31 mayo 2011

Curioso: no sabía lo acertado que estaba.



¡No, señores jurados, otros países tienen Hamlets, nosotros por ahora tenemos Karamazov!






(Es parte del alegato del fiscal contra Dmitri Karamazov: una de esas frases con que los letrados buscan impresionar al jurado. Dmitri, viene a decir, ni siquiera se planteó la cuestión del más allá, como Hamlet, a la hora de asesinar a su padre. Pero, leída ahora, adquiere un irónico segundo sentido: en efecto, si Inglaterra tiene un Hamlet, Rusia tiene unos Karamazov, monumento literario de igual magnitud.)






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30 mayo 2011

Era mi última noche en Zafra.


Apoyado en la balaustrada miraba hacia donde los jóvenes formaban sus algaradas. Los oía gritar embarulladamente, enlazando tan precipitadamente las oraciones que unas a otras se sobreponían perdiendo el significado. Era un sonido amorfo, gritado, en el que ninguna palabra lograba aislarse para expresar algo, cualquier cosa. Me era imposible descubrir que en aquel sonido revuelto existiera una comunicación. Parecía que todos gritaban anulándose entre sí porque en el fondo no deseaban decirse nada. No logré reconocer ni una sola palabra que intentara salvarse. Creo que se les notaba demasiado que, creyéndose protagonistas, no eran sino meros servidores de una diversión que les habían regalado para que no percibieran el vacío en que vivían. [...] Me entristeció que con tanto progreso un día perdiéramos la palabra o hubiéramos jugado tanto con los sinónimos por temor a la verdad, que ya no existiéramos.

En Antonio Prieto, El manuscrito sellado

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27 mayo 2011

Pálida luz en las colinas




No sé si habrá que ser japonés para entender esta novela, o será que no hay más que entender que lo que está ahí. A Etsuko se le suicida su hija mayor y eso le hace recordar a una mujer que conoció poco después de la guerra, y que tiene una hija pequeña traumatizada a su vez por una muerte que contempló: la de un bebé ahogado por su propia madre. En el fondo de estos traumas parece hallarse uno de orden colectivo: el del paso de una cultura tradicional japonesa a otra de tipo occidental. Sachiko tiene un amante inglés, y en Inglaterra vive ahora Etsuko, pero ambas pisan tatami durante toda la novela. Mariko, la niña, parece una víctima de los modos liberados de su madre, y el suicidio de Keiko lo adivinamos no muy ajeno a este desgarro cultural... La propia Etsuko parece perpleja, como asno de Buridán ante esta crisis.



Me parece reencontrar, pues, al Ishiguro finamente crítico que he conocido en Nunca me abandones. Como los clones de esa novela, las mujeres de Pálida luz en las colinas son seres tremendamente humanos situados en un contexto deshumanizante creado por sus propios congéneres, del que sólo son conscientes a medias y ante el que no saben cómo empezar a reaccionar.



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26 mayo 2011

Camino 661, versión Galdós



Lo que más agradaba a Guerra, en los paliques con la que fue su criada, era no encontrar en ella el mohín antipático ni el tonillo insufrible que suelen adoptar las personas que hoy se dan a la vida piadosa. Leré [...] no hacía pinitos de perfección; no se quejaba de su marcada discrepancia con el mundo presente, y hablaba y discurría como si todo cuanto la rodeaba estuviese en completa conformidad con ella.

(En Ángel Guerra, novela que casi nadie lee por culpa de sus dos tomazos, pero interesante como ejemplo del sesgo espiritual que toma Europa, y Galdós en particular, a fines del XIX.)
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25 mayo 2011

Traiciones


Joaquín Sabina se sintió traicionado por Bob Dylan cuando se hizo cristiano: "como si alguien a quien respeto se volviera imbécil de pronto". Ser insultado por un degenerado es un honor, pero esas traiciones que dice el Sabina suceden a menudo. Ahora me entero de que la encantadora Astrud Gilberto es una "defensora de los derechos de los animales" (Wikipedia, sencillamente). Es nuestro problema: idealizamos con suma facilidad.

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24 mayo 2011

Educación y educadores


"El primer problema moral de Europa" es el subtítulo de este libro. Don Olegario es apasionado, ciertamente, apasionado no en términos de parcialidad ideológica sino en el de interés personal en su tema. Vamos, que vive el problema de la educación, por así decirlo. Pero sería aventurado negar que tiene razón: al final, los otros "problemas morales" acaban derivando, casi todos, de las deficiencias en la educación.

