30 septiembre 2023

Y luego fueron tres

Geoffrey Homes es el nombre de pluma de Daniel Mainwaring, novelista y guionista. Su fama se debe a Eleven mi horca (Build my gallows high) y su adaptación cinematográfica, hecha por él mismo, Retorno al pasado (Out of the past). El otro día justamente oía a José Luis Garci decir que Out of the past sería más bien Fuera del pasado, que además es donde quiere estar el protagonista; pero también es cierto que el pasado vuelve, como suele suceder en los dramas.

Y luego fueron tres es más bien una historia del tipo quienlohizo, o sea, de descubrir al asesino, de las que por lo visto el propio Mainwaring acabó aburrido. El investigador es en este caso el periodista Robin Bishop, secundado por el detective Humphrey Campbell, siempre en segundo plano pero eficiente. En Los Pinos, California, asesinan a una joven forastera de familia rica que huía de un matrimonio semiforzado. El caso parece combinarse extrañamente con la desaparición de un perro gran danés, propiedad de otro tipo adinerado de la localidad. Más tarde matan también al padre de la joven… y luego fueron tres. A los editores franceses no les gustó este título y, como tienen por costumbre, lo cambiaron, llamando a la novela Marjorie n´est pas rentrée, o sea, Marjorie no volvió. Así entre nosotros, la ocultaron en el ataúd de un perro. Y no destripo más.

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29 septiembre 2023

Tratado de amores de Arnalte y Lucenda

El narrador se encuentra en un lugar inhóspito con una morada siniestra y unos tipos que hacen de plañideros de la suerte de su casero, Arnalte. Este le cuenta al autor sus penas de amor por Lucenda, que no le corresponde ni a tiros, a pesar de sus cartas incendiarias, de sus citas en lo oscuro de la iglesia (en la que Arnalte llega a vestirse de mujer para no dar que hablar) y del celestineo de su hermana, Belisa. Si Leriano, en Cárcel de amor, se deja morir de hambre, Arnalte prefiere una muerte en vida, después, además, de haber matado en duelo a su amigo Elierso, que le traiciona casándose con Lucenda, con la cínica excusa de curarle de su mal de amor.

Estas cosas encandilaban, al parecer, a las damas de la corte en el siglo XV. Estas señoras, a las que se les negaba la educación y todo eso, eran capaces de disfrutar con un estilo latinizante y enmarañado y unos parlamentos donde “todo me pasa a mi” se dice así, por ejemplo:

¡Oh morada de desdichas! ¡Oh edificio de trabajos! ¿Qué es de ti? ¿Adónde estás, qué esperas?, pues claramente las señales presentes la perdición por venir te manifiestan, y guarecer del mal que tienes no podrás, porque tus ojos las escalas de tu fe en tan alto muro pusieron que antes tú caimiento que subida de él esperas. El que más mal tendrá tú serás, y el que menos bien espera tú eres.

Lo mejor de la obra es, sin duda, la serie de décimas que Arnalte dedica a las siete angustias de Nuestra Señora. No sabía de esta devoción de las siete angustias, y mira por donde me vengo a enterar por Diego de San Pedro del sentido del título que se da en Valladolid a la Piedad de Gregorio Fernández sita en la iglesia de San Martín, “La quinta angustia”. La cual es, al parecer, el momento de acoger la Madre en sus brazos al Hijo tras bajarlo de la cruz.

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25 septiembre 2023

Mis amigas las santas

No sé si Colleen Carroll Campbell será canonizada algún día, pero su historia se lee como la de una santa, y lo es, al menos si hacemos caso a Pilar Urbano cuando dice que un santo es un mendigo de Dios, alguien que se dedica a sacarle gracias a Dios a base de petición perseverante. Un santo no es un ser perfecto y la Campbell no lo es: al menos, desde el punto de vista humano, es eso que algunos llaman una agonías: si no hubiera sido por “sus amigas las santas”, se habría puesto al tren un día de estos, teniendo en cuenta como sufría cada vicisitud de su vida, por otra parte no tan arrastrada, o al menos por encima de la media de la humanidad: inteligente, de buen ver, buena estudiante, de familia católica devota… Sin embargo, en el libro te cuenta sus sufrimientos de modo que sales agotado: la dificultad de conciliar matrimonio y trabajo, la muerte de su padre, la esterilidad…

Es el retrato de una mujer sumamente pasional, sí. Que quiere tanto a su novio como a su profesión, que llora a mares por su padre y por la falta de hijos… El episodio de su primer embarazo, casi descartado por los médicos, pero tan pedido que deja en una broma a la viuda del Evangelio, la del juez inicuo, ese episodio, digo, te pone en un sinvivir, porque resulta que estuvo en un tris de perder al menos a uno de los gemelos (eran gemelos, qué menos, después de tanta paliza). Me hizo ir a internet, a ver si me enteraba del desenlace antes de que me lo contara: di un profundo suspiro cuando la vi en una foto junto al marido y cuatro churumbeles.

