31 diciembre 2009

Cierro hasta Reyes

Ustedes tengan un feliz 2010.

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28 diciembre 2009

La estafa


Una novelita del montón, de un autor que escribe sólo correctamente. Creo que García Viñó está como una regadera, no sólo ahora, que por supuesto, sino cuando escribía que Andrés Bosch era el novelista más importante surgido tras la guerra civil. Lo que es la amistad. El caso es que el tratamiento del tema me parece más bien superficial: el emigrante que espera mejorar de fortuna no sólo material sino vital, y que se ve abocado a la frustración. El emigrar como metáfora de la esperanza, de esa esperanza trascendente que estos días nos ha explicado tan bien Benedicto XVI, y que no se cumple con el mero cambiar de país o de oficio. Ahora que digo esto, caigo en que La estafa puede servir de ilustración de esta encíclica, en el sentido de que nos muestra dónde no está la esperanza. Pero también, con un matiz más positivo, presentándonos al hombre como ser con esperanza, siempre defraudada (cuando la busca uno donde no está) pero siempre resurgiendo. Bosch lo hace con una narración muy cinematográfica, digamos muy a lo nouvelle vague, con mucho protagonismo de los escenarios y diálogos banales. No está mal, pero bueno.


Nota redactada en enero del 2008


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27 diciembre 2009

Real Orden

por la que se establece una sanción mínima de traslado a Somalia y reprobación pública para todo aquel plumífero, comunicador radiotelevisivo o contertulio que fuere sorprendido empleando alguno de los siguientes términos:

-de turno;
-puro y duro;
-a toro pasado;
-quieras que no;
-con mayúsculas (como ponderativo)
-ponerse las pilas;
-mire usted;
-(periodista, escritor, etc) de raza;
-a bote pronto;
-escenificar;
-real entre paréntesis;
-(de tal en tal) y tiro por que me toca;

y otras que serán especificadas en próximos anexos, sin que quepa oponer recurso o apelación.

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23 diciembre 2009

Feliz Navidad


María, que guardó escondida en la paz recogida de su corazón la Palabra viviente... pudo así llegar a ser la madre de la Palabra encarnada.

Joseph Ratzinger, Informe sobre la fe

22 diciembre 2009

Chantaje en Oriente


Pues, señor, les pareció más majo a los ocurrentes editores españoles llamar a esta novela Chantaje en Oriente, cuando la realidad es que su título era "El Levantino" (The Levanter). Qué le vas a hacer. El levantino es un gran empresario, Michael Howell, que actúa por el Mediterrráneo oriental y que sin comerlo ni beberlo se ve envuelto en las operaciones de una banda terrorista palestina y acaba metido en un follón de tomo y lomo. Eric Ambler me vuelve a convencer (lo había hecho ya con La máscara de Dimitrios) por la habilidad de su planteamiento, su dominio de las cuestiones técnicas (que puede abrumar a más de uno, pues les concede un espacio considerable) y lo creíble de las situaciones, de modo que nos parece hallarnos ante un auténtico reportaje, realizado con buena mano. Nada de erotismo y lujo a lo James Bond, nada de peleas espectaculares, y sin embargo el interés de una situación límite está ahí, y nosotros esperando con ansia el desenlace. Con todo, no se trata de un argumento típicamente policial ni de buenos y malos; sí de una historia de buena ley, con la voluntad y el azar jugando a partes iguales.

Nota redactada en diciembre del 2008

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21 diciembre 2009

Ortega decía


que Gabriel Miró era nuestro mejor escritor superficial. Yo diría que es un escritor-chupito. Tal vez no sirva para nutrir, pero qué delicia. Había pensado echarme al coleto Figuras de la Pasión del Señor, enterito. Pero creo que lo degustaré a pequeños sorbos, como se merece. Apurar un buen brandy de cuatro tragos es un desperdicio.

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19 diciembre 2009

Memoria histórica


La clase obrera ha resuelto el problema de la Iglesia sencillamente, no dejando en pie ni una siquiera.

Andrés Nin, La Vanguardia, 2 de agosto de 1936.

(Poco después, "la clase obrera" resolvió también "el problema" del trotskismo. Pero creo que eso le gustó menos.)

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17 diciembre 2009

Las mocedades de Ulises


Álvaro Cunqueiro es un tipo sorprendente. Gran vividor, experto gustador de los placeres mundanos, y sin embargo instalado en otro mundo cuando escribe sus libros: un mundo que deja chico al de La historia interminable de Michael Ende. Cunqueiro es una fuente inagotable de criaturas fantásticas, a cual más peregrina, criaturas con su propia historia a cuestas. Uno puede quedar engañado al principio por los títulos: Ulises, Simbad, Merlín, Orestes. Pero todos estos personajes son también creaciones propias, con más o menos puntos en común con el original. En este sentido, el título de su novela Un hombre que se parecía a Orestes podría aplicarse a las demás: "Un hombre que se parecía a Simbad", "Un hombre que se parecía a Ulises"...