El libro es desigual, no en vano se trata de un collage de conferencias, artículos y escritos nuevos. Los primeros capítulos (los correpondientes a conferencias e intervenciones varias en congresos o actos públicos de diversa índole) aportan poco en conjunto; son más que nada una abundancia en lo que todo humanista cristiano conoce que debe ser el cimiento de la educación: es decir, lo que los artífices del actual sistema educativo desconocen o dejan de lado. Sin embargo, la vastísima cultura del autor hace que podamos encontrar aquí o allá sugerencias jugosas. Por ejemplo, cuando trae a colación la cita de Juvenal que sintetiza la actual desestima del héroe y del heroísmo: propter vitam vivendi perdere causas, por la mera pervivencia biológica, perder (o echar a perder) las causas por las que merece la pena vivir. O esa observación de Donoso Cortés, que el autor parece tener muy asimilada, pues la repite en varias ocaciones, y de gran oportunidad en los tiempos que vivimos: que la democracia requiere unas condiciones que están fuera de sí misma, en unos valores y presupuestos que la han hecho posible.

Nota redactada en noviembre del 2005. El autor es Olegario González de Cardedal

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22 mayo 2011

Los indignados


Mientras no haya nombres, ni caras, ni manifiestos, es difícil pronunciarse sobre esto. De momento sólo tengo:

a) la sensación de que esta película ya la he visto;
b) la de que no le están apuntando bien al tiesto;
c) la de que yo no podría gritar allí contra algunas de las cosas que a mí me indignan y que no tienen que ver con la economía (mientras otros sí gritan en sentido contrario, sin problemas);
d) la de que muchos están jugando con una nueva aplicación de Facebook que en Libia tiene peligro, pero aquí es sólo un juego excitante entre botellón y botellón.

Y mira que lo siento, porque sólo unos días antes de que estallara la cosa, le decía al peluquero: ¿qué tiene que pasar aquí para que salgamos a la calle?

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20 mayo 2011

Lo de los del 15-M

es como si tú me metes el dedo en el ojo y yo miro hacia arriba y digo (indignado, por supuesto): "¡mundo!, ¿ me quieres dejar en paz?", mientras le atizo con el puño a un señor que pasaba por allí.

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Feeling


Aunque conocía la canción, nunca había visto a Janis Joplin interpretar en directo Cry baby. Es realmente estremecedor. Como para subirse al escenario y ofrecerle un hombro.

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18 mayo 2011

Visto y vivido


Es difícil imaginarse algo más alejado de los tópicos izquierdistas sobre la Falange y la Sección Femenina que Mercedes Formica. En realidad, representó basante bien ese espíritu, tan alejado del conservadurismo como del nihilismo socialista, que José Antonio quiso imprimir a su movimiento.

Por lo que vemos aquí, fue una mujer de mundo, universitaria en un momento en que muy pocas mujeres iban a la universidad, con inquietudes sociales aunque bien relacionada con las clases altas, y de una feminidad fuera de toda duda. El ser hija de un divorciado le daba además cierto pedigrí progresista, pero Mercedes no consideraba el divorcio como un avance social. De hecho, "se trata de la mala solución a situaciones límite". Sí que luchó siempre, en cambio, por mejorar la situación de las mujeres separadas, que en los años republicanos era de una dramática precariedad, y así lo vivió ella misma.

Este libro no nos habla de su labor posterior, en la era de Franco, como promotora de mejoras sustanciales en el estatus jurídico de la mujer española, pues abarca los años de la República y el estallido de la guerra. Pero ya nos permite entreverla en su carácter y formación, que tanto chocó con ese zócalo negro, chispeante metáfora con que alude al susodicho tópico de la mujer ranciamente conservadora.

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17 mayo 2011

"La muerte no es nada;

la forma de morir lo es todo". Esto puede decirse en sentido heroico o en sentido hedonista. Como me cuesta relacionar a los antitaurinos con el heroísmo, parece claro que lo que quieren decir en su nuevo eslogan es: se puede quitar la vida, siempre que sea sin sufrimiento. Todo un retrato.

Se me ocurre que un islamista podría suscribir la frase, pero en el otro sentido, aunque brote del fanatismo más que del heroísmo. Por eso estamos abocados a la derrota.

