zapateriana de fumar en los bares, no gana uno para sustos: en cualquier esquina te topas a una tía retrepada en la pared, pata flexionada y cigarrete en mano. Entre esto y la vestimenta de las jovencitas el fin de semana, las mujeres de los mil nombres no saben ya cómo ponerse, ni qué quitarse.

__

15 noviembre 2011

Darío Chimeno,

director de Mundo cristiano, sobre el cese de ETA: "En términos generales, la noticia tiene un cariz positivo. La declaración -objetivamente- hace respirar con cierto alivio". Se une, pues, al coro de acción de gracias a los terroristas por perdonarnos la vida.

Sé que no lo hace por equidistancia, por que no lo incluyan en la caverna o por un qué van a pensar los buenos demócratas de nosotros, los cristianos. Por otro lado, el artículo es muy matizado y expresa serias reservas ante el dicho cese. Vamos, que no se lo cree.

Pero, entonces, ¿por qué sentirse en la obligación de celebrar lo que no hay por qué celebrar? Por mi parte, ya he expresado aquí mi opinión sobre esa chuloputez que nos deja en la posición de rehenes liberados y que no constituye sino el acto más sucio de la campaña electoral.

__

13 noviembre 2011

Las aventuras del caballero Kosmas


Estas aventuras, como suele suceder en Juan Perucho, tienen poco de acción trepidante y mucho de regodeo en un culturalismo clásico y medieval que es la marca de fábrica del propio Perucho, de Álvaro Cunqueiro (a quien va dedicado el libro) y, en parte, de Antonio Prieto. El caballero Kosmas es un curioso personaje, mezcla de contable y teólogo, que vive en una alta Edad Media donde un buitre amaestrado canta baladas, las flores mutan a capricho y se han desarrollado los autómatas hasta extremos de ciencia ficción clásica. Perucho juega también con un simbolismo más fingido que real, presente en personajes que representan ideales positivos, como Egeria, nieta de la famosa peregrina escritora, y en otros de carácter diabólico como Ustania y Arnulfo. Los finales de cada capítulo son representativos en este sentido, con sucesos misteriosos que probablemente no vayan más allá de ser una broma de su autor, con la idea de jugar a los sentidos ocultos.

No faltan los personajes históricos en situaciones inventadas, caso de los santos Isidoro o Leandro, y el narrador esmalta de citas contemporáneas (d´Ors, entre otros) el relato. Pero los propios personajes se premiten jugar con el tiempo, hablando de cosas aún no descubiertas.

Es, en definitiva, una alegre fantasía en una época idealizada donde la barbarie que suele atribuírsele no existe, y si existe se halla supeditada al triunfo del bien, en sentido cristiano.

__

10 noviembre 2011

Nuestro siglo nos ofrece espectáculos tan sensacionales

que no es posible condenar a los que son incapaces de creer que en el siglo XIX una dictadura pudiera ser simplemente un régimen no parlamentario de gente honrada y de una sociedad normal. (Steinhardt)

O sea, por si no han seguido el hilo del razonamiento, tal cosa es posible, aunque se nieguen a creerlo quienes han vivido bajo la férula del socialismo (que es el otro nombre del totalitarismo). En España, los nacidos antes de 1970 guardamos la memoria de un "régimen no parlamentario de gente honrada y de una sociedad normal", aunque lleven décadas intentando borrarla.

__

09 noviembre 2011

De qué me suena


Mauricio Rojas sintetiza la idea de Burke sobre la Revolución francesa:

[...] el querer arrasarlo todo, disolver todos los órdenes y afectos, borrar la herencia de la historia y quebrar nuestras solidaridades básicas, para de esa manera poder imponer un orden nuevo surgido del designio revolucionario y plasmado en un Estado, que se arrogaba la tarea de rehacer totalmente la sociedad. Para ello, el Estado revolucionario precisaba de individuos libres de todo vínculo, de toda fe, de toda lealtad, para poder hacerlos dependientes de un solo vínculo, de una sola fe y de una única lealtad: con el Estado revolucionario.

"Por un liberalismo asociativo", en Cuadernos de pensamiento político, 32

__

08 noviembre 2011

El fermento de Cristo


La eficacia del cristianismo se subtitula esta nueva* obra del gran divulgador. Y no se trata, como podría hacer pensar el subtítulo (yo lo pensé) de algo parecido a lo que hizo César Vidal en El legado del cristianismo en la cultura occidental; es decir, de ofrecer una perspectiva histórica de los cambios (a mejor) experimentados en nuestra civilización gracias al cristianismo. Más bien se trata de qué puede hacer la fe cristiana en la persona; qué diferencia personalmente a un cristiano de alguien que no lo es.

Divide Lorda su libro en tres partes, correspondientes a las tres virtudes teologales: "La luz de la fe", "El fervor de la caridad" y "La ilusión de la esperanza". En definitiva, no deja de ser un compendio (y así lo admite el autor) de sus clases de formación cristiana, perfectamente estructurado. La primera parte muestra la idea cristiana del mundo, creado por Dios y entregado al hombre, el cual pecó y hubo de ser redimido por Cristo, Dios hecho hombre. La segunda parte desarrolla el modo de vivir de los cristianos, presidido por el amor, es decir, la caridad. "Que donde haya odio, ponga amor, donde ofensa perdón..." La sencilla y sublime oración de san Francisco de Asís pone fin a esta parte. La tercera se dedica a la celebración del misterio de Cristo, reflejo de nuestra esperanza: "anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. Ven, Señor Jesús". Pues sólo al final de los tiempos se hará patente la victoria de Cristo, aunque ya está actuando aquí, como fermento.