Bien, el hecho es que la Campbell nos cuenta cómo superó todas esas crisis de la mano de seis grandes santas: cuatro Teresas (la nuestra, la franchute, Edith Stein y la de Calcuta), Faustina Kowalska y la propia Virgen María. Es posible que no fuera todo tan cuadrado, pero ella lo cuenta como si cada crisis hubiera venido acompañada del descubrimiento y de la intercesión de una de ellas. Sin estas amigas, probablemente su vida habría transcurrido como la de tantas otras: divorcios, amantes, antidepresivos… No hizo más que corresponder al eh, tú de lo alto. Y no me refiero al presidente Bush, que la llamó para que le escribiera sus discursos. De esas alturas humanas y sobrenaturales estamos hablando. John, qué suerte tienes, ladrón.

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21 septiembre 2023

De poética y poéticas

Reúne este volumen de la editorial Cátedra (1990) diversos artículos de Fernando Lázaro Carreter. Los cinco primeros, agrupados bajo el rótulo de “Poética”, se dedican a uno de sus temas favoritos, el lenguaje del poema. “Poéticas” incluye unos trabajos sobre la metáfora en Ortega y Gasset (ese “suplemento del brazo” o ese “fusil” que era para él dicha figura literaria) y sobre los autores que se opusieron al realismo literario en torno a 1902 (Unamuno, Baroja, Azorín), con un artículo dedicado en particular a Valle-Inclán. Antonio Machado y Jorge Guillén protagonizan el tercer apartado, mientras que el ultimo, “Figuras”, lo constituyen sendos monográficos sobre la metáfora impresionista y la aliteración.

Seguramente lo que más recuerde sean dos cosas: una, la palabra catacresis, que al parecer designa aquella metáfora que ha ingresado en el léxico del idioma (los ojos del puente, por ejemplo), y nada que ver, por lo tanto, con la cataquesis de mi viejo tendero. Otra, esa filigrana de Jorge Guillén de nunca rimar dos palabras pertenecientes a la misma clase (dos nombres, dos adjetivos), en la que yo nunca había caído, claro. Don Fernando justifica ese alarde desde al punto de vista de la poética, ya que, según él, la rima no es una cuestión musical, sino de relacionar por vía subconsciente (este adjetivo lo pongo yo) dos conceptos en principio sin nada que ver entre sí.

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18 septiembre 2023

Don Quijote y La vida es sueño

Leopoldo Eulogio Palacios utiliza estas dos obras cumbre para ilustrar su teoría del prudencialismo. Don Quijote es un hombre magnánimo a quien lleva al fracaso su doctrinarismo, es decir, la confusión de la realidad con sus fantasías. Algo así como lo que yo llamé en su día (modestamente) Don Quijote ideólogo (véase este artículo, en varias entradas, si tienen curiosidad). Sancho es un buen hombre lastrado por su oportunismo: “la postura del hombre que busca a toda costa el medro personal, pasando por alto la validez universal de los principios morales”. Uno tiene un buen fin y escoge malos medios. Lo contrario de lo que sucede con Sancho. Por fortuna, ambos acaban convergiendo en un punto no vicioso que es lo que Palacios llama prudencialismo, es decir, el arte de ejercitar la prudencia como esta ha sido concebida desde los griegos.

En cuanto a La vida es sueño, Palacios sostiene que lo que está en cuestión allí no es el libre albedrío, del que no dudan ni Basilio (que afirma que las estrellas pueden inclinar, pero no forzar la voluntad) ni Segismundo, que de hecho lo presupone en su monólogo inicial: “…y yo, con más albedrío, ¿tengo menos libertad?”. Lo que enfrenta la obra mayor calderoniana es la tiranía y la “idea de un príncipe político cristiano”, que diría Saavedra. El Segismundo de su primer sueño es, como Sancho, un oportunista, uno que aprovecha el poder para darse gusto; mientras que en su “segunda salida” ha aprendido que lo único que no se pierde, ni aun en sueños, es hacer el bien. Se ha convertido al prudencialismo.