Curiosamente, la protagonista de Una mujer para el apocalipsis, desarrollada en el siglo XVI, vaticinaba la derrota para los moros en los siguientes términos: Los hay, se cuenta, que no les gustan las muchachas, que yacen con cabras o con muchachos. Por eso pierden todas las batallas, desde hace algún tiempo. Es lo mismo, en el fondo: pederastia, eutanasia, hedonismo, muerte. Las señales del fin.

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16 mayo 2011

Sonia teóloga


Elogio de la novela rusa por Ernst Jünger (La emboscadura).

La tarea del teólogo consiste en hacer vislumbrar a ese hombre cuáles son las cosas de que está despojado, aun en la mejor de sus situaciones, y cuáles son las fuerzas poderosas que en él se hallan latentes. Teólogo es quien conoce, allende la economía inferior, la ciencia de la abundancia, el enigma de las fuentes eternas, las cuales son inagotables y están siempre cerca. Por teólogo se entiende el sapiente, el iniciado -un iniciado, un sapiente en este sentido es, por ejemplo, la pequeña prostituta Sonia, la cual descubre en Raskolnikov el tesoro del ser y sabe sacarlo a la luz para él. El lector experimenta la sensación de que ese acto de desenterrar los talentos es algo que se ha logrado no sólo para la vida, sino también en la transcendencia. Eso es lo grande de esta novela; en general la obra de Dostoievski se asemeja a uno de esos rompeolas contra los que se reduce a polvo el error del tiempo. Son instalaciones que resaltan con mayor claridad después de cada nueva catástrofe; en este campo las plumas rusas han conquistado un rango mundial.

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12 mayo 2011

Guía políticamente incorrecta de la civilización occidental


Sobre la Western civilisation p. i. guide de Anthony Esolen, José Javier Esparza ha añadido unas pinceladas acerca del caso español. Y hay que decir que esas pinceladas son lo más interesante del libro, pues la prosa de Esparza es mucho más ágil que la de Esolen... y dice más. Esolen es a veces confuso y uno tiene la impresión de que se queda a medias en su defensa de la Western civilisation. No queda clara, por ejemplo, la línea que lleva de la Ilustración en su versión revolucionaria hasta la revolución comunista y el socialismo real, y tampoco el que los fascismos tengan una raíz socialista, cosas ambas que se anuncian en la portada. Esa portada, en efecto, promete mucho más de lo que se da en el interior. Diría que este libro es como el trailer de otro más amplio que hay que escribir, o que está ya escrito reuniendo las fuentes que se citan aquí: Menéndez y Pelayo, Weaver (Las ideas tienen consecuencias), Burke, Sánchez Albornoz, Thorndike, etc. Tal vez el mayor mérito de este volumen sea el guiarnos hacia esas fuentes.

El contenido puede intuirse: es un recorrido por la historia de Europa trantando de refutar a quienes han lanzado sombras sobre ella, o simplificádola a base de cuentos de buenos y malos: clérigos malos, ilustrados buenos; científicos progresistas, curas retrógrados; indios de inocencia adánica, conquistadores malvados, y así: los "mitos políticamente correctos". El mensaje es válido y el libro contiene datos interesantes, a pesar de lo dicho.

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11 mayo 2011

Romper o no romper (el pacto antiterrorista)


En los medios afines a la derecha, el dilema está adquiriendo proporciones hamletianas. Sin embargo, el pacto antiterrorista fue siempre una ficción, un tramoya levantada para encubrir el auténtico pacto: el suscrito entre dos facciones de izquierda que descubrieron que quizá, a pesar de todo, el mundo no era demasiado pequeño para las dos.

Oh, pero en aquel pacto, el de pega, los populares vieron a la diosa democracia cara a cara: las dos fuerzas políticas mayoritarias unidas frente a los violentos. Demasiado bonito, demasiado democrático para ser falso. Al paletismo de (presuntos) neófitos que se gasta la derecha le horroriza pensar siquiera que el PSOE haga frente común con ETA. Y la izquierda coge ese cable al vuelo: ¡el primero que lo diga, ultra! Un nuevo lance en el juego que la izquierda se trae con la derecha desde la transición: ¡baila, baila!

Tiene razón el ultra, Mayor Oreja, cuando dice que el pacto está muerto de hecho, que la ruptura formal es lo de menos. Y Basagoiti tiene razón hasta el 23 de mayo: en el electorado hay mucha gente (voy a decir gente, sin entrar en géneros, para no liarla) a quien le mueve esa clase de resortes emocionales: ¡El PP rompe la unidad de los demócratas! Y, como dijo el profesor Aranguren en sus años de fervor franquista, ¿hay alguien menos libre que el demócrata?...

