29 enero 2009

Tirano Banderas


El gran drama de la América hispana ha sido que la revolución, la mítica Revolución soñada como panacea contra la corrupción y las dictaduras, ha resultado ser la peor de las dictaduras. Falta una novela que narre este drama, como las hay para el ámbito del Este europeo. Algo, sin embargo, podemos intuir en este Tirano Banderas, donde junto a líderes con arrojo y cierta dignidad vemos a chaqueteros lamentables y soñadores sin brío, fáciles de manejar por los que no tienen escrúpulos. Aunque el malo maloso sea el general Banderas, Valle no se hacía ilusiones con respecto a nada. En eso no es diferente de sus contemporáneos, que cuando hubieron de optar políticamente lo hicieron, por lo general, de la peor manera posible, llevados del escepticismo o de una desorientación patente.

Pero cómo no hacer una mención al arte verbal de Valle-Inclán, que logra aquí, podríamos decir, la primera novela en "español total", con todas las variantes españolas y americanas del idioma a su mágica disposición. Excesivos fuegos artificiales, tal vez, pero fascinantes.


Nota redactada en junio del 2008

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Servidumbres del matrimonio caduco

"El divorcio es un lujo", dice Eric.

... Además, ¿quién quiere volver a empezar a estas alturas de la vida? ¿Acaso estás tú deseosa de entablar una nueva relación?

-No.

Sonrió.

-A mí me pasa lo mismo.Me refiero a todas las historias que tendrías que repetir, las revelaciones personales, la aburrida historia familiar. Luego tendrías que hacer frente a los sentimientos dolorosos, al miedo y a los malentendidos absurdos mientras vas conociendo a la otra persona y la otra persona empieza a conocerte a ti. Aunque corras el riesgo y penetres en cuerpo y alma en otra persona, lo más probable es que el nuevo amor sea un clónico del que acabas de dejar.

(Sue Grafton, O de odio)

Conclusión: el problema es uno mismo, no el otro. Pero no llegaron a formularla. Demasiado PI.

28 enero 2009

Re-comulgados


Creo que el cisma lefebvriano tuvo que ver más con el apego a las propias ideas que con cualquier otra consideración. El desmadre posconciliar contribuyó a cargar de razón al ex obispo de Dakar y a los suyos. Pero una cosa era ese desmadre, ya encauzado en gran parte, y otra ciertas implicaciones del propio concilio que ellos no estaban dispuestos a aceptar, porque eran como renunciar a una alhaja a la que, aunque apolillada, se le tenía un cariño especial.

Hablo de la misa de san Pío V, claro, a la que suelen considerar, ignoro por qué, como la misa “de siempre”; pero también del rechazo de conceptos como el de libertad religiosa o de las conciencias, equiparado contumazmente al indiferentismo, de donde se deriva la defensa cerrada de la confesionalidad del Estado y, en definitiva, de un culturalismo católico tan vistoso como pesado.

Pero, si el Concilio fue un error, como siguen manteniendo muchos tradicionalistas, tampoco hay motivo para dar fe al resto de los concilios, y acabaríamos cayendo en la aporía. Celebremos la vuelta a la comunión de estos hermanos.

26 enero 2009

Respóndeme


Cuando uno sabe todo lo que tiene que decir, desde el punto de vista ideológico, Susanna Tamaro, faltaba por saber qué tiene que decir desde el punto de vista novelístico. Y ha salido más airosa de lo que me temía. No quiero decir que Donde el corazón te lleve y Anima mundi sean obras fallidas literariamente; sólo que son novelas de ideas. Los relatos que integran Respóndeme tienen más elemento anecdótico, hasta el punto de que Tamaro está preparando una versión cinematográfica de "El infierno no existe". Lo ideológico, con todo, no deja de deslizarse, con más descaro a medida que avanzamos en el tríptico. Empleo aquí el término ideológico en su sentido más amplio, por supuesto.