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13 septiembre 2023

La estrella del capitán Chimista

El título es discutible, porque la mayor parte de la novela se dedica a contarnos las peripecias de Embil, mientras que Chimista queda en segundo plano, eso sí, como el más resabiado de los dos y aquel a quien siempre se vuelve en busca de ayuda o de inspiración. Se diría que es él mismo la estrella, más que su buena suerte, que es a la que se refiere el título en cuestión.

La novela, como es frecuente en Baroja, resulta deshilachada, es una sarta de aventuras de corta duración y no demasiado espectaculares, unidas a la descripción de los mares y las costas de extremo Oriente. A veces recuerda a los lances marinos de Pablo narrados en los Hechos. Embil, como Chimista, es un tipo sin demasiados escrúpulos que sabe dominar a la canalla que puebla aquellos puertos y tiene como único norte la aventura y la búsqueda de fortuna. Chimista, sin embargo, sienta la cabeza en las últimas partes de la narración, feliz en su matrimonio con una mujer inglesa.

Diría que la auténtica novela de aventuras está en la primera parte, cuando Chimista y Embil han de enfrentarse al doctor Mackra, un malote antropófago con algo de Fu-Manchú, que nunca se sabe si sobrevivió a la última derrota. Chimista es “relámpago”, al parecer, en vascuence (así lo decía Baroja, que conste): ¿se sacó de aquí Víctor Mora lo del Capitán Trueno?

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11 septiembre 2023

La epopeya de Gilgamesh

Bueno, al parecer el nombre Gilgamesh es paroxítono, según el benemérito editor del poema en Penguin. Yo solía decir Gilgamésh, con acento en el mesh. Pero es cierto que si pronuncias los versos con acento en el ga quedan más eurítmicos. No es bobada.

Digo benemérito porque es admirable eso de dedicar la vida a un idioma arcaico con caracteres endiablados como el acadio o el sumerio, y quemarte la vista entre tablillas. Como decía el Gallo, hay gente pa tó.

Se trata de un poema épico del tercer milenio antes de Cristo que se va desvelando a medida que se descubren nuevos fragmentos. Con lo que hay tenemos una idea bastante aproximada. El citado editor, Andrew George, tapa los agujeros, hasta donde es posible, con versiones provenientes de fuentes diversas, como hizo Menéndez Pidal con el Cantar del Cid.

El argumento del poema es asequible en un susurro a Google (aquí por ejemplo) y los temas, amistad, amor, muerte, poder, no sé si les suena. Lo único difícil son los nombres de algunos personajes. Me suena la diosa Ishtar, por Conan (Howard era tan copión como Víctor Mora, a la hora de inventar nombres). Sí, porque esto es un cuento de dioses y hombres, como los de Homero. Tres milenios creyendo en tonterías. Espero que no nos tiremos otros tres creyendo en los cien géneros y en la transexualidad. En todo caso, lo mejor que dejó el politeísmo fue literatura.

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09 septiembre 2023

Cartas a Tina

Plaza y Janés las publicó en volumen en 1967, al cuidado del poeta Jaime Ferrán, antes de que lo hiciera ya en nuestro siglo Áltera con el título original de Tina y la guerra grande. Salieron periódicamente como una serie de glosas, que son a Eugenio d´Ors como las greguerías a Ramón Gómez de la Serna, y tienen como motivo el estallido de la Primera Guerra Mundial, que preocupó hondamente a Xenius porque la entendió como una guerra civil europea.

Tina es una imaginaria niña de siete años que uno puede interpretar como le parezca, pero no cabe duda de que es símbolo de algo, tal vez de un nuevo renacimiento de Europa: una vida incipiente y frágil, amenazada por la guerra. Inmediatamente me recordó a la Rosa Krüger de Sánchez Mazas, por lo que comparten con la Beatriz dantesca: belleza caucásica impalpable, angelicalizada, preñada de simbolismo. Tina es alemana y pariente del yo elocutivo, que se dirige a ella como en una oración intercesora por su país y por la vecina Francia, en las que sigue contemplando el esplendor del Sacro Imperio. A diferencia de las donnas citadas, Tina tiene familia, entre la cual un hermano soldado, por lo que me recuerda también a la Natasha de Guerra y paz. Sin embargo, ella misma no suele aparecer más que como tú epistolar, sin realizar acciones, lo que acrecienta su carácter de ideal, de Europa Dulcinea, por parafrasear a García Nieto.

Solo en la otra vida está nuestra esperanza, está claro. Eugenio d´Ors estaba lejos de imaginar que, lejos del gran Camelot que él parecía soñar, al cabo de un siglo Europa estaría en manos de unos impresentables bufones empeñados en hacer tragar ruedas de molino a una ciudadanía de gordos infecundos. ¿Cómo consecuencia de aquella guerra? Quién sabe.