Nota redactada en mayo del 2003. Posteriormente Juan Luis Lorda ha publicado los dos volúmenes de Humanismo, el segundo comentado aquí.

__

07 noviembre 2011

Otra de Langlois / Green

Esta vez sobre Judas.

por las calles de la nada como el viento corría Judas

mientras Jesús por él sufría más que por toda la creación
y en vano soñaba a Judas llorando a sus propios pies
en vano soñaba con perdonar su amor leproso
porque Judas arrepentido pero desesperado huía
bajo el peso de treinta monedas pesadas como una cruz
[...]
es grande tu justicia oh Judas que cuelgas de la luna llena
mecido por el viento al aire de la hueca noche
Judas el justiciero ha muerto y sus ahorcados oídos
ya no pueden oír el grito desgarrador de Jesús
que amor mío amor mío Judas ya se pierde en el infinito
como la espina electa la más dolorosa de la pasión.

(Libro de la Pasión)


Jesús amaba a Judas. Y aunque traicionar a Jesús era un gran pecado, era a pesar de todo perdonable. El error de Judas fue creer que no lo era, y se ahorcó. Imagínese que todo hubiera ocurrido de otra manera, Judas ayudando a Jesús cuando éste tropieza y cae bajo el peso de su cruz. Entre gritos y lágrimas, el traidor cae de rodillas, pide perdón a su víctima, le coge por la orla de su túnica, le suplica, a pesar de los puntapiés de los soldados romanos. ¿Qué mirada cae entonces sobre él? Piénselo. ¿Una mirada de odio? No lo creo. Una mirada de amor, Wilfred, una mirada de amor. Hubo en la Pasión un minuto en el que el único que podía consolar a Jesús era Judas pidiéndole perdón. El escándalo es que ese minuto pasara sin que Judas estuviera allí. Es así como yo veo las cosas.

(Cada hombre en su noche)

__

05 noviembre 2011

Viejas


De chico uno suele ser injusto con las viejas que rezan en la iglesia, "como los conejos comen hierba", que decía Ramón. Por eso me gustó la reivindicación de José Miguel Ibáñez Langlois (Libro de la Pasión):

Y qué sería del mundo qué de la Iglesia
si no fuera por esas viejecillas enfermas abandonadas que suspiran en la oscuridad
dulces clavos dulce cruz
dulce nombre de Jesús.

En Julien Green (Cada hombre en su noche) leo ahora algo parecido:

Había tres o cuatro ancianas que oraban de rodillas, esas tres o cuatro viejas que se pueden ver en todas las iglesias del mundo, esas sobre las cuales se apoya el cielo.

Y, por cierto, también habrá que agradecerle a Martin Provost esa Séraphine, que reza con el mismo candor con que pinta la creación.

__

02 noviembre 2011

Discurso a las juventudes de España


En realidad es un Discurso y unas Digresiones, que ocupan prácticamente el mismo espacio. Me place que Ledesma, en lugar de ensayo, utilice el término clásico español, aunque tal vez lo haga por darle un aire más de disertación, de arenga. Y tiene un estilo mucho más digerible que el de Onésimo, aunque también cueste masticarlo, sobre todo cuando habla de su programa.

Porque lo más atractivo es la parte ocupada por el análisis de los fenómenos europeos de la época: fascismo, nacionalsocialismo, comunismo ruso, crisis de la democracia. En esto último es en lo que se equivocó, él y todos los jóvenes (las juventudes) ardorosos que se alistaron en la Falange. La democracia política sobrevivió a su crisis de los años 20-30 y los proyectos totalitarios sólo cuajaron en Rusia, sostenido éste por el inmenso poder militar soviético.

Su propio proyecto, su revolución, qué duda cabe que resulta atractiva, justamente por lo que tiene de juvenil, de savia nueva, de ímpetu fresco. Pero nace ya enemiga de la libertad, y eso da pánico cuando uno piensa en su futuro.

__

01 noviembre 2011

¿Cuántas veces lo han hecho?



... Hemingway creía que era él quien manejaba a los camaradas, y amenazaba a Dos Passos en París, diciéndole: "Estás acabado, destrozado. Los críticos de Nueva York te crucificarán. Esa gente -y Hemingway se refería a los comunistas que manejaban por entonces las guerras culturales del Frente Popular y de toda la cultura occidental- saben cómo convertirte en un número atrasado. Yo los he visto hacerlo. Y, si lo han hecho una vez, pueden hacerlo de nuevo.

(En José Jiménez Lozano, Los cuadernos de Rembrandt)

Sí, cuántas veces... Y me refiero no sólo a convertir a alguien en "número atrasado", sino a otros en productos de primera. A lo mejor hay mucho de baladronada en Hemingway. Pero a lo mejor no.