Pero las dudas se han disipado: estamos ante una novelista competente. Y de gran fuerza. Se diría que ha querido disipar los prejuicios (o pos-juicios más o menos infudados) sobre su sentimentalismo, y nos ha entregado un cuadro de horror sin concesiones. Si no conociera uno a la autora, quizá habría abandonado la lectura. Se excede un poco, de hecho, con la figura de ese párroco idiota, en "Respóndeme". Pero, sabiendo cómo va a terminar, uno disfruta con esa pintura del odio y de la crueldad que no es sino el universo tenebroso que hace que resalte aún más la luz, la luz del bien, de Dios, como hace notar uno de los personajes. Ahí, en los finales, tal vez se deje llevar demasiado por lo discursivo. Pero, en fin, yo tampoco habría sabido resolverlos de otra manera.

Nota redactada en septiembre del 2002

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24 enero 2009

Chin


Yo también hablo en chin, y le recomiendo que hable usted chin, señor Lizcano. La hermana de su amigo tenía un muchacho en clase que dormía continuamente, y continuamente tenía que despertarlo. Tenía otro muchacho que era muy trabajador e inteligente, y le mostró simpatía. Esto significaba, en el primer caso, que ella era la culpable de que el muchacho no progresara adecuadamente; en el segundo, de que había una relación sexual inequívoca entre ellos, y, por lo tanto, corrupción de menores. ¿Me entiende? Esto es el chin; dentro va el cornezuelo.


(En Carta de Tesa, de José Jiménez Lozano)


Con su habitual tono naïf, Jiménez Lozano llama aquí cornezuelo a lo que Dostoievski llamaba los demonios, en su Rusia decimonónica y con su timbre grave y patético. En cuanto al chin, muchos lo hablan, sin saberlo, y no sólo los que lo han inventado. Sucede siempre. Juan Pablo Forner clamaba contra los galicismos mientras titulaba una de sus obras Oración apologética por la España. Cuando uno dice violencia de género, habla chin; cuando dice asociación de padres y madres, habla chin; cuando dice orientación sexual, habla chin; cuando es capaz de leer con la cara seria un decreto del Ministerio de Educación, está ya plenamente inmerso en el chin.


22 enero 2009

First be a woman


Pues la verdad es que no acabo de entender el revuelo organizado por la portavoz del PP con su foto para El Mundo. Sucede como con las covergirls de Vogue del año 2004. Leonore O´Malley cantaba en el 80 aquello de First be a woman. Es lo que Soraya, como las otras, han pensado: primero, sé mujer. Después, portavoz, o ministra. Toda mujer sueña con lucir un modelito en un magazine. Si además ayuda Natura, como en el caso de Soraya, miel sobre hojuelas (a las ministras, lo que no dio la naturaleza lo prestó el inopinado cargo). Ha barrido de un plumazo (como las covergirls de Vogue) todas sus proclamas feministas, pero qué más da. De hecho, me alegraría ver próximamente a la portavoz, o a alguna ministra, en una película junto a Antonio Banderas. No nos dirán que nunca lo han soñado, tampoco.

Menos llevadero sería ver a Miguel Sebastián con un slip pantera en El País de las Tentaciones, por ejemplo.

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21 enero 2009

Santa Juana


Si de algo nos convence este drama de G. B. Shaw es de que el santo es el ser humano más libre. Todos los demás aparecen sujetos por sus temores. Juana también tiene miedo de la hoguera, pero es un temor perfectamente natural al que pronto se sobrepone, justamente cuando ve amenazada su libertad. Es, una vez más, la figura del justo a quien los demás no pueden soportar porque ven puesta en evidencia su poquedad. "¡Oh, mundo! ¿Cuándo estarás preparado para recibir a tus santos?", exclama Juana, ya en la ultratumba, con una interrogación que es realmente una negación. También a ella el mundo la rechazó porque no era del mundo. La santidad de Juana queda perfectamente puesta de relieve por Shaw, y es de agradecer, teniendo en cuenta la fe socialista del autor. No solamente es respetuoso con su figura humana sino que la vemos imponiéndose a reyes y poderosos como sólo un elegido de Dios puede hacerlo. Poco importa que en el prefacio, y en alguna alusión dentro de la obra, nos la presente como una adelantada del protestantismo: que esto no es cierto queda claro en la propia obra cuando Juana admite, de modo reiterado, la autoridad de la Iglesia para hablar en nombre de Dios. Por otro lado, su familiaridad con los nobles y los clérigos y sus frecuentes rasgos de humor hacen más simpática su figura y la alejan de la imagen del santo que suele gustar a los laxos y a los paganos, histérica y misantrópica.

