05 septiembre 2011

Los cuadernos de Rembrandt


José Jiménez Lozano es agudo y es sutil, así que no es extraño que se sienta a disgusto en el mundo que le rodea. El pesimismo es, en efecto, el tono general de estas meditaciones, anotaciones de diario o quizá más bien entradas de lo que en formato electrónico sería un blog. Es pesimista Jiménez Lozano, sí, pero tampoco es lo que se dice un escritor apocalíptico, pues su discurso está muy lejos de un fulminar anatemas o clamar por la destrucción. Como dice el lema de Fitzgerald, simplemente el autor se niega a perecer con la gloria que se ha extinguido en la tierra. Esa gloria es la de la cultura humanística, sus usos, sus modos, y es la educación uno de sus blancos favoritos, como cabe esperar del autor de Teorema de Pitágoras o Carta de Tesa.

¿Blancos? Sin embargo, tampoco estamos ante un escritor mordaz. No pega dentelladas, sino que maneja el estilete, o quizá el bisturí: "Autopsia de la posmoderenidad", podría ser el título conjunto de gran parte de su obra, al menos de la de no ficción. Es una ironía fina la suya, tanto que con frecuencia he tenido que releer para comprender. Difícilmente alguien podría presentarle una demanda por injurias, aparte de que no suele referirse a personas sino a fenómenos, y que la crítica va suavizada también por momentos (remansos) líricos que a veces van en verso.

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