__

31 octubre 2011

Se murió sin el Nobel


-Profesor, tiene que interrumpir la clase.
-¿Por qué? -preguntó Borges.
-Porque una asamblea estudiantil ha decidido que no se den más clases hoy para rendir homenaje al Che Guevara (que acababa de morir en Bolivia).
-Ríndanle homenaje después de la clase -respondió Borges.
-Vamos a cortar la luz -argumentó desafiante el estudiante.
-Me he tomado la precaución de ser ciego. Corte la luz.

Borges [sigue relatando Alberto Hernández Moreno] se quedó en el aula, habló a oscuras, fue el único profesor que dio su clase hasta el final y sus alumnos, impresionados, no se movieron de sus pupitres.

"Borges y la libertad", en Cuadernos de pensamiento político, 32

__

28 octubre 2011

En busca de la derecha (perdida)


"Cuando no me lo explican, lo entiendo; mas si me lo explican, no lo entiendo". Esto creo que lo decía san Agustín a propósito de algún concepto filosófico, no sé si el de persona o algún otro. El caso es que podría aplicarse a la derecha y a la izquierda políticas. Nada hay, en efecto, más escurridizo en cuanto a definición y más utilizado en el habla corriente con la convicción de que seremos entendidos.

José Javier Esparza trata en este ensayo no sólo de aprehender el concepto de derecha, sino de buscar sus virtualidades en el futuro inmediato: qué debe mantener, de qué debe desprenderse. Y en concreto, concluye: debe seguir siendo cristiana, porque en el cristianismo se encuentran esos principios que llevan a la persona a su perfección como tal y que son la mejor garantía para la cohesión y la supervivencia de las sociedades. No es preciso que siga siendo liberal, pues el liberalismo implica un feroz individualismo y un culto al mercado que, siendo características de la Modernidad, amenazan convertir a la sociedad en una masa de borregos con un código de barras en la frente. ¿Conservadora? Sí, si entendemos que lo que merece la pena conservarse no es lo que hay ahora, que no es más que la bola de nieve de la Modernidad detenida en su punto omega, sino esas convicciones perennes en torno a la persona y a la sociedad, expulsadas un día de la ciudad y mantenidas por los emboscados, para los cuales "es hora de volver".

__

27 octubre 2011

Socialismo y familia


Mauricio Rojas comenta la tesis de Hannah Arendt según la cual la soledad humana es una de las raíces del totalitarismo.

Esta dialéctica que lleva de la debilidad de la sociedad civil a la soledad y de la soledad a la dependencia del Estado ha sido siempre evidente para el socialismo. Por ello su propensión a promover la disolución de los lazos cercanos fuertes como aquellos representados por la familia. El individuo sin familia o con vínculos familiares superficiales es un individuo que necesariamente va a tener que recurrir al Estado. Esto es algo evidente en los regímenes comunistas, pero lo mismo se puede también observar al estudiar a uno de los países donde la socialdemocracia tuvo una hegemonía más duradera y profunda: Suecia. Ya a mediados de los años 30 del siglo pasado, los esposos Myrdal (Alba y Gunnar, ambos fueron ministros socialdemócratas y ganadores del Premio Nobel) lanzaron un amplio programa de destrucción de la familia como bastión social de resistencia al proyecto socializador del régimen socialdemócrata inaugurado en 1932. Para que el Estado formase a sus hombres nuevos había que quitar de en medio a toda organización social que se interpusiese entre el Estado y el individuo, ojalá desde la más temprana edad. Por ello, se llegó a recomendar que incluso los bebés más tiernos fuesen entregados a los cuidados profesionales de los expertos del Estado, quedando el papel de los padres reducido a un mero rol "subsidiario" respecto de la formación de sus hijos. La finalidad era clara: "liberar" a los niños de sus padres y colectivizar su formación.

"Por un liberalismo asociativo", en Cuadernos de pensamiento político, 32

__

26 octubre 2011

Tres fenómenos (¿o uno solo?)


En su Diario (París, 1937) Nicolae Steinhardt recuerda las reflexiones de su amigo Manole sobre "tres fenómenos de nuestro tiempo: la invasión vertical de los bárbaros (la expresión es de Rathenau), el reino de los imbéciles, la traición de los hombres honrados."

El primero: no es una invasión de bárbaros de otros continentes, sino de sinvergüenzas, una invasión de abajo a arriba. Estos bárbaros ocupan los cargos directivos.

El segundo: los estúpidos y los incultos han llegado al poder -en el sentido más categórico- y, a pesar de todas las leyes económicas y de todas las reglas políticas, hacen majaderías,, como idiotas que son.

El tercero: en lugar de oponerse, la gente honrada adopta expectativas benévolas, hacen como que no ven y como que no oyen; en resumidas cuentas, son unos traidores. No cumplen con su deber. Los imparciales y los ingenuos toman nota y callan. Son los más culpables.


No vayan a pensar que hay aquí alguna alusión de actualidad. Este tipo de pensamientos, por desgracia, no necesitan que suceda algo determinado para ser traídos a cuento.

__

25 octubre 2011

Cinco horas con Mario


Tras un intento fallido de detener a Bonnie y Clyde, el sheriff se toma la cuestión como algo personal y no para hasta darles alcance: gracias a una delación, el agente planifica fríamente la emboscada contra los dos gangsters. Esta vez no tienen escapatoria. La policía dispara a placer con auténtica saña, dejándolos hechos un colador junto a su automóvil.