Nota redactada en agosto del 2001.

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19 enero 2009

Olé, maestro


... al hombre le es más fácil decir "sí" que decir "no", al revés que a la mujer. Para decir "no" con algún decoro tenemos que fatigarnos en dar razones. La mujer, en cambio, se cree obligada a exponerlas precisamente cuando va a otorgar su benevolencia. Hasta en detalle como éste los sexos se oponen y complementan.

José Ortega y Gasset, "La verdad no es sencilla", en La deshumanización del arte y otros ensayos de estética.

Los sabios siempre fueron "complementaristas" y no igualitarios.

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17 enero 2009

Brillante don Aquilino

Eppur... No soy partidario.

Para empezar, el amen con que cierro cada domingo el Credo ha tiempo lo imagino como una llave que veda el acceso a más artículos de fe. Y la dichosa confesionalidad no está dentro.

Pero además, la posibilidad de un Estado confesionalmente católico es hoy una quimera tal que la llegada del hombre a Júpiter se antoja más cercana. Así que el asunto está lejos de ser una prioridad para los católicos, con lo que debatir sobre él no pasa de ser un capricho para ociosos.

No obstante, como el asunto está conectado con el de la laicidad y el laicismo, y este ha sido llamado con razón "el tema de nuestro tiempo", tal vez no está de más dedicarle un poco de espacio. Continuará, pues.

16 enero 2009

La voz a ti debida


Tú vives siempre en tus actos. Con al punta de tus dedos pulsas el mundo, le arrancas auroras, triunfos, colores, alegrías: es tu música. La vida es lo que tú tocas. El mundo se ve a través del ser amado, qué duda cabe. Las auroras, los colores, no son triunfos ni alegrías si no hay amor de por medio. Y uno le debe todo al amado, a la amada: un poeta, la voz. Pedro Salinas canta su débito con el amor en un poema único, pues así lo concibió, a pesar de hallarse dividido en unidades, pero estas no llevan título, lo que realza la impresión de unidad.

Ahí, detrás de la risa, ya no se te conoce. Vas y vienes, resbalas por un mundo de valles helados, cuesta abajo; y al pasar, los caprichos, los prontos, te arrebatan besos sin vocación, a ti, la momentánea cautiva de lo fácil. El amor conoce también el sinsabor de la distancia, de la ausencia. Cuando el ser amado, humano al fin, sucumbe a los lastres de su naturaleza, parece menos él mismo, y uno llora. ¡Qué día sin pecado! La espuma, hora tras hora, infatigablemente, fue blanca, blanca, blanca. Inocentes materias, los cuerpos y las rocas -desde cenit total, mediodía absoluto- estaban viviendo de la luz, y por la luz y en ella. Sí, posiblemente sin la pérdida del paraíso no hubiéramos llegado a conocer la fuerza del amor. Salinas la ha cantado en octosílabos que podrían leerse así, en prosa, tal como los he reproducido. Pero, como decía el otro, aún queda algo, y eso es la poesía.

Nota redactada en diciembre del 2005

15 enero 2009

Yo también soy Montserrat Nebrera

La cual, por cierto, no se burló de las hablas andaluzas sino del idiolecto de Magdalena Álvarez. Que, es verdad, resulta clavadito a muchas parodias de Gomaespuma.