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06 septiembre 2023

En defensa del fervor

Se trata de una colección de ensayos, o artículos, de Adam Zagajewski, a la que en El Acantilado han dado el título de el primero de ellos. Voy a destacar la necrológica que dedica al pintor y poeta Czapski, “amigo y maestro”, interesante personaje que vivió las vanguardias artísticas de Polonia pero que hoy es, ante todo, el personaje al que fue dado investigar la matanza de Katyn, investigación que recogió en un libro publicado también por El Acantilado junto con las memorias de aquellos “años de hierro”. Era el hombre del “no lo sé”, que por lo que leemos tiene un significado socrático, de humildad intelectual, y no de agnosticismo, pues era hombre de fe, y tampoco es el “no lo sabía” que denunciaba Nicolae Steinhardt, ya que, por ejemplo,

…en 1949 declaró en el proceso de David Rousset que en la Unión Soviética sí que había campos de concentración y lo hizo delante de los fanáticos comunistas franceses que lo acusaban de ser un agente de Goebbels.

Sencillamente,

había conservado la libertad de un niño eterno, al igual que el sentido del humor de un eterno adolescente. El sufrimiento lo fascinaba, pero también le gustaba reír; el talante religioso no mata el sentido del humor, sino que lo cultiva y desarrolla.

Algún otro amigo muerto es también objeto de semblanza, como Zbigniew Herbert o Czeslaw Milosz: del segundo tenía noticia, del primero no. El resto son meditaciones relacionadas con el arte, la literatura y las ciudades de Europa, a las que su prosa brillante consigue comunicar interés. Incluyendo la pregunta del millón:

¿Por qué Brecht se puso al servicio de Stalin? ¿Y por qué Neruda sentía admiración por aquel mismo déspota? ¿Por qué Gottfried Benn confió durante unos meses en Hitler? ¿Por qué los poetas franceses dieron crédito a los estructuralistas? […] ¿Por qué hay tantos poetas mediocres, cuya vulgaridad resulta desesperante? ¿Por qué los poetas contemporáneos –centenares y miles– se conforman con la tibieza espiritual, con sainetes irónicos nimios y artesanales, y con un nihilismo elegante y a veces casi simpático?

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02 septiembre 2023

Pequeño mimo

Al cabo de tantos años de búsqueda infructuosa, por fin me entero del título y la intérprete de la canción que me aficionó a la música country, y que no había vuelto a oír desde que TVE la puso como fondo de un anuncio de hojas de afeitar.

Ha tenido que ser, claro, que un alma buena subiera a internet el dicho anuncio, que antes no estaba o que yo era incapaz de encontrar. Una vez hallado, un toque de Shazam y ¡Eureka!: Get acquainted waltz, de Mary Kay Place, una cantante que desconocía absolutamente a pesar de mis varias décadas de buen aficionado. Ahora, gracias a la radio en streaming y esas cosas, puedo oírla completa.

En fin: un plato de sopas con vino, y algunos me entienden.




01 septiembre 2023

En Flandes se ha puesto el sol

Mi idea sobre esta obra antes de leerla: es un vano ejercicio de nostalgia del teatro del Siglo de Oro y de las glorias imperiales. Otra noticia más matizada: la que me llegaba de un señor experto en teatro (no sé si era Ruiz Ramón o García Lorenzo u otro, en todo caso, de ideas progres) que intenta “salvar” la obra recurriendo al momento en que un personaje flamenco le dice a otro que ellos tienen la libertad, representada por una imprenta, mientras que los de enfrente son la tiranía.

Que la obra exalta a los tercios españoles es cierto. Que hay un verso que dice rotundamente “tú eres la libertad, y ellos España”, también. De lo cual deduzco que Marquina quiere que asistamos al choque entre dos sistemas de valores, el antiguo y el moderno; el que pone por delante las libertades civiles y el que se basa en la hidalguía y el honor (“España y yo somos así, señora”, es otro rotundo verso, más famoso que el otro, por cierto). El matrimonio entre el español don Diego y la flamenca Magdalena vendría a ser una apuesta por la conciliación de ambos mundos.

Aparte de esto, Marquina maneja bien el conflicto dramático que se da en unos personajes sujetos a la vez al deber patriótico y a los lazos familiares. Y no me resultan antipáticas esas “cataratas de versos”, que decía chuscamente don Fernando Lázaro refiriéndose no sé si a él o a Zorrilla. Por lo demás, están ausentes esas truculencias típicas del teatro romántico y que sirvieron de pasto a Muñoz Seca con su Don Mendo.

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