Miguel Delibes, cristiano sincero aunque algo confuso, llevaba mucho tiempo tratando de dar la puntilla a los catolicismos mediocres o vacíos, pero hinchados de orgullo; a los católicos aburguesados, en definitiva. El padre de Sisí era, como Menchu, burguesote y reacio a la generosidad en el número de hijos, pero no era el retrato acabado. La Guindilla mayor de El camino, beata rural y demasiado caricaturesca, tampoco acababa de dar el tipo. Por fin, Delibes encontró a Menchu; y se dejó de argumentos inútiles: un monólogo. A tiro limpio contra todas las Menchus habidas y por haber: en cabeza, tronco, extremidades, una y otra vez, pum, pum, pum. Muerta sin remisión. Quizá algún día sepamos hasta qué punto esta novela influyó en los complejos de la derecha o en su purificación, pero que algo ha habido, en un sentido o en otro, es indudable. Y me hace esperar que un día la izquierda reciba lo suyo con la misma contundencia. ¿Quizá cuando se acaben los prejuicios contra Vizcaíno Casas y se reedite ... y al tercer año, resucitó? En todo caso. me alegro de que Cinco horas con Mario la haya escrito Miguel Delibes y no un Juan Goytisolo, por ejemplo.

__

23 octubre 2011

Sólo conozco una clase de personas que se alegran cuando les dicen que no los van a matar.

Son los secuestrados. El resto de la gente manda a su comunicante a freír espárragos lo más cerca, y toma las medidas pertinentes ante lo que es más una amenaza implícita que cualquier otra cosa. Yo no saludo así a mi vecino: "No pienso matarte, Manolo. Espero que me invites a algo".

Si no supiéramos lo que pasa, la comparecencia del jefe del ejecutivo el jueves habría parecido la de alguien que se cree secuestrado, él y su país. Lo esperable en un gobernante que creyese mínimamente en el Estado de Derecho que representa sería algo así: Estoy aquí para decirles a lo terroristas que se metan su comunicado por el culo y que nuestra oferta negociadora sigue siendo: rendición incondicional o persecución a muerte.

__

20 octubre 2011

ETA y GAL se cachondean de los españoles.

Unos nos perdonan la vida y otros dicen que ha triunfado la democracia. Por mi parte, no tengo que comentar nada diferente a lo de la última vez que pasaron esta película: el único "cese de la actividad armada" que quiero es que se pongan a trabajar como personas honradas mientras declaran su intención de vivir mil vidas, si las tuvieran, para reparar las que quitaron. La pelota, ahora, no está en el tejado del gobierno, ni del PP, sino de la sociedad española. ¿Volverá a tragar?

__

19 octubre 2011

Éxito


Kafka, según Gustav Janouch, Kafka m´a dit:

El que tiene éxito en la vida, no teme a la muerte. El miedo a la muerte no es más que la consecuencia de una vida incumplida; es una manifestación de la infidelidad.

Por supuesto, no hay que pensar que Kafka se refiera al éxito en términos de riqueza o triunfo social, y creo que el contexto lo aclara suficientemente, con esa referencia a la fidelidad.

__

17 octubre 2011

Mímesis


Mímesis es un imponente tratado sobre la interpretación de la realidad por la literatura, en un recorrido a través de los grandes hitos de las letras universales. El procedimiento es el mismo en todos sus capítulos: se parte de un fragmento relativamente extenso que sirve, como en una biopsia, para analizar lo que esa obra aporta a la literatura en comparación, no sólo con lo anterior, sino con otras obras contemporáneas. Y lo que sorprende es que casi siempre sale bien parado el segundo término de la comparación, como si dijéramos: lo que hizo Pepe no está mal, pero donde esté lo de Manolo... Así, empezamos con la Odisea, e inmediatamente tenemos la confrontación con la Biblia: esta introduce lo sublime en el reino de lo cotidiano, lo que no ocurre jamás en la literatura griega antigua.

Auerbach se muestra como poseedor de unos conocimientos enciclopédicos en torno a la cultura europea y sus principales lenguas, y no digamos ya sobre el mecanismo de los diversos géneros literarios y los procedimientos retóricos de todos los tiempos. Y al decir conocimientos enciclopédicos hablo no de un repertorio de datos, sino de una asimilación racional que le permite analizar cada obra situándola siempre en un contexto perfectamente definido. Su conocimiento del cristianismo, sin prejuicios ni interpretaciones aberrantes (tan comunes), resulta admirable en alguien que no parece ser un cristiano, por los datos que tengo; pero no sólo del cristianismo sino de cómo este impregna y modifica la literatura occidental o cómo se apartan del él algunas obras a partir del Humanismo. Desfilan por aquí la épica francesa, Dante, Voltaire, Schiller, Zola, Virginia Woolf... Y Cervantes, a cuyo personaje despoja del aura trágica que le dieron los románticos para convertirlo en instrumento de expresión de la alegría.
__

Él también lo vio


El discurso de Benedicto XVI en el Bundestag es antológico, lo que no quiere decir que diga nada nuevo. Véase, por ejemplo, Tocqueville en su obra magna:

Es el despotismo el que puede prescindir de la fe, no la libertad. La religión es mucho más necesaria en la república que preconizan que en la monarquía que atacan, y más en las repúblicas democráticas que en todas las demás. ¿Cómo podría la sociedad dejar de perecer si mientras el lazo político se relaja el lazo moral no se atiranta? ¿Y qué hacer con un pueblo dueño de sí mismo, si no está sometido a Dios?