¿Qué decir de este Ulises, que no es sino el hilo de unión de todo el enjambre de criaturas que discurre por la historia? Quizá que es, aún más, el representante de todos nosotros, de la raza humana, al hacerlo Cunqueiro atemporal: es un Ulises cristiano, y sin embargo toda la imaginería pagana está también ahí. Es un Ulises joven que ya empieza su aprendizaje como lo hacía el de Homero, lanzándose al mar y, por tanto, al mundo, sin dejar de anclar profundmente en su tierra de origen, que se llama, aquí también, Ítaca. Y es a la vez un Ulises cotidiano, apegado a los objetos de la labor diaria, a los trabajos y los días. Gallego como su autor, convive con lo mágico sin despegar los pies de la tierra.

Nota redactada en abril del 2004

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15 diciembre 2009

Dead men walking


El mejor barómetro de la educación de un país (déjense de informes PISA) es la calle. Por ejemplo, la calle Gamazo, a la altura de Colmenares, Valladolid, viernes, nueve y cuarto de la noche. Viene un grupo de chicos y chicas, como aquellos de Karina que cantaban Viva la vida y arriba el amor. Sólo que estos emitían ladridos. Literal: gua, gua, gua. A intervalos, se destacaba un solista:

-¡ME CAGO EN...! (La última sílaba se prolongaba como un grito de guerra orco).

Y siempre el coro: ¡GUA, GUA, GUA!

Y de nuevo el solista: ¡ME CAGO EN...!

Y así hasta que los perdí de vista. Era un informe PISA con patas. Era la logse caminando. Era el sueño de Alfonso Guerra ("ni la madre que la parió") hecho cuadro surrealista.

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14 diciembre 2009

Bueno, tan común, tan común...


Lugar común, por lo demás muy exacto, es decir que el cristianismo ha dado a la mujer (tratada, sobre todo en Oriente, como objeto de propiedad) el sentido de su dignidad y de su libertad personal.
Jacques Maritain, Humanismo integral

A ve si se enteran nuestras socialistas, por ejemplo, O el propio jefe del ejecutivo. Dos mil años de discriminación, decía el tío, sin alterársele la ceja.

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12 diciembre 2009

La velocidad de la luz


Pues no desmerece, esta segunda novela de Cercas, de Soldados de Salamina, e incluso estoy por decir que es mejor, porque aquella parecía deudora en exceso de algún reportaje que él hubiera llevado a cabo sobre el asunto Sánchez Mazas y plasmado en novela a falta de otro sitio mejor. Aunque ahora que lo pienso, La velocidad de la luz también tiene mucho relleno de películas sobre la guerra de Vietnam.

Ya se ve que parece imposible hablar de La velocidad... sin referirse a Soldados... Como ésta, se divide en partes bastante heterogéneas pero en modo alguno inconexas. Por un lado está la peripecia de Rodney Falk, excombatiente de Vietnam, algo tópico, pero es un tópico al servicio del propio plan del autor. Por otro lado, la de Cercas, ya que también aquí nuestro hombre crea un otro yo que podría haber sido, con parte de realidad y parte de ficción. Ambos son presa del mal. Rodney probablemente del mal de los otros (y aquí lo de menos es lo acertado o no de los juicios sobre la guerra de Vietnam) y Cercas del mal que está en su propio interior, víctima de la borrachera del éxito, de la que le redime -muy artificialmente- la propia creación literaria.

Nota redactada en diciembre del 2007

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11 diciembre 2009

Oriental Express


Me he enamorado de una chica que toca el haegeum. Y lo siento por el bajista, esa fiera, pero creo que ella le va a robar protagonismo allá donde vayan.

10 diciembre 2009

Desierto


Para la comunidad cristiana hay dos peligros inversos en una época como la nuestra: el peligro de no buscar la santidad sino en el desierto, y el peligro de olvidar la necesidad del desierto para la santidad.


Jacques Maritain, Humanismo integral (1936)


Hoy ambos peligros parecen conjurados (el primero es un prejuicio en el vulgo y el segundo una mala noche en la Iglesia). Pero no deja de sorprender cómo cada renacimiento espiritual (o cultural) ha sido atisbado, y en cierto modo preparado, por mentes privilegiadas.
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09 diciembre 2009

Pasenow o el romanticismo


En el fondo, el drama de Pasenow, como el de muchos otros personajes de esa época (y, por consiguiente, también de sus creadores), es el no haber sabido distinguir lo esencial de lo accidental dentro de la famosa "caída de los valores". Si he comprendido bien el asunto, a Joachim von Pasenow le acomete el escrúpulo a la hora de casarse con Elisabeth y consumar el matrimonio, pues ha traicionado las convenciones de su mundo al enamorarse de la cocotte Ruzena. O todo o nada: o me convierto en el amante de Ruzena y mando al demonio el uniforme, o soy fiel al uniforme y, por tanto, al matrimonio con una de mi clase.