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10 mayo 2011

Lección magistral


Eugenio Montes (escritor falangista) a Dionisio Ridruejo (idem, jefe de Propaganda con Franco, divisionario azul y, por último, opositor activo al régimen):

Cuando como tú se ha llevado a centenares de compatriotas a la muerte y, luego, se llega a la conclusión de que aquella lucha fue un error, no cabe dedicarse a fundar un partido político; si se es creyente hay que hacerse cartujo, y si se es agnóstico hay que pegarse un tiro.

Citado por Pedro Carlos González Cuevas, "Un retrato político-intelectual de Pedro Laín Entralgo", en Razón española, 166

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09 mayo 2011

Paz y maquiavelismo


Son tantas las sugerencias que aparcen en este breve discurso, que malamente puedo en unas pocas líneas dar idea de su interés. No conozco al autor (Alfonso de Cossío), de ilustre apellido, pero está claro que a partir de ahora buscaré más obras suyas. En el fondo, el tema es el tantas veces apuntado en estas conferencias del Ateneo de Madrid en los años 50, recogidas por Pérez Embid en la colección "O crece o muere": el de la pérdida del centro, es decir el abandono de una visión cristiana del mundo y de la sociedad, iniciado en la Edad Moderna. Pero pocas veces lo he visto presentado con esta clarividencia a la par que pulcritud de estilo. Dedica Cossío una buena parte de su discurso a las utopías políticas, cuyo error está no en tratar de presentar cómo sería una sociedad ideal, sino en su intento de reglamentar ya, ahora, la vida de una nación con arreglo a esos esquemas, que solo son invariables en la ficción, pues la realidad está sometida a múltiples condicionamientos; y, por otra parte, como lúcidamente afirma al final, "el problema de la paz solo lo puede reslover cada uno dentro de sí mismo". Pero, y esta me parece una de las aportaciones más interesantes de Cossío, tampoco nos vale la que podríamos llamar antiutopía maquiavélica, que consiste en actuar como si nada fuera mejorable en el hombre, en sacar el máximo partido de unos vicios que se consideran insuperables, asentando sobre ellos la sociedad.

Nota redactada en marzo de 1999. Parece ser que nuestro hombre se dedicó más bien a temas jurídicos, con excepción de sus obras sobre Quevedo y Cervantes. En todo caso, difíciles de localizar.

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06 mayo 2011

La república (o la democracia) según "nosotros"


Luego de exponer que en los Estados Unidos la mayoría no está por encima de la razón, la moral o la justicia, Alexis de Tocqueville (1835, La democracia en América) ironiza:

Pero nosotros hemos hecho en Europa extraños descubrimientos.

La república, según algunos de nosotros, no consiste en el reinado de la mayoría, como se ha creído hasta ahora, sino en el de aquellos que más favorecen a la mayoría. No es el pueblo quien dirige en esta clase de gobiernos, sino los que dicen saber qué es lo mejor para el pueblo; distinción feliz que permite obrar en nombre de las naciones sin consultarlas y reclamar su agradecimiento mientras se las pisotea. El gobierno republicano es, por lo demás, el único al que hay que reconocerle el derecho a hacerlo todo, y el único también que puede despreciar lo que hasta el presente han respetado los hombres, desde las más altas leyes de la moral hasta las simples reglas del sentido común.


Este hombre valía un imperio, o dos.

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05 mayo 2011

Falange y crisis de la modernidad


Esta teoría le habría gustado a Gonzalo Redondo.