__

15 octubre 2011

"Si desciendo a lo más profundo


del infierno, o si subo a lo más alto de los cielos, allí estás Tú", canta el Salmo: el que así escruta los corazones es un Dios terrible y celoso, pero tambén poderoso, bueno y misericordioso, un Dios que otorga libertad a los hombres, un Dios que dice: "Aun cuando una madre pueda olvidar a sus hijos, Yo no os olvidaré, dice el Señor" (Isaías, 49, 15). Me ha parecido muchas veces que la antinomia, cuya intensidad crece progresivamente en el Antiguo Testamento, entre el Dios santo, inaccesible, cuyo nombre nadie osa pronunciar, y el Dios de misericordia, cercano a su pueblo, se resuelve, en la Encarnación, mediante una "respuesta" inaudita de "proximidad de Dios". En el judaísmo, después de la venida de Cristo, no queda más que una de las ramas de la antinomia: la de la grandeza de Dios. He aquí por qué, con tanta frecuencia, la mística judía se ve atormentada por la imposibilidad de llegar a Dios. En otras palabras, la imagen del Dios-Padre, del Antiguo Testamento, llega a ser, sobre todo en el judaísmo agnóstico, una especie de espantajo de la paternidad reducida a mera "fuerza y poder".

Charles Moeller, "Franz Kafka o la tierra prometida sin esperanza", en Literatura del siglo XX y Cristianismo
__

12 octubre 2011

Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos


Decididamente, tienen más gracia Buster Keaton, Harold Lloyd, Charlot y demás, que Alberti en este homenaje. Entre otras cosas, porque, como no seas un experto en cine cómico norteamericano, nunca pillarás las alusiones. Si es que lo son. Porque yo creo que el editor se pasa un poco buscando correspondencias entre los poemas albertianos y las películas. Por ejemplo, basta que Alberti cite una suela de zapato para que Brian Morris recuerde la bota cocinada de La quimera del oro.

Lo cierto es que este poemario da fe de la indudable relación entre las vanguardias artísticas y el cine cómico de los años 20. El componente surrealista de sus peripecias es explotado aquí por el mismo Alberti que, en un tono muy diverso, había escrito Sobre los ángeles. El disparate apunta ya en el título del volumen (tomado de unos versos de Calderón) y continúa en los de los poemas. Así, por ejemplo, "Buster Keaton busca por el bosque a su novia, que es una verdadera vaca" o "A Rafael Alberti le preocupa mucho ese perro que casualmente hace su pequeña necesidad contra la luna", etc. La idea, parece, es trasponer los gags cómicos de sus actores favoritos a la palabra de la que carecían en la pantalla. Como digo, no tiene gracia y queda como un curioso experimento. El lenguaje, por supuesto, recuerda al de Poeta en Nueva York y al de algunas cosas de Aleixandre, salvando las distancias. Abundan las onomatopeyas, que imitan los subtítulos de las pantallas, y las burlas a lo convencional y lo respetable, también como en las películas.
__

11 octubre 2011

Fábricas de salud


La influencia cada vez mayor que el Estado empieza a ejercer en los servicios médicos, casi siempre con pretextos sociales, es algo que resulta sospechoso y que incita a la máxima cautela. A eso se añade que cuando uno acude a consultar al médico es recomendable la desconfianza, ya que los médicos se sienten cada vez más dispensados del secreto profesional. Nunca se sabe en qué estadísticas irán a inscribir a uno, estadísticas que se llevan no sólo en los despachos de los médicos. Resultan sospechosas todas esas fábricas de salud en las cuales trabajan médicos que son unos funcionarios y que están mal pagados, y cuyas curas son vigiladas por la burocracia; de la noche a la mañana, y no sólo en caso de guerra, pueden esas fábricas trocarse en algo que inspira angustia. Por lo menos no es imposible que entonces los ficheros llevados de una manera ejemplar proporcionen los documentos en virtud de los cuales pueden internar, castrar o liquidar a uno.

Ernst Jünger, La emboscadura

__

10 octubre 2011

Violencia de género

¿No cabe en esa categoría el adoptar un niño de ocho años para atiborrarlo de hormonas, convertirlo en niña y hacerlo convivir con dos madres? Violencia de género, violencia sexual, inducción al suicidio tal vez y, desde luego, crimen contra la humanidad. Espero vivir para ver un Nuremberg homosexual.

__

07 octubre 2011

La gangrena


De este novelón se podría haber hecho una serie televisiva de las que en los 80 titularon Grandes relatos. Recuerda, en efecto, a una de esas epopeyas de hombres de nuestro tiempo, dudosamente recomendables, cuyo paradigma vendría a ser Hombre rico, hombre pobre. La gangrena es un best-seller a aquella vieja usanza, con todos los ingredientes del éxito: destreza narrativa, amor, lujo, toque social y toque existencial, algo de morbo sexual (que aquí se diluye y no se mastica, a modo de condimento)..., una fina artesanía, en suma, gracias a la cual hablamos no sólo de un producto de éxito sino de una gran pieza literaria.

