08 enero 2009
Progresistas y gentes de medio pelo
Ya he indicado que hicieron su aparición en la ciudad numerosas gentes de medio pelo. En épocas turbias, de incertidumbre y transición, aparecen siempre y por doquiera gentes de medio pelo. No hablo de los llamados "progresistas" [...], cuyos propósitos, aunque a menudo descabellados, están más o menos definidos. No. Hablo sólo de la canalla. En todo período de transición surge esa canalla de la que ninguna sociedad está libre, y surge no sólo sin propósito alguno, sino sin ningún asomo de idea, sólo para sembrar con ahínco la inquietud y la impaciencia. Y, sin embargo, esa canalla, sin advertirlo siquiera, cae siempre bajo el caudillaje de un puñado de "progresistas", que ya sí obran con un propósito definido, y son los que llevan a ese hato de truhanes a donde les da la gana, si es que ese puñado de "progresistas" no es también un puñado de sandios, lo que, por otra parte, sucede más de una vez.
Es frecuente al leer Los demonios, de Dostoievski, sentir que el narrador ha cogido perfectamente el pulso de nuestro tiempo. Y eso que lo escribió en 1870.