Si oímos hablar a Eduard von Bertrand, el comerciante, el traidor al uniforme y a los valores, nos parece estar ante un hombre de nuestro tiempo, en el que el sentido común se impone ante los convencionalismos agobiantes. Para Pasenow, echar abajo esos convencionalismos significa tirar también por la borda el matrimonio, el honor... (la muerte de Helmuth en duelo tiene mucho de simbólico). Sin embargo, Broch parece ofrecer un rayo de esperanza, esperanza en que Joachim acabe de comprenderlo, gracias a la encantadora Elisabeth y al fondo cristiano del propio Joachim, que viene al final en su ayuda. Mihura planteó el mismo asunto en clave de humor (Tres sombreros de copa), pero sin el rayo final de esperanza. Exquisita la prosa de Broch y delicioso el desafío final del novelista a sí mismo y a los lectores.

Nota redactada en septiembre del 2000

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08 diciembre 2009

Sine labe


Escuché hace poco una homilía imponente sobre el matrimonio de María y José. Se puede hablar mucho acerca de ello y convencer más o menos. Pero de lo que no me cabe duda es de que José era feliz sabiendo que iba a contraer un matrimonio virginal. Con ella, claro.

Inmaculada... Tanto, que el mero hecho de tocarla debía de repeler al pensamiento. Es posible que incluso la cláusula de virginidad, por así decir, le produjese alivio. Y, a la vez, qué dicha, vivir con ella en la salud y en la enfermedad, en la pobreza y en la pobreza, y amarla y respetarla todos los días de su vida...

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07 diciembre 2009

Ma quale idea

Lo importante, me parece, es que ser español (como ser colombiano o polaco) no consiste en querer serlo, o en sentir que se es, o en compartir, o no, una idea de España. La idea de una idea de España se maneja mucho, precisamente, para tratar de obtener con ella una especie de borrado de la realidad en función del cual el hecho de ser español desaparecería ante la existencia de un sentimiento o voluntad de no serlo. La pretensión es tan quimérica como podría serlo la de vivir en el siglo XXIII o la de no querer oír hablar de fútbol, ensoñaciones delicadamente exquisitas pero enteramente sin sentido en este crudo momento de la historia.

José Luis González Quirós, "¿Es una buena idea hablar de la idea de España?", en Cuadernos de pensamiento político, 23

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06 diciembre 2009

La casa de Aizgorri


Una novela con final feliz de un Baroja joven y algo romántico. Curiosamente la historia acaba con una "aurora roja", como el título de una de sus obras posteriores. Aquí está la doncella menesterosa (aunque fuerte) y su paladín; el antagonista que quiere llevarse a la doncella y matar (simbólicamente) a su padre; el médico bueno, el viejo cabezota y patriarcal, la dueña sentenciosa y experimentada... Pero todo ello en una Vasconia perfectamente reconocible. Las espadas y los caballos han sido sustituidos aquí por el espíritu empresarial, el trabajo y el capital. Con todo, el amor sigue siendo motor importante de las acciones. Bueno, la cosa es que la destilería de don Lucio está en quiebra y dos caballeros compiten por Águeda, la hija del dueño: Díaz, líder sindical (el malo), que intenta que un francés se quede con la empresa; y Mariano (el bueno), industrial que suda tinta para comprar la destilería y convertirla en un negocio que no sirva a la degeneración de la raza. Aviso: está en forma dialogada, a lo teatro.

Nota redactada en mayo del 2009

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05 diciembre 2009

El triunfo de Don Juan

No, no es un libro. María Isabel González Roncero define a Don Juan (el de Tirso) como "el hombre capaz de enfrentarse a Dios a través del pecado y lo hace de la forma más simple, desobedeciendo. Pero para ello hay que atreverse, porque el temor de Dios está en el fondo de su actuación que él sabe pecaminosa. Su pecado implica soberbia, pues es desobediencia a Dios y por él se convierte en un ser libre ya que puede hacer el mal si le place". (Per Abbat, 9)

En esta definición subyace esa concepción de la libertad como independiente de la verdad, es decir, de Dios, que Juan Pablo II condenaba en la Veritatis Splendor como una de las desfiguraciones de la moral en nuestro tiempo. Sólo hay una diferencia, quizá, y es eso de que Don Juan "sabe pecaminosa" su actuación. Por lo demás, en la medida en que nuestro tiempo ha erigido la libertad personal como único criterio de actuación, puede decirse que Don Juan ha triunfado al fin, lo que daría al personaje de Tirso un carácter profético.

Pero, ¿ha triunfado también en lo que es su característica más saliente en la memoria popular, es decir, su condición de seductor? Aunque no lo parezca, sí. Pues el efecto más cierto de ese uso vicioso de la libertad hoy entronizado no es otro que la burla de la mujer, a la que se le engaña con una presunta liberación mientras queda convertida en juguete del egoísmo del macho. Como decía Kinsey Millhone, el personaje de Sue Grafton, "no sé a cuántas prostitutas dejamos sin trabajo por repartir favores sexuales en nombre de la libertad. ¿En qué estaríamos pensando?"

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01 diciembre 2009

Una greguería de Pemán

¿Por qué el amanecer de los poetas nuevos tendrá ese tono torturado, tan lejano de los apacibles amaneceres de Virgilio o de Fray Luis?

Muy sencillo: porque Fray Luis o Virgilio cantaban el amanecer del que se levanta, y los poetas nuevos, el amanecer del que va a acostarse.

(En De Madrid a Oviedo, pasando por las Azores)

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