De hombres ricos se habla aquí por extenso, y no tanto de hombres pobres, y tal vez por eso alguien dijo que estábamos ante la última gran muestra del bienpensantismo burgués, o algo así: habló no el hombre pobre, sino el pobre hombre. Tal vez el mejor elogio de una novela sean las memeces de sus detractores. Sólo una frase como esa ya me habría inducido a leer La gangrena. El caso es que aquí se trata de burgueses, pero para criticarlos con tremenda dureza. El cuadro de egoísmos, odios y ambiciones que se nos presenta es alucinante. Creo que no acertó aquel que dijo que El Jarama retrataba a nuestra actual clase política en su juventud: si acaso retrataba a los que se dejarían gobernar por ellos. Es en La gangrena donde yo veo a toda la caterva que ha movido el cotarro, no sólo político, de la transición para acá. Mercedes Salisachs deja sin embargo un lugar a la esperanza, un tanto postizo desde el punto de vista novelístico, pero no del de la realidad.

__

06 octubre 2011

Un nexo entre Generación del 98 y fascismo


Se ha hablado mucho de los escritores de la Generación del 98 como abuelos del fascismo español. Mechtild Albert (Vanguardistas de camisa azul) hace en ese sentido una interesante aportación.

El historiador Stanley G. Payne ha señalado en el capítulo Poesía y terrorismo que una "concepción estética de la política" se esboza ya en la obra de la generación del 98. El significado primordial del estilo como concepto clave de un nexo reaccionario entre estética y política cristaliza en José Ortega y Gasset [...] Una lectura semejante de Ortega parece confirmarse en las ideas de José Antonio, quien intentó solucionar el problema del cambio de estructuras, formulado por la generación del 98, apelando a la categoría de "estilo". José Antonio compartía con los noventayochistas no sólo la fascinación por la cuestión de la identidad, sino también la igualación de la identidad nacional con su propia identidad, es decir, la identidad de su "movimiento". Por esta razón, converttir el estilo propio de su autorrepresentación en estilo nacional fue uno de los objetivos centrales de la Falange.

__

05 octubre 2011

El otro holocausto


Las violaciones masivas cometidas por los aliados, sobre todo soviéticos, contra las mujeres alemanas tras la guerra mundial constituyen un holocausto silenciado pero equiparable por su horror a la misma Shoah, hasta el punto de configurar casi todo un capítulo del libro Después del Reich, aludido aquí anteayer. Y, siguiendo el hilo de aquel comentario, pienso en el filón que podría ser para el cine español el fijarse en las violaciones de los franquistas contra las mujeres republicanas en la posguerra. ¿Por qué no se ha hecho ya? La pregunta es cínica, lo reconozco, pero necesaria.

__

04 octubre 2011

Pedro Páramo


Es de Perogrullo decir que Pedro Páramo, como cualquier novela donde la ambientación tenga un papel de relevancia, se entendería mejor si uno conociera la zona. Esos calores aplastantes, esa galvana, esa flora, aquellas aldeas semifantasmales... Sin embargo, tengo la impresión de que los escritores hispanoamericanos tienen un concepto bastante malo de su propia tierra; son unos snob que parecen querer disculparse de haber nacido allí y exageran sus defectos, como diciendo que con unos cuantos como ellos otro gallo cantaría. Pero esto no pasa de ser una impresión, claro.

Y lo cierto es que lo mismo podría decirse, tal vez, de Faulkner y de su profundo Sur. Pedro Páramo, es verdad, supone la llegada a Hispanoamérica de la novelística de Faulkner, no sólo en lo que respecta a las técnicas narrativas: cambio de puntos de vista, alteraciones del orden del tiempo..., sino también en esa visión sombría de la humanidad donde la Redención parece haber fracasado y la sombra de Caín vaga errante, como en el poema de Machado.

A propósito de sombras, lo que no se le había ocurrido a Faulkner, que yo sepa, es hacer una novela con fantasmas (o almas en pena) como protagonistas, y esta audacia hay que reconocérsela a Rulfo. Aquí vagan errantes las sombras de todos aquellos que han muerto atrapados por sus pecados, o por su pecado mayor de haber nacido, como diría Segismundo, de tal modo que hasta el cura se ve impotente para ejercer su potestad de perdonar, atrapado él también por el odio cainita, a pesar de ese misterioso ¿y esperanzador? "está bien, Señor, tú ganas".

__

03 octubre 2011

Heil Hitler


Ahora que han seleccionado Pa negre para representarnos en los Oscar, pienso en el juego que habría dado en el cine español un episodio como el que cuenta Giles Macdonogh (Después del Reich) en torno al saqueo de la Alemania de posguerra, si hubiera sucedido durante la represión tras la guerra civil española.

Mientras registraban una finca en busca de un botín, los expertos soviéticos en arte encontraron a un grupo de soldados que se disponían a ahorcar a un mono. El animal había sido acusado de levantar la zarpa en ademán de saludo cuando gritaron en broma: "Heil Hitler!" No habían caído en la ironía que suponía la respuesta del simio.

En realidad, a este tipo de hechos es fácil aplicarles el reflector. Claro que durante una represión no hace falta afinar mucho los focos para encontrar animaladas, y el propio libro de Macdonogh es muestra de ello. Por cierto, me imagino también a los promotores del Proyecto Simio preguntando: ¿Qué ironía?"

__

29 septiembre 2011

Ortega luciéndose


La realidad sólo puede ser para el artista lo que el tablado para el bailarín, para tocarle con el pie.

Citado por Guillermo de Torre, Literaturas europeas de Vanguardia

__

28 septiembre 2011

El manuscrito sellado


Lo de este hombre empieza a causarme bostezos. Me recuerda a las películas de José Luis Garci, tan bonitas, con su melancolía y tal, y en el fondo tan poca chicha. Si al menos Prieto no me diera esos sustos de vez en cuando, inclinando la cabeza ante las conquistas en materia sexual... Trato de entenderlo como una ironía, que vendría sumada a otras críticas al mundo contemporáneo, pero no me quedo convencido.

En esta ocasión estamos ante un tipo, don Celedonio, historiador, que quiere jugar al Decamerón reuniendo en el parador de Zafra a una serie de individuos con el fin de que revelen su rollo, se entreguen a una suerte de confesión, que vendría a quedar para la posteridad como un testimonio de la pervivencia de la palabra en un mundo que no hace más que repetir consignas al dictado. El narrador ejercerá de cronista y en calidad de tal dialogará ccon Marcelo, Ignacio, Marta y... Antígona; sí, la de Sófocles, pues Prieto, en uno de sus arranques de audacia, de temeridad literaria quizá, convierte a la heroína griega en personaje en eterno retorno. Esos diálogos, como de costumbre en nuestro autor, son de un delicioso lirismo, equiparable a las parrafadas del narrador, y llenos de referencias culturales. Los temas no varían: el tiempo, la memoria, la palabra, y sobre todo el amor: razones de amor, cargadas de cultura y lastradas de superficialidad ovidiana. Y críticas, que saltan aquí y allá por sorpresa, al botellón, a la manipulación de la historia...

__

27 septiembre 2011

¡La derecha, la derecha!


No quisiera que se interpretase el texto de ayer como una llamada a la abstención. Si no me equivoco, esa es la estrategia del partido del gobierno: reducir la ventaja del contrario ante la seguridad de no poder ganar, y no otra parece la génesis del movimiento de los indignados, puestos a pensar mal; y pensar mal de los fenómenos políticos, al contrario que de las personas, no es falta de caridad, sino prudencia de ciudadano. Cuál es el mensaje de ese movimiento, lo hemos dicho aquí otras veces: la culpa no es del gobierno, sino del sistema.

Pero sí conviene advertir siempre, ante la inminencia de unas elecciones, de las efectivas lacras de ese sistema: el propio movimiento de indignados pudo haber llegado a ser lo que parecía, es decir, una corriente en pro de una democracia más auténtica cuanto menos reducida al ritual de hacerlo (como ironizaba La Trinca) cada cuatro años, es decir, que promoviese el poder de la sociedad civil frente a los partidos; esa democracia que ellos llamaban real por el poder del anglicismo (democracia real es la que hay), pero que, ya de ponerse estupendos, podían haber llamado con otro adjetivo muy de moda, integral, como el humanismo integral que predicaba Maritain.

En definitiva, que me planteo la conveniencia de haber sacado ese texto justo en un momento en que las masas parecen menos manipuladas porque votarán conscientes de que cualquier cosa es preferible a esto. Como en aquel chiste de Hermano Lobo, ante la requisitoria del gobierno: "nosotros o la derecha", la gente grita: "¡la derecha, la derecha!", a pesar de haber sido instruidos para ver en la derecha poco menos que la peste.

__


26 septiembre 2011

Para leer en precampaña


El progreso burgués fue algo muy real y de sus obras, aun descontando expoliaciones y rapiñas, viven aún muchos paises del hoy llamado Tercer Mundo. Pero el gran motor de ese progreso fue la revolución industrial, y la revolución industrial desencadenó un proceso social que vino a deteriorar la vida de la urbe, el estilo y el tono de la vida urbana, la urbanidad. Y es que por obra de la revolución industrial la urbe fue transformándose en megalópolis y el progresismo se desplazó de los barrios altos a los barrios bajos; dejó de ser burgués y se hizo proletario. La cantidad se impuso a la calidad; la razón de las minoría sucumbía frente a la fuerza de las mayorías y el reino de la necesidad se anteponía al de la libertad. La mitad equina del centauro no estaba ya en el campo, sino en la propia ciudad, en los subirbios industriales de la megalópolis. El irracionalismo de tracción animal era sustituido por el irracionalismo de tracción mecánica. ¿Qué podía el libro frente a la máquina, el hombre frente a la masa, la razón frente al número? ¿Qué diálogo cabe entre la urbe y el suburbio, a menos que los pedagogos se conviertieran en demagogos? ¿Qué diálogo? Pues el de la acción política, el de la campaña electoral, en la que el mezzo uomo tiene que disfrazarse con piel de asno para ser oído por la mezzo bestia. Ese disfraz destruyó a las minorías rectoras. Las minorías selectas que pretendían educar a los hombres eran sustituidas por las minorías abyectas que pretendían manipularlas y el resultado fue una inversión de valores políticos, sociales y morales, una inversión de las funciones del centauro.