Y también soy el alcalde de Villalón

El cual no dijo que esté muy bien pegar a las mujeres, sino que un hombre puede perder la cabeza ante una infidelidad de su consorte. Lo cual entra perfectamente en el catálogo de las obviedades y nutre de argumentos a la literatura, el cine y la televisión.

Ambos víctimas de esa historia de la derecha que sintetizábamos en la cita de Dostoievski, en la entrada anterior. Ajusticiados como sospechosos de no ofrendar el preceptivo incienso a los ídolos erigidos por la izquierda.

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14 enero 2009

Historia de la derecha española


Le digo que andarán sobre ascuas por mí con sólo echarles en cara que no son bastante liberales.

Piotr S. Verhovenski, socialista, en Los demonios, de Dostoievski.

(El título es mío)

12 enero 2009

Una mirada a Europa


Cuando escribo esta nota, conmemoramos el décimo aniversrio de la caída del muro de Berlín. El cardenal Ratzinger dio a la estampa Una mirada a Europa con ocasión de este y de los hechos concomitantes: el derrumbamiento de los regímenes comunistas en la Europa del Este y la crisis de la Unión Soviética.. Como dice en su prólogo, no podía un príncipe de la Iglesia, a mayor abundamiento prefecto de la Congregación para la doctrina de la Fe, dejar de dar una interpretación de estos hechos y de hacer votos por que el futuro (el incierto futuro) fuera encauzado hacia el bien de la propia Europa y del hombre en general. Este es el propósito del libro.

Los diez años transcurridos confirman la apreciación del prefecto, según la cual no era suficiente la caída del marxismo para edificar una Europa acorde con los deseos de los hombres de buena voluntad: si al marxismo sucedía el nihilismo, mala cosa. Y no parece que los nuevos gobernantes de estos países tengan grandes ideas en la cabeza, una vez apartados Lech Valesa y Vaclav Havel de la política activa. Individuos como Yeltsin o Zhirinovski, o antiguos comunistas como Schevarnadze no parecen los hombres capaces de reconducir a Europa del Este por esos cauces cristianos que, como apunta Ratzinger, son hoy por hoy los únicos garantes de un derecho y una justicia fundados en sólidos pilares. Cabe, sin embargo, confiar en ese Espíritu que hizo posible el cambio.

Nota redactada en noviembre de 1999

09 enero 2009

Stalin


Se lamenta arp de las alabanzas a Stalin vertidas en un diario de amplia difusión. Bien, ¿y qué, sino alabanza a Stalin, es la reivindicación de los perdedores del 39? La memoria histórica es, en esencia, reivindicación del estalinismo, con la misma fraseología, mutatis mutandis, que éste empleaba en los años 30. Europa venció en el 45 al totalitarismo hitleriano y España hizo lo propio en el 39 contra el soviético. Ambas victorias son equiparables, contra lo que cierta historiografía haya hecho creer y contra lo que la propia Europa pensó en la inmediata posguerra.

08 enero 2009

Progresistas y gentes de medio pelo


Ya he indicado que hicieron su aparición en la ciudad numerosas gentes de medio pelo. En épocas turbias, de incertidumbre y transición, aparecen siempre y por doquiera gentes de medio pelo. No hablo de los llamados "progresistas" [...], cuyos propósitos, aunque a menudo descabellados, están más o menos definidos. No. Hablo sólo de la canalla. En todo período de transición surge esa canalla de la que ninguna sociedad está libre, y surge no sólo sin propósito alguno, sino sin ningún asomo de idea, sólo para sembrar con ahínco la inquietud y la impaciencia. Y, sin embargo, esa canalla, sin advertirlo siquiera, cae siempre bajo el caudillaje de un puñado de "progresistas", que ya sí obran con un propósito definido, y son los que llevan a ese hato de truhanes a donde les da la gana, si es que ese puñado de "progresistas" no es también un puñado de sandios, lo que, por otra parte, sucede más de una vez.

Es frecuente al leer Los demonios, de Dostoievski, sentir que el narrador ha cogido perfectamente el pulso de nuestro tiempo. Y eso que lo escribió en 1870.