El motivo principal para la fascistización de estos autores [Obregón, Ros, Ximénez de Sandoval, Borrás, Neville] radica en aquel conflictivo "drama de la modernidad" que se agrava en el transcurso de la transformación sociopolítica que se efectúa en el paso de la dictadura a la monarquía y de esta última a la república. Este profundo cambio estructural es experimentado como una crisis existencial sobre todo por parte de los literatos burgueses de la generación joven. ¿Cuáles son, de acuerdo al dictamen de las novelas aquí estudiadas, los síntomas esenciales de la crisis de la modernidad a los que promete dar una solución el fascismo? Tal y como se demostró, la Falange opera en el sentido de una reducción de la complejidad. La heterogeneidad de la experiencia moderna de la realidad se sustituye por una concepción del mundo homogénea reducida a unos pocos conceptos. Frente a la arbitrariedad caótica, el fascismo proclama una jerarquía de valores y fundamenta una nueva forma de comunidad que ofrece al hombre desarraigado de la modernidad un redentor sistema de relaciones. Promete sacar al hombre de su anonimato en la masa, sugiriéndole la confirmación como individuo y un futuro heroísmo. Augura dar un nuevo sentido a la vida, proponiendo, por una parte, modelos de identificación personal y, por otra, un telos histórico-nacional. La "rosa de los vientos" de la vanguardia, que se abría a una realidad polifacética, pero demasiado desconcertante, y que remitía a una lejanía libre, técnicamente experimentable, pero vacía de sentido, da paso al haz de flechas apretadas por el yugo de la Falange.

Mechthild Albert, Vanguardistas de camisa azul

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04 mayo 2011

Muertes de perro


De perro son las muertes, sí, cuando uno no tiene una razón para morir, ni tiene otra para vivir que el poder. De perro es la muerte que uno le da a otro cuando sólo ve en él un competidor en el trepar hacia el mando. El narrador de esta novela, Pinedo, se arroga la función de cronista veraz de los hechos que condujeron al asesinato del dictador Bocanegra y a la consiguiente turbulencia que reina en el país. Pero pronto nos damos cuenta de que Pinedo no es diferente del resto de actores del drama. De hecho, acaaba matando también y su punto de vista no nos es más fiable que el del delfín Requena o el de otros que aparecen recogidos por el cronista. Esa es la ironía de la novela: la voz narrativa no es más que otra parte interesada y, quizá, tanto o más falaz que las otras.

Decía Ayala que no había que quedarse en la visión superficial de Muertes de perro como una simple novela de dictador, sino que su sentido había que buscarlo en los comportamientos de los personajes. Se ha observado también, con razón, que aquí no aparecen las lacras sociales que serían de rigor en una novela de denuncia, sino que vemos sólo la lucha por el poder de los mandatarios. Y en ese sentido lo que aquí se deja ver, más que un caudillismo al uso en Hispanoamérica, es un homo sovieticus, una especie humana despojada de todo horizonte vital que no sea el de imponerse sobre el otro, perros con inteligencia.

Nota redactada en abril del 2007. Que salga aquí coincidiendo con la muerte de Ben Laden es eso, mera coincidencia.

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03 mayo 2011

"El mundo en vilo a la espera de las represalias de Al-Qaeda"


Esperaba que El País hubiese tenido el detalle de titular así hoy. Aquel titular del 2001 ("El mundo en vilo a la espera de las represalias de Bush") ha hecho historia en el periodismo español, como ejemplo de ese peculiar síndrome de Estocolmo que buena parte de Occidente ha convertido en parte de su naturaleza y que tuvo su continuación en el "Osama, mátanos" que algunos proferían a raíz de los atentados. El diario de PRISA desviaba así el dedo acusador hacia la otra parte, hacia la propia víctima, de hecho, ya que prácticamente toda la nación norteamericana hizo causa común con su presidente. Era una piedra en los cimientos del 11-M, cuando media España acusó a su gobierno de haber propiciado la mayor matanza terrorista de su historia.

He de reconocer que yo también llegué a sospechar algo oscuro en el atentado de las torres gemelas. Mi cabeza recalentada por las novelas vio una maniobra para justificar un corte por lo sano en el conflicto de Oriente Medio. Es decir, comulgué con el titular de marras, pero entreviendo no represalias sino una especie de nueva Hiroshima disfrazada de tal. Fue un golpe demasiado espectacular y efectivo, de quitarse el sombrero, si prescindimos de toda consideración moral. Y por entonces no habíamos percibido toda la dimensión de la amenaza islamista. Lo de ayer parece un final de película del Oeste, pero nada ha terminado, claro.

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01 mayo 2011

Optimismo y pesimismo


No se trata [en la moral cristiana] de un optimismo psicológico (el hombre es bueno tal y como es) y de un pesimismo moral (no le pidáis que mejore) -como quieren los naturistas-, sino de un pesimismo psicológico (el hombre no es bueno) y de un optimismo moral (puede mejorar a través de la moral y la religión).

(Nicolae Steinhardt cita a un tal Seillière, al que no tengo el gusto de conocer.)

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