Aquilino Duque, "La razón y el número", en El suicidio de la modernidad

__

23 septiembre 2011

Fortunata y Jacinta


Resulta tentador ver en esta obra una parodia de las novelas francesas sobre amantes atribuladas, víctimas del egoísmo y de los prejuicios. Fortunata, esta dama de las camelias de Chamberí, muere repitiendo "soy un ángel", y así lo afirman repetidamente su marido y su último enamorado cuando la entierran. El narrador se complace en hacernos ver cómo todo el mundo tiene a esta mujer por un demonio, y así llega ella a aceptarlo, mientras nosotros vemos cómo se trata sencillamente de una ingenua enamorada que ha cedido a la seducción de un señorito, y que tiene por virtud su pasión. Pero todo ello recibe un tratamiento desenfadado, diríamos cervantino, que convierte a Fortunata y Jacinta en algo así como el Quijote de las novelas de cuernos decimonónicas, lo que fue la obra de Cervantes para la novelería caballeresca de su tiempo. Y, como en el Quijote, este tratamiento, lejos de caricaturizar a los personajes, los humaniza, salvándolos del endiosamiento trágico. Esa inocencia artificial de la protagonista se matiza con sus arranques de madrileña castiza, peligrosa en sus ataques de celos. Y la maldad de los otros (hipócritas, intolerantes, ya saben) se torna menos antipática gracias a la mirada amable del autor sobre su fragilidad humana.

__

21 septiembre 2011

Delirante y grotesca


Así fue para don Rafael Sánchez Ferlosio la JMJ. Y es curioso, pero justo el día anterior, terminando de leer Pepa Niebla, de Torcuato Luca de Tena, llegué a la conclusión de que, comparadas con esa novela, cosas como El Jarama no pasan de ser una gilipollez.

No imaginaba que el autor me iba a confirmar tan pronto su sintonía con la obra. Pero es que a esta especie de voltaires comprados en los chinos (le copio la expresión a Jorge Bustos) se les ha subido a la cabeza la glorificación que el sistema ha hecho de los intelectuales. En la juventud, las poses antirreligiosas tienen algo de afirmación rebelde; en la madurez son un modo de justificar las propias debilidades; pero el modo disparatado y brutal en que se producen estos idolillos disimula muy mal su despecho ante una autoridad moral real que los desbanca sin una sola palabra de reproche, sin un gesto de polémica. Se han visto como los poderosos del Magnificat, despedidos en la inopia.

__

20 septiembre 2011

Años de hierro


También podría haberse titulado España y la segunda guerra mundial. En efecto, la obra presenta los años 39-45 en España bajo el prisma, sobre todo, de las relaciones exteriores en aquellos años de conflicto. No falta, sin embargo, el relato de las luchas de poder en el seno del régimen, que Franco aguantó con los nervios propios de quien se supiera confirmado en la jefatura del Estado hasta la muerte. Lo cierto es que Franco jugó magistralmente la baza de las rivalidades entre todos aquellos que, dentro o fuera de España, trataban de tirarle de la silla, que eran muchos.

Con respecto a Hendaya, queda de manifiesto que no se trató, como a menudo se insinúa de modo simplista, de si Franco iba a preservar a España de la guerra o iba a meterla en ella, a despecho en ambos casos de Hitler; sino de la manera en que España iba a colaborar con el Eje; en qué condiciones se entraría en la guerra o en qué condiciones se iba a mantener la neutralidad. Franco evitó en todo momento pronunciarse de modo categórico en un sentido o en otro, que fue lo que exasperó a Hitler. Parece claro que había tratado poco con gallegos.

Aunque es conocida la parcialidad de Moa a favor de Franco, esta obra no está escrita en el tono polémico de otras de las suyas y, desde luego, carece del tono agresivo que imprime Ricardo de la Cierva a sus trabajos. Sí que se aprecia una intención reivindicativa cuando habla de la cultura en estos primeros años del franquismo, que queda como un auténtico vergel, sin duda para compensar los excesos de quienes cargaron tintas en sentido contrario hasta hacer famoso el concepto de páramo.

__

19 septiembre 2011

Contra Sabina


-¿Dudas de mi amor? -dijo Oblómov enardecido-. ¿Crees que temo por mí y no por ti? ¿Que no protejo tu nombre, que no velo como una madre para que el rumor no te alcance? ¡Olga, Olga! ¿Pídeme las pruebas que quieras! Te lo repito, si yo supiera que con otro serías más feliz que conmigo, le cedería sin una queja mis derechos sobre ti, si fuera preciso morir por ti, lo haría con alegría -acabó de decir con lágrimas en los ojos.
-No necesito nada de eso, ¡nadie te lo exige! ¿Para qué me hace falta tu vida? Quiero que hagas lo que debes. Las personas astutas recurren a la artimaña de ofrecer sacrificios innecesarios o imposibles a fin de no hacerlos realmente precisos. Yo sé que tú no eres astuto, pero...


En Oblómov, claro. Pero podría habérselo dicho al otro cuando cantaba "y morirme contigo si te matas, y matarme contigo si te mueres..."

__

16 septiembre 2011

Humano, divino

"¡Qué asqueroso es todo esto! -pensó, mirando alrededor-. ¡Pero mi ángel descendió a esta ciénaga y la santificó con su presencia!"

Lo dice Oblomov refiriéndose a sus propiedades y a su amada Olga. Pero un místico no se habría expresado de modo muy diferente refiriéndose a su alma y a